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Es sin duda una de las noticias más sorprendentes del Festival de Cine de San Sebastián. Pero también una de las más prometedoras. Zentropa, la mayor productora cinematográfica del norte de Europa, con base en Dinamarca, pero con filiales en Alemania, Suecia, Noruega, Holanda, Italia, Francia, Polonia… ha decidido abrise paso también en la península ibérica, dando pie a Zentropa International Spain, su filial española, destinada a producir en exclusiva cine español… y a dar oportunidades a los jóvenes talentos, sin necesidad de recurrir a las sempiternas subvenciones estatales.
Zentroa nació en Dinamarca en 1992, de la mano del director Lars Von Trier, entonces una de las figuras más prometedoras del cine europeo, pero también una de sus cabezas más lúcidas. A la vez que creaba una obra poderosa y sui géneris, Von Trier creo una productora independiente que le permitiera crear su cine con absoluta autonomía. Hoy 17 años depués, Zentropa no es sólo la productora del cine de Trier, sino la mayor productora escandinava y una de las más importantes de toda Europa. Hasta hoy, ha producido ya 70 películas, algunas de las cuales han ganado los mayores galardones de los festivales de Berlín o Cannes. Sus películas han obtenido cuatro candidaturas danesas a los Oscar. Nadie puede olvidarse de obras maestras como "Celebración" o el ciclo completo de las películas de "Dogma", el movimiento inspirado por el propio Lars Von Trier. En los últimos años, Zentropa se ha centrado ante todo en ayudar a las promesas de distintos países a rodas sus primeros films. Aunque ya es una "maquinaria" de enormes dimensiones, Zentropa sigue siendo una factoría inspirada en los mismos principios que rigen el cine de Lars Von Trier: voluntad de experimentación, novedad, independencia, radicalidad y apoyo decidido al "cine de autor", al cine europeo. La filial española de Zentropa arrancará en mayo de 2010 con una ópera prima: la del realizador barcelonés Marçal Forés. Su idea básica será la de apoyar a los nuevos talentos, pero también el trabajo de autores ya consagrados, como Julio Medem o Iñaki Lacuesta. Y a diferencia de otras productoras españolas, su obsesión no será buscar la financiación pública. Sólo cabe desear suerte a esta iniciativa y esperar que la factoría Zentropa nos ofrezca cine de calidad con sello español tal y como lo ha hecho ya con muchas otras cinemografías. No deja de ser un hecho destacable que, mientras aquí arrecian las críticas al cine español y no deja de hurgarse en la idea de su decadencia y su falta de valor, Zentropa ponga sus ojos precisamente en España y venga a pescar en sus caladeros. Lo que sí es una lástima es que esta brillante iniciativa, una vez más, tenga que llegarnos de Dinamarca.