Las becas universitarias, un proceso de selección económica

España es actualmente el quinto país con la educación más cara de la Comunidad Europea. El último informe “la Universidad en números” elaborado por la CRUE expresa que “nuestro sistema de becas es uno de los más débiles e insuficientes de Europa y es excluyente”, dejando fuera a 70.000 alumnos cada año por los criterios de selección. La “recuperación económica” de la que habla el gobierno se contradice en los datos.

La paradoja de los números

Según datos oficiales, en los últimos cinco años hay 30.000 becados más, pero un descenso del 24% en la cuantía establecida. Una relación inversamente proporcional, que se agudiza si hacemos un recorrido por los años de la crisis. El recorte total en la cuantía media desde 2007 asciende a 600 euros, y por contra el precio de las tasas de matrícula se ha casi duplicado en las principales Comunidades Autónomas del país como Madrid, Cataluña, Comunidad Valencia o Castilla-La Mancha, que tienen precios medios de grado entre 1.500 y 1.400 euros. Las diferencias autonómicas son enormes, con tasas universitarias hasta del doble de caras en unos territorios que en otros. Como Galicia, Andalucía y Cantabria, con un precio medio de grado de entre 700 y 800 euros.

Desde 2012, el Gobierno se ahorra 70 millones de euros anuales de gasto público en el sistema de becas, mientas se destina 64.098 millones al rescate bancario.

En las últimas declaraciones sobre educación, el actual gobierno dice que “ha aumentado el número de becados” dada la recuperación económica. Pero la realidad es tozudamente opuesta. En España, el 14 país en PIB mundial, se ha dejado de invertir un total de 425 millones de euros en el sistema de becas, “repartiendo las migajas” entre más estudiantes y afectando severamente a los alumnos con menores recursos económicos como aquellas familias con rentas inferiores a 14.000 euros anuales, a quienes se les ha reducido proporcionalmente a menos de la mitad las ayudas concedidas.

Quién paga las cuentas

La comunidad educativa representada por la Conferencia de Rectores de la Universidad en España exige una urgente reforma del sistema de becas y ayudas. Segundo Píriz, presidente de la CRUE denuncia que «Esta situación es incomprensible e injusta», excluyendo a estudiantes que pudiendo matricularse legalmente en estudios universitarios, «se les niega total o parcialmente la posibilidad de acceder a ayudas económicas, lo que sin duda merma el principio de igualdad de oportunidades».

Esta situación de precariedad y exclusión es consecuencia de las reformas que entraron en vigor en el curso 2012-2013 decretadas el ex-ministro de Educación Ignacio Wert. Anteriormente la elección de alumnos becados se basaba en los factores económicos, ahora se combina con un nuevo criterio: la nota media académica. El pasado curso un total del 22% de alumnos fueron excluidos de las ayudas por no alcanzar la nota mínima establecida, 5,5 para las que cubren gastos de matrícula y 6,5 para las becas con ayuda compensatoria. Es un incremento en las exigencias de los estudiantes que ha provocado grandes divisiones de opinión.

Cinco años después de la reforma, el Ministerio de Educación y el gobierno lo muestran como un modelo que incentiva el rendimiento académico, hay un 23% de aprobados en la universidad pública más que en 2008, y solo un 3% en la privada.

Repasemos bien la cuenta, somos los estudiantes quienes la estamos pagando. Nos está costando la desigualdad y exclusión de miles de alumnos cada año, sobre la base de que la educación está orientada al servicio de determinados grupos monopolistas y no de los intereses generales del país.

Una verdadera selección económica, que por supuesto tampoco tiene en cuenta que muchos estudiantes de los que pueden acceder a la educación superior, necesitan trabajar para poder costear la falta de ayudas, quitando tiempo de estudio y reduciendo su rendimiento; creando una situación de “la pescadilla que se muerde la cola”.

Nos encontramos ante una situación de selectividad económica que aumenta, alejando cada vez más la calidad educativa a los jóvenes de las clases populares y trabajadoras. Afectando no solo a sus expectativas, sino decisivamente su futuro, y sobre todo su contribución al futuro del país.

Recordando a Bertolt Brecht, ¡Empuña el libro hambriento, es un arma!

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