Chipre

La rebelión contra el «corralito» sacude Europa

En un pequeño paí­s como Chipre se está jugando el destino de Europa. Dilucidando si Berlí­n y Washington pueden saltarse las propias leyes europeas para imponer un «corralito» a los pequeños ahorradores en un paí­s miembro de la UE. Dando una nueva vuelta de tuerca al saqueo que condena a la pobreza a millones de personas. Y también se deciden «claves geopolí­ticas» del nuevo reparto del poder mundial, relacionadas con la intención nada disimulada de cortar el paso a la creciente influencia rusa en un enclave estratégico del Mediterráneo Oriental.

El presidente chipriota, Nikos Anastasiadis, emitió el pasado domingo un “dramático” mensaje televisado. Exigía la aprobación inmediata del plan negociado con Angela Merkel, que imponía a los pequeños ahorradores la pérdida de entre el 6,75% y el 10% de su dinero depositado en los bancos. Amenazando con el caos y la quiebra del país en caso contrario. «Si Merkel y el FMI imponen este precedente en Chipre… ¿Qué no serían capaces de hacer, por ejemplo, en España?»

Pocas horas después, ni uno solo de los 56 diputados del parlamento chipriota votaban a favor de aceptar el plan impuesto por Bruselas. Ni siquiera los del partido en el gobierno, que se abstuvieron. Los 36 diputados restantes dieron un rotundo no.

Ya se contaba con el rechazo del principal partido de la oposición, el comunista Partido Progresista de los Trabajadores. Pero no se preveía que el presidente del parlamento, un socialdemócrata, denunciara que “la UE trata de que Chipre vuelva a ser un país de soberanía limitada, un Estado neocolonial”. Ni que los ocho diputados del Partido Democrático, que hasta ahora apoyaba al gobierno votaran no en bloque, bajo la consigna de que “no aceptamos ser los parias de Europa”.

La indignación entre los chipriotas contra las imposiciones de Merkel y el FMI es absoluta. Obligando al gobierno y a todos los diputados a decir no. Justo en el momento de la votación, en las puertas del parlamento una multitud gritaba “Nos negamos a ser marionetas de Alemania” y “Troika, fuera de Chipre”. Y en las últimas encuestas, el 91% de los chipriotas se negaba a aceptar el chantaje de la U.E.

¿Cómo es posible que lo que suceda en un pequeño país como Chipre esté provocando una aguda crisis en la U.E?

En primer lugar, Chipre es el “laboratorio” escogido por Washington y Berlín para elevar el grado del saqueo y la intervención sobre el resto… también sobre España.

Las leyes europeas, que teóricamente obligan a proteger todos los depósitos bancarios por un valor inferior a los 100.000 euros, pueden ser “pulverizadas”. Washington y Berlín ya no solo quieren que paguemos la factura de sus bancos liquidando la sanidad y la educación públicas, arramblando con las pensiones o “jibarizando” nuestros salarios. Ahora han advertido a todos los países que también pueden “meternos la mano en el bolsillo” y robarnos nuestros ahorros.

La negativa del parlamento chipriota a aceptar el diktat de Berlín y el FMI ha puesto en marcha toda la “maquinaria de presión” de Bruselas. El BCE amenaza con no proporcionar la liquidez que la economía chipriota necesita hasta que no se acepten sus condiciones. Y la Comisión Europea han exigido a Nicosia que “se invente un plan, prácticamente no importa cual”, pero que incluya la “confiscación” 5.800 millones de euros a los ahorradores locales.

Si Merkel y el FMI imponen este precedente en Chipre… ¿Qué no serían capaces de hacer, por ejemplo, en España?

La segunda razón que explica por qué Alemania –con el apoyo cerrado de EEUU, a través del FMI- ha escogido Chipre para dar el golpe está a miles de kilómetros de distancia, en Moscú.

Rusia tiene entre 15.000 y 20.000 millones de euros depositados en bancos chipriotas, aprovechando las favorables condiciones que ofrecen. Ya concedió en 2011 un “préstamos” de 2.500 millones a Chipre, y la influencia rusa en la isla no cesa de crecer.

El ministro de finanzas chipriota está en Moscú negociando un “plan de ayuda” al margen de la UE. Según algunos medios, las “contrapartidas” que Nicosia ofrece a Moscú podrían incluir la venta de derechos sobre las reservas de gas o activos financieros… e incluso se ha especulado con la sorprendente posibilidad de que Chipre permitiera la instalación de bases militares rusas en su territorio.

Chipre es un enclave estratégico del Mediterráneo Oriental, que es también la “puerta de entrada” al Oriente Medio y Próximo, una de las zonas más sensibles.

Washington no puede permitir que una potencia emergente como Rusia gane influencia, no sólo económica, sino también política, en uno de los puntos estratégicos del planeta.

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