SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Las desigualdades como origen de la crisis

(…) Además de su ataque al movimiento sindical, el neoliberalismo –la ideología de las elites financieras y económicas– impuso las políticas públicas que redujeron los salarios (en EEUU, el salario horario descendió desde el año 1979 al 2007) y el gasto público, incluyendo el gasto público social, que creó un enorme agujero de la demanda. Este agujero alcanzó su máxima expresión en la explosión de las burbujas, y muy en particular de las burbujas inmobiliarias (en EEUU y España). Este descenso de los salarios requirió –a fin de sostener la demanda doméstica– un gran endeudamiento que pasó de representar el 59% del ingreso familiar en 1982 a un insostenible 126% en 2007. El enorme endeudamiento de las familias está basado precisamente en esta reducción de la capacidad adquisitiva de la población, lo cual ha ocurrido también en España.

El descenso de los salarios se hizo a costa del aumento de los beneficios empresariales. Así, los beneficios de las grandes empresas (no financieras) fue, durante el periodo 1979-2007, un espectacular 255%. Estos grandes beneficios que aumentaron espectacularmente las rentas del 1% de la población, se depositaron en bancos que los utilizaron en gran medida en actividades especulativas, facilitadas por la desregulación del capital financiero. En EEUU y en España, las actividades más especulativas eran las inmobiliarias y los fondos de elevado riesgo. Ello fue una de las causas del enorme crecimiento de la banca. La otra fue el ya citado endeudamiento de las clases populares.

Este enorme crecimiento de la banca ha sido muy negativo, y ha sido una de las causas de la enorme concentración de las rentas y del crecimiento de las desigualdades. En realidad, la concentración del propio capital financiero (facilitado por la concentración de las rentas) es una de las características de lo ocurrido y ha sido la causa mayor de la enorme crisis que estamos sufriendo. Es de gran urgencia que tal sobredimensionado sector financiero (que hoy no está haciendo lo que debería hacer: provisionar crédito) se reduzca considerablemente, gravándolo masivamente y exigiendo una acción pública más intervencionista (incluso estableciendo bancas públicas) para garantizar el crédito.

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