Exposiciones

La virtud de Ontalba

«Retratos» es la exposición de Jorge Ontalba, que fue inaugurada ayer en el Centro Cultural Campamento de Madrid; fue presentada en Latinarte y después se expondrá en la sala de exposiciones Prí­ncipe de Asturias. Veinticuatro caras conocidas en las que se busca la expresión y la mirada. Centrado en las tendencias artí­sticas de influencia personal en el fotógrafo, este trabajo ha llevado al artista durante tres años a pelearse con el tiempo y con la capacidad de ofrecer del fotografiado. Un arte estático de rincones en movimiento.

Antonio Vega, Fernando Sánchez Dragó, Álvaro Pombo, Antonio Gala, Jaime Urrutia, Carlos Saura, Moncho Borrajo&helli; o Martirio; "cuando pienso en un retrato ya tengo una idea preconcebida de lo que quiero. Y es un reto, porque luego, durante la sesión, pasan cosas y la persona puede darte lo que tú quieres o no. Lo más importante es entenderse con esa persona. Intentar hacer que te cuente lo que tú quieres pero dejar un margen también para que te pueda sorprender". "La idea de estos retratos es que sean sinceros y un poco aislados, intentar sacar a la persona sin más, cómo muy desnuda ante la cámara, captar sus miradas".Durante una década Jorge Ontalba ha trabajado en el material fotográfico de grupos como Mago de Oz o Tierra Santa, produciendo hasta cuarenta portadas para el mercado discográfico.Un buen retrato depende del objeto deseado y del que lo desea. Dice Ontalba que si uno quiere sacar algo de un retrato necesita un acercamiento mínimo, porque “quizás esa persona no quiere darte lo que tú quieres”. Cada disparo permite conocer más, como si se sublimase la íntima sensibilidad y somatizada en la expresión, fuera recogida por la cámara.En la actualidad la fotografía casi recorre todo nivel de medios, desde la cámara más sofisticada hasta el propio mini objetivo de un móvil. Pero siempre depende de la mirada. Y Ontalba mira de forma clara y con admiración, porque los admiraba antes de fotografiarlos.Sólo con la portada dedicada a Moncho Borrajo, Ontalba echó cuarenta disparos. La seleccionada es la expresión de que cada matiz se mueve y es difícil que no remueva se mire donde se mire.Jorge Ontalba busca el ámbito natural de personajes populares y socialmente conocidos. Nada de attrezzo, ni montaje; lo que añade expresividad, credibilidad y el secuestro de la atención del espectador.Para el montaje audiovisual, Ontalba ha contado con la colaboración del músico neoyorquino Moby y con el finísimo toque de sus manos: “Mi interpretación del retrato exige un ejercicio de íntima reflexión y confesión compartida con la persona a quien me enfrento.La insignificancia de un segundo se quiebra en minúsculas fracciones de tiempo que alternan distintos momentos de captura.Unos momentos mejores, otros peores y tan sólo uno entre todos, con virtud.Ese es el mágico instante en que los elementos observados toman orden y forma, creando puntos de luces y sombras en el esmerilado de la cámara.Corazón, cerebro, ojo y dedo índice accionan el seco sonido del obturador.La caja inerte se abre y cierra velozmente como una trampa, enjaulando en sus negras paredes un momento único, congelado por siempre en el tiempo”

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