SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

La Troika` aún no cree en la banca española

EL GOBIERNO ha hecho del «lo peor ha pasado» el lema con el que resume su labor en la primera parte de la legislatura. Es cierto que en algunas cuestiones, como la prima de riesgo o la balanza de pagos, hemos mejorado, pero la situación dista mucho de estar controlada. Así lo certificó ayer el FMI –que compone la Troika con el BCE y la Comisión Europea–, en su tercera evaluación del sector financiero español, como parte de la tutela obligada por el rescate bancario. La Troika constata que la reestructuración bancaria marcha según lo previsto en el programa de condiciones impuesto, pero que los riesgos para la economía y el sector financiero «permanecen elevados», por lo que el sector sigue necesitando una «vigilancia proactiva y una estricta supervisión». La nota de este examen no pasa del aprobado raspado, aunque es cierto que el sector ha mejorado respecto al año pasado. Pero queda mucho por hacer y la prueba está en que el crédito sigue sin recuperarse. Ayer conocimos que la financiación a empresas y familias acelera su caída: un 6% interanual en abril, frente al 5,7% de marzo. Los bancos dicen que no conceden créditos porque no hay demanda solvente. Pero si la Troika indica que hay que extremar la supervisión y ve positivo que se impongan a las entidades nuevas provisiones para hacer frente a las refinanciaciones, es que todavía no han saneado lo suficiente sus balances. Asegurarse que lo hagan son los deberes que impone al Banco de España.

Precisamente el crédito y el empleo han vuelto a colocar al regulador en el punto de mira. Como en 2010, cuando Miguel Ángel Fernández Ordóñez hablaba de la necesidad de acometer una reforma laboral que liberalizara el mercado de trabajo, y los líderes sindicales, Méndez y Toxo, le contestaban que se dedicase «a su trabajo». Y otro dirigente sindical mandaba al entonces gobernador «a su puta casa» por opinar sobre la flexibilización de la negociación colectiva. De una forma mucho más educada, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, usó ayer el mismo argumento para criticar que el gobernador actual, Luis María Linde, haya propuesto la eliminación del salario mínimo para estimular la contratación en algunos colectivos. Báñez replicó que «lo mejor que puede hacer el Banco de España por el empleo es ayudar a que llegue el crédito a las empresas y las familias». Si se tratara sólo de influir para que los bancos den crédito, el Gobierno lo tiene fácil al ser dueño de una banca pública formada por Bankia y las otras cajas nacionalizadas. Sorprende que una ministra se una al demagógico coro sindical cuando una de las últimas exigencias de Bruselas es que su departamento presente antes de septiembre un informe sobre las deficiencias de la reforma laboral en el que muchos expertos opinan que habrá que tener en cuenta la propuesta de Linde. Hoy conoceremos el paro de mayo, que se presenta «esperanzador» según Rajoy. Celebraremos que sea así, pero el desplome de la confianza en la economía de los españoles que se ha registrado en mayo indica que las reformas del Gobierno se quedan cortas y no llegan a la sociedad. Y sin confianza no habrá ni aumento del crédito ni generación de empleo.

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