La rebelión de las aulas

Los estudiantes chilenos se movilizan por la gratuidad de la enseñanza y contra el machismo

El pasado 19 de abril ya habían salido en multitudinaria manifestación 120.000 estudiantes por el centro de Santiago de Chile contra el lucro en la educación universitaria. 

Una de las conquistas de la lucha estudiantil fue la aprobación, por parte del gobierno de Michelle Bachelet en la pasada legislatura, de un proyecto de ley por la cual se garantizaba la gratuidad de la enseñanza superior y la imposibilidad de cargos privados de ocupar puestos de responsabilidad en universidades.

Sin embargo, las alarmas empezaron a sonar cuando el presidente conservador Sebastián Piñera, uno de los hombres más ricos de Chile, ganó las elecciones en diciembre de 2017. Piñera eligió como ministro de Educación a Gerardo Varela, abogado famoso por su posición en contra de la gratuidad de la enseñanza: “La solución para la educación no es la gratuidad ni la prohibición del lucro, y menos de la selección y el copago” fueron palabras de Varela publicadas en el periódico El Líbero en agosto de 2017. La Confech (Confederación de Estudiantes de Chile) avisó que estarían bien vigilantes a las acciones del nuevo ministro, y preparándose para movilizarse en caso de que fuese necesario.

Los temores pronto demostraron estar fundados. El 27 de marzo de este año, el Tribunal Constitucional de Chile declaraba inconstitucional el artículo 63 del proyecto de ley de Michelle Bachelet, por el cual se garantizaba la gratuidad de la enseñanza universitaria.

Desde el primer momento, los estudiantes chilenos salieron a la calle para exigir la nulidad de la decisión del Tribunal Constitucional y para defender la educación superior de la intromisión y dominio del capital privado. Pero esta marcha no se hizo por la gratuidad de la enseñanza superior, sino que también se ha unido a las reivindicaciones de las mujeres contra el abuso y contra una educación patriarcal.

La “rebelión cultural contra el patriarcado”

El 17 de abril, estudiantes del círculo de mujeres de Antropología de la Universidad Austral de Chile (UACh) tomaron la Facultad de Filosofía y Humanidades contra casos de abusos sexuales que se daban por los profesores de dicha universidad. 

A los días siguientes, los estudiantes también tomaron el Edificio Emilio Pugin de la Facultad de Ciencias de la UACh (23 de abril) y la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile (30 de abril) entre muchas otras. 

La lucha contra el machismo tiene su germen en las protestas de abuso sexual a estudiantes por parte de dos profesores de la Universidad de Chile en 2016. Esa acción empezó a desencadenar una serie de demandas contra profesores universitarios por acoso, hasta llegar a las denuncias de 40 casos de abusos de profesionales docentes a mujeres estudiantes en 2018.

Entre los casos más sonados se encuentra Carlos Carmona, profesor de Derecho Administrativo y expresidente del Tribunal Constitucional, que en agosto de 2017 acosó sexualmente a una estudiante ayudante. La víctima lo denunció, pero la universidad se limitó a suspenderlo por tres meses, lo que despertó la indignación de todo el alumnado. 

Organizaciones de estudiantes de hasta 22 universidades chilenas han participado en movilizaciones de lucha contra el abuso a las mujeres y en defensa de sus derechos.

Ya han cosechado sus primeros éxitos. Para empezar, han logrado que la universidad pague los atrasos que debía a las empleadas subcontratadas más precarizadas, en su mayoría mujeres. O la depuración de los profesores demandados por acoso en las universidades. El gobierno de Piñera se ha visto obligado a presentar una “Agenda Mujer” contra la violencia de género. Mientras, el ministro de Educación Varela, autor además de una serie de declaraciones machistas, ha sido relegado a un segundo plano institucional. Su presencia es ya veneno para la taquilla.

Las organizaciones estudiantiles y feministas no se conforman y siguen con las movilizaciones. Al cierre de esta edición están convocadas para los días 9 y 10 de junio Encuentro de Mujeres Autoconvocadas, donde representantes de las organizaciones estudiantiles y en favor de los derechos de la mujer de todo el país se van a reunir para discutir los siguientes pasos a seguir.

Ante toda esta oleada de movilizaciones, se utilizan términos como “nueva ola feminista” o “rebelión cultural contra el patriarcado” en Chile. El éxito de la huelga general argentina en el día de la mujer trabajadora de 2017 y el movimiento #MeToo que estalló en octubre del mismo año han dado un impulso definitivo a esta lucha. Las movilizaciones del 8 de marzo de 2018 en todo el mundo han dado un empuje mayor. Y en particular, ha sido también importante la influencia que ha tenido el triunfo de la huelga general del 8M española en gran parte de Iberoamérica.

La batalla por los derechos de la mujer está íntimamente ligada a la lucha por una educación pública y de calidad. No se puede garantizar una educación gratuita y avanzar en la lucha de los derechos de las mujeres si la educación está en manos de la banca y los monopolios. Los estudiantes chilenos han comprendido que ambas luchas se complementan y su unidad los hace imparables

 

 

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