Cierre de Wrigley

La traición de las administraciones

«Con el maletí­n lleno, Wrigley abandona la comarca sin una confrontación polí­tica real y sin importarle cómo la deja en el plano laboral, creyendo que el dinero lo arregla todo» (OSTA, Organización Sindical de Trabajadores Aragoneses). La totalidad de los asistentes a la asamblea de trabajadores de Wrigley de Tarazona, que era casi la totalidad de la plantilla, ratificó las condiciones de cierre de la planta. Todas las exigencias y propuestas para mantener la empresa en funcionamiento han resultado baldí­as. Y la razón ha quedado finalmente clara: era posible, pero también muy grandes las fuerzas que se habí­an conjurado en contra.

En la entrevista del asado 14 de octubre a Isabel Izquierdo, secretaria del Cte de Empresa de Wrigley, ya se apuntaba que no había en la multinacional norteamericana Mars-Wrigley voluntad alguna para continuar con la empresa productora del caramelo Solano, la primera marca del sector en España. Lo que había era, por un lado, mala fe ( en ningún momento la empresa se prestó a discutir sobre "competitividad, inversión, calidad, desarrollo de nuevos productos, reestructuraciones u otras posibles alternativas al cierre" y deslocalización (en cuatro años ha desmantelado la principal empresa española de chicle y caramelo, las que siguen abiertas son las planta en India).Las condiciones que se han aceptado son las siguientes. 53 días por año trabajado más 2.000 euros por año trabajado; la indemnización mínima será de 18.000 euros, que se incrementarán con 2.000 euros por año. Habrá planes de prejubilación para los mayores de 53 años y un programa para intentar recolocar a los trabajadores en la ciudad y su comarca.Según el sindicato OSTA (Organización Sindical de Trabajadores Aragoneses) la actuación de la multinacional es de un auténtico sabotaje social, de desprecio respecto al territorio y a la plantilla, y que la fábrica de Tarazona podría haber tenido viabilidad si la multinacional Mars-Wrigley se hubiera comprometido a mantenerla. Sin embargo, deja meridianamente claro que "la decisión de firmar este acuerdo ha sido difícil, pero viene forzada por las múltiples declaraciones de las diversas administraciones emplazando al comité de empresa a negociar. Tras el conocimiento de que Wrigley quería abandonar Tarazona, todos los entes políticos se posicionaron en contra, pero a medida que ha avanzado el tiempo y de una manera sutil, han ido abandonando el discurso de contundencia hasta quedar diluido, contra la decisión de la multinacional de marcharse… "¿Cuál es el sabotaje más pernicioso, el de la multinacional o el de un gobierno que deja sólo a los trabajadores? ¿A cambio de qué los gobiernos regionales se ponen del lado de las multinacionales y tragan con los cierres? ¿Cuándo dejaremos de oir que "por lo menos, el acuerdo mejora sustancialmente las condiciones de salida de todos los trabajadores"?

Deja una respuesta