SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

La ví­bora y el bombero

Mariano Rajoy seguirá al mando del PP se forme o no Gobierno. Será el candidato si se repiten las elecciones y, a pesar de su mayorí­a insuficiente para gobernar y de sus dificultades para lograr apoyos, es el único que ha presentado, de momento, una alternativa al bloqueo que se dibujó después de las elecciones. Perdió muchos votos y diputados pero su partido no discute su liderazgo.

Mariano Rajoy seguirá al mando del PP se forme o no Gobierno. Será el candidato si se repiten las elecciones y, a pesar de su mayoría insuficiente para gobernar y de sus dificultades para lograr apoyos, es el único que ha presentado, de momento, una alternativa al bloqueo que se dibujó después de las elecciones. Perdió muchos votos y diputados pero su partido no discute su liderazgo.

El Partido Socialista podría proponer un pacto con Ciudadanos, un Gobierno de izquierdas con apoyo de minorías de izquierdas y nacionalistas, o formar parte de un Gobierno de unidad nacional o de una gran coalición; pero le ha estallado en las entrañas la lucha por el poder y la división de facciones.

Decía que podría haber tanteado un Ejecutivo con Ciudadanos porque, según algún consejero de Pedro Sánchez, de haber elecciones, el partido de Albert Rivera se iría al carajo, así que le interesa antes un Gobierno que una derrota. Es casi imposible, dados los enfrentamientos y el rencor entre los dos partidos mayoritarios, lograr una mayoría para ofrecerla al Rey. Me dice un dirigente socialista: «Hace falta un Gobierno, el que sea, pero un Gobierno. Una repetición de las elecciones con disolución de las Cortes en marzo, elecciones en mayo y nuevo Gobierno en verano sería un error. Ni Europa ni el euro ni los mercados aguantarían un año de bloqueo».

Podríamos decir, recordando el poema de Cavafis, que Mariano Rajoy les madrugó ciñendo la corona y, a pesar de que llegan los bárbaros, los senadores del PSOE se sentaron sin legislar y se atacaron los unos a los otros. Siendo más llanos, podríamos añadir que, como los galgos del tío Lucas, que cuando aparecía la liebre se ponían a mear, los dirigentes del PSOE dejaron de pensar en la liebre que corre por los jardines de La Moncloa. «El PSOE está ardiendo. La culpa es de Susana, que por tener poder es capaz de todo, incluso de cargarse el partido. No deja de jodernos, es una víbora. Si quería ser líder, que hubiera peleado en las primarias, como hizo Pedro».

Cuando le digo a Carmona que una diputada ha llamado víbora a la presidenta de la Bética, comenta: «Yo creo que Susana es una máquina perfecta. Susana es el PSOE que puede sacarnos del laberinto. Para mí, es una política de ésas que salen una vez cada cien años». Un sector del partido la está triturando. Javier Lambán, presidente de Aragón, ha salido en defensa de Susana Díaz y de Javier Fernández, calificándolos de «referentes» del PSOE: «No dejemos que los insulten y los desprestigien».

Hace falta un acuerdo entre dos o más partidos para formar un Gobierno y evitar las estupideces, como ésa de Fernández Vara, que propone que el Rey se pringue impidiendo que Mariano Rajoy sea candidato. Prefiero al bombero que mandaba antes en Extremadura.

Si siguen así, aquella ingeniosa invención que Iglesias llama «el Régimen de la Transición» -«un proceso de metamorfosis pilotado por las élites del franquismo y de la oposición democrática»- puede desembocar en algo mucho peor.

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