El "caso Snowden" y el espionaje masivo de EEUU al planeta:

La rebelión contra el Gran Hermano imperial

«United Stasi of America». Así­ califica a EEUU Daniel Ellsberg, el periodista norteamericano que filtró en 1971 los Papeles del Pentágono. Si a alguien le parece excesiva la identificación de Washington con la temida policí­a polí­tica de la Alemania Oriental, deberí­a conocer lo que el «caso Snowden» ha desvelado. Gracias a las filtraciones de este ex empleado de los servicios secretos norteamericanos, sabemos que Washington practica un espionaje masivo sobre todo el planeta. Nadie se libra de los tentáculos del Gran Hermano imperial. Ni siquiera Alemania. Pero en el pecado está la penitencia. Y EEUU ha visto como el escándalo le estalla en las manos. Snowden se ha dirigido a paí­ses sobre los que Washington tiene poca o nula capacidad de intervención «como Rusia o China-, o a otros «como Ecuador- que hacen bandera de su autonomí­a. La superpotencia tropieza con los lí­mites a su poder. Y esta es una buena noticia para todos.

Edward Snowden era un secreto agente de la CIA y de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) norteamericana. Sabemos de su existencia porque decidió exiliare para denunciar que “el gobierno de los EEUU destruye la intimidad, la libertad de internet y las libertades fundamentales con una máquina de vigilancia que está construyendo en secreto”.

Gracias a su confesión sabemos que EEUU, a través del programa Prisma, a los correos electrónicos, búsquedas de internet, archivos enviados y conversaciones online de cualquier ciudadano, en cualquier lugar del mundo. «Washington sigue conservando mucho poder –que le permite construir una red de espionaje global-, pero se enfrenta a una respuesta cada vez más multitudinaria y efectiva»

El programa genera unos 2.000 informes al mes. Cerca de 77.000 expedientes se han nutrido de información personal de ciudadanos conectados a la red.

Cada vez que te conectas a internet, el Gran Hermano te está vigilando desde Washington.

Pueden hacerlo por su control monopolista de las redes de internet. Nueve de las más importantes compañías de internet -Microsoft, Yahoo, Google, Facebook, Pal-Talk, AOL, Skype, YouTube y Apple-, todos ellos grandes monopolios norteamericanos, participaron en el programa global de espionaje.

No debe sorprendernos. La imbricación de los monopolios con el Estado es tal que quien fue hasta 2010 responsable de la seguridad privada de datos de los usuarios de Facebook trabaja ahora para la Agencia de Seguridad Nacional norteamericana.

Pero, sobre todo, el espionaje global norteamericano no es más que una expresión de las redes globales de intervención desplegadas desde Washington.

Y que abarcan a todo el planeta. También a otras potencias imperialistas, como Alemania.

Según el semanario germano Der Spiegel, EEUU almacena mensualmente unos 500 millones de comunicaciones telefónicas o por internet en Alemania. El punto más intensamente controlado por Washington es Fráncfort, capital banquera y financiera de la UE.

Washington incluso espió –no a través de internet, sino físicamente, colocando micrófonos en varias oficinas de la UE- a altos organismos comunitarios en Washington y Bruselas.

¿Queda todavía alguna duda de quién manda en el mundo?

Para poder ejercer este grado de espionaje en territorio europeo, Washington ha debido contar con la colaboración de los servicios secretos locales –o de miembros de ellos-, unidos desde la IIª Guerra Mundial por un cordón umbilical a EEUU.

Así funcional el mundo. Estas son las redes de intervención global de la superpotencia norteamericana, de las que el “caso Snowden” es sólo la punta del iceberg.

En los documentos secretos de Washington divulgados, se desvela un plan de intervención global. Solo Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda y Australia –satélites yanquis sin voluntad política autónoma, y sobre los que, por tanto, no es necesario ejercer ninguna vigilancia- son excluidos de la lista de objetivos del espionaje masivo. Otros 30 Estados son declarados objetivos prioritarios. Alemania, orgullosa cabeza de la UE, aparece junto a Irak o Arabia Saudí. Es más, Berlín, dada su importancia, soporta una mayor injerencia por parte de EEUU que Francia.

Si este es el grado de intervención norteamericano sobre Alemania o la UE, grandes centros de poder mundiales… ¿qué no ocurrirá en otros países?

Pero el “caso Snowden” no solo revela las capacidades norteamericanas. También sus límites, en un mundo donde cada vez más países emergentes alcanzan cotas de autonomía.

Snowden solicitó asilo en Hong Kong, bajo jurisdicción china. Más tarde recaló en la zona internacional del aeropuerto de Moscú.

En ambos casos, Washington ha “pinchado en hueso”. Ante dos países donde no dispone de la capacidad de intervención que sí disfruta en Alemania. Y cuyo peso económico y político en el mundo –a un nivel muy diferente- no cesa de aumentar.

A pesar de las presiones norteamericanas, reclamando una extradición de Snowden, Pekín y Moscú se han mantenido firmes.

Y no solo pueden hacerlo grandes potencias como China o Rusia. También pequeños,pero orgullosos y soberanos países como Ecuador.

Cuando Quito se decidió a estudiar la petición de extradición presentada por Snowden –bajo el ruego de que “en mi país es improbable que reciba un juicio justo,corriendo el riesgo de cadena perpetua y muerte”-, Washington “pidió explicaciones” a Ecuador. La respuesta de Rafael Correa, presidente ecuatoriano, no admite dudas: “Ecuador ya no es el patio trasero de EEUU. Mi país es soberano, no somos colonia de nadie”.

El “caso Snowden” es también una radiografía de la correlación de fuerzas mundial. Y en ella salimos ganando los pueblos del mundo, y pierde la superpotencia norteamericana.

Washington sigue conservando mucho poder –que le permite construir una red de espionaje global-, pero se enfrenta a una respuesta cada vez más multitudinaria y efectiva.

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