El Gobierno vasco saca al euskera del "debate" disgregador

El euskera es lengua, no etnia

Isabel Celaá, la consejera de Educación del nuevo Gobierno vasco ha manifestado que «el euskera es muy importante y lo vamos a cuidar al máximo, pero hay que centrarse en todas las demás cuestiones» como son el fomento en la defensa de los derechos humanos para deslegitimar la violencia de ETA, el impulso de una potente polí­tica cientí­fica de I+D+i y el relanzamiento de la universidad pública como puntera en los distintos campos del conocimiento. Es bueno quitarle el euskera como instrumento disgregador al nacionalismo étnico. Es bueno que vuelva a ser una de las dos lenguas oficiales del Paí­s Vasco y no la caracterí­stica étnica de los vascos. Porque es inadmisible la imposición de la lengua con un objetivo disgregador.

El régimen nacionalista, obligatorio y excluyente, había hecho de la imosición del euskera un instrumento de dominio sobre el conjunto de la población, siguiendo el pensamiento étnico del nacionalismo alemán, empleando la lengua como “expresión concentrada de la nación”, utilizándola para reivindicar un Estado propio.Lo que supuso convertir al euskera en una lengua impuesta al estilo franquista. Antes de la transición democrática se prohibía el euskera. Bajo el régimen nacionalista étnico se ha intentado negar que el castellano también sea una lengua vasca. Y lo único que se ha conseguido ha sido el rechazo generalizado, como antes ocurrió durante la dictadura franquista. A partir de ahora, aquel alumno que cumpla determinadas condiciones (como incorporarse al sistema educativo vasco procedente de otras comunidades autónomas y estar de paso en la comunidad) no tendrán obligación de examinarse de euskera. Podrán aprender, si así lo desean, la lengua vasca, pero sin tener obligación de examinarse de ella y, por lo tanto, su expediente académico no se verá perjudicado. Terminando con los intentos nacionalistas de implantar un modelo único en el que la lengua vasca fuera la única vehicular y, así, el castellano quedara relegado a un segundo plano. El máximo avance en el uso social de las lenguas discriminadas durante el régimen franquista en España se dio durante la transición democrática. En ese periodo de cambio de la dictadura franquista a la democracia parlamentaria, la reivindicación del uso de las lenguas discriminadas, en las zonas territoriales españolas donde existía el bilingüismo entre la población, iba unida a la lucha general por todas las libertades fundamentales de los ciudadanos. Por eso, su uso social aumentó de forma muy importante. Iba unido a la libertad. El que ahora no avance el uso social de la otra lengua que no es el castellano en las comunidades bilingües, a pesar de las políticas de imposición, como es especialmente significativo en el País Vasco, es precisamente porque una lengua que se intenta imponer lo único que genera es rechazo social. Hay que avanzar en el camino de promoción de las dos lenguas. Lo que será bueno tanto para el castellano, cuyos hablantes no encontrarán ni barreras ni imposiciones, como para el euskera, que no sufrirá el rechazo social al dejar de ser una lengua impuesta.

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