Arte

Barroco Español para un mundo en crisis

Que los más emblemáticos artistas españoles de los siglos XVII y XVIII, hayan coincidido alrededor del mundo para inaugurar la temporada museí­stica, dista mucho de ser una feliz coincidencia. Desde Londres hasta Indianápolis, pasando por Madrid, Bilbao o Ciudad de México, este arte sacro inundado de pasión y fogosidad reclama el interés, en un momento en el que destaca lo devaluado del modelo «eurocéntrico», interpretado como el canon anglosajón, protestante y burgués, que ha sido hasta hace poco el dominante. En efecto, frente al puritanismo luterano, racionalista, sobrio e higiénico, la efectista explosión barroca, sensual y brillante, con su probada capacidad para el mestizaje antropológico y formal, supone un contrapunto especialmente versátil e inclusivo, que sorprendentemente rebosa actualidad.

Curiosamente, la rimera institución en hacerse eco de esta “nueva moda”, fue la propia National Gallery Británica. La nueva temporada fue inaugurada en Septiembre con la muestra The Sacred Made Real (Lo Sagrado Hecho Real), que recoge una vasta colección de figuras escultóricas y pictóricas de artistas españoles del periodo barroco. Incluso siglos después de haber sido mostradas en procesiones por las calles de España, su exhibición en una de las más herméticas instituciones británicas, en el corazón de Westminster, causo un sorprendente impacto mediático. Los estremecedores ojos de vidrio, el realismo de las heridas, o la sensualidad de los fibrados torsos desnudos de los santos, casi llegaron a escandalizar a los sectores más puritanos de la sociedad inglesa.Al mismo tiempo, el Indianapolis Museum of Arts, ofrece su muestra España sagrada: Arte y creencia en el mundo hispánico; el LACMA de Los Ángeles, ofrece una retrospectiva de Luis Meléndez, y el Palacio de Bellas Artes de México hace lo propio con El Greco. Cualquier revisión del pasado siempre revela una inquietud del presente, por lo que una fascinación común sobre una cuestión histórica nos sirve como espejo de la actualidad. Precisamente el arte español de este periodo viene historiadamente ligado a la Contrarreforma y al Concilio de Trento. Pero en ningún caso el barroco es únicamente un producto de las luchas de religión, sino que entraña una compleja psicología. Aunque a primera vista pudiera parecer paradójico, el pudor moralista promovió el nacimiento del erotismo posterior, con toda su larga cola de pulsiones sadomasoquistas, fetichismo y otras "perversiones", mucho más evidentes al revisar estas obras hoy en día.Pero si que es cierto que en el siglo XVIII, por primera vez, de forma rotunda, el arte se mostraba como un instrumento de propaganda decisivo, y el barroco, por efectista, era el estilo más adecuado para ello, ya fuera en pintura, en escultura o en arquitectura. Por si fuera poco, el barroco era un estilo idóneo para conjugarse con toda clase de culturas indígenas y su hibridación con ellas logró un éxito tal que tomó un vuelo propio principalmente en toda Latinoamérica, con ricas variantes locales, que se prolongaron, sin pérdida de vitalidad, hasta bien entrado el siglo XIX.Como ocurriera ya en su día, cunado las vanguardias del siglo XX, en cuyo seno la presencia española fue decisiva, promovieron la recuperación del estilo barroco como antecedente del arte transgresor y revolucionario, de nuevo vuelve a captar el interés de los más avispados comisarios. Si España había sido considerada como "un capítulo aparte" de la cultura occidental moderna, entre otras cosas por su orientación anticlásica y antihumanista, ahora esta diferencia es motivo de creciente y estimulante interés. En un mundo en el que se tambalean los valores institucionales y los referentes clásicos, el Barroco hispano resurge de entre las cenizas como elemento de renovadora pasión.

Deja una respuesta