La realidad se impone a los sueños de Zapatero

«Si hoy hubiera elecciones generales, los socialistas lograrí­an el 33,8% de los votos, mientras que el PP se situarí­a en un 46,4%. Obviamente, Mariano Rajoy tendrí­a mayorí­a absoluta, pero tan importante como este dato es la magnitud histórica de la diferencia que refleja el sondeo. El PSOE de Zapatero se ha desplomado hasta situarse tres décimas por debajo del suelo electoral de Almunia en las elecciones de 2000 -tuvo el 34,16% de los votos-, cuando los socialistas se quedaron con 125 diputados.»

El hundimiento del PSOE vaticinado or los sondeos desde hace ya varios meses trae consigo una consecuencia asociada y, también, lógica: la remontada de Izquierda Unida. Pasaría del 3,8% de los sufragios que consiguió en marzo de 2008 al 6,1% que lograría ahora. Buena parte de estos votantes son defraudados por la política de Zapatero. No obstante, Izquierda Unida no consigue ni de lejos aglutinar el voto masivo que huye de la apuesta socialista. El PSOE pierde 10 puntos en relación con las elecciones generales: una parte de éstos se refugia en IU, otros, los más identificados con el centro, se pasan al PP y a UPyD, el partido liderado por Rosa Díez. Y el resto, que son una mayoría, parecen anunciar su intención de no acudir a las urnas. (EL MUNDO) PÚBLICO.- Quienes hayan leído en la agencia Bloomberg el reportaje de cómo Google evita pagar casi un 98% de sus impuestos con un alambicado pero legal trasvase de fondos desde Irlanda a Holanda con destino final en las Bermudas, habrán podido vomitar a gusto al recordar cómo los líderes mundiales iban a insuflar ética al capitalismo y acabar con los paraísos fiscales. Mientras estas grandes corporaciones evitan pasar por caja, sus directivos, tipos que, por lo general, van al médico de cabecera en jet privado, no dejan de darnos lecciones sobre cómo salir de la crisis, un recetario que siempre incorpora como primer plato el desmantelamiento del Estado del Bienestar. Sus argumentos derrochan lógica: con lo poco que se ingresa y lo mucho que ellos defraudan, no hay quien pague el frenadol a los abuelos, que además ahora viven más que las tortugas. Editorial. El Mundo La triste realidad se impone a los sueños de Zapatero Los españoles parecen inmunes a los intentos de Zapatero de recuperar el fuelle político. A pesar del cambio de Gobierno, la encuesta de Sigma Dos-EL MUNDO que hoy publicamos es demoledora para el PSOE, ya que la brecha que le separa del PP es cada vez más profunda hasta situarse en 12,6 puntos. Si hoy hubiera elecciones generales, los socialistas lograrían el 33,8% de los votos, mientras que el PP se situaría en un 46,4%. Obviamente, Mariano Rajoy tendría mayoría absoluta, pero tan importante como este dato es la magnitud histórica de la diferencia que refleja el sondeo. El PSOE de Zapatero se ha desplomado hasta situarse tres décimas por debajo del suelo electoral de Almunia en las elecciones de 2000 -tuvo el 34,16% de los votos-, cuando los socialistas se quedaron con 125 diputados. El presidente cambió el Gobierno para intentar frenar la sangría, pero a juzgar por los resultados del sondeo, no parece que el nombramiento de Rubalcaba como vicepresidente y portavoz haya entusiasmado en exceso a los españoles. Tampoco los electores han sido sensibles, sino todo lo contrario, al optimista discurso de Zapatero sacando pecho del acuerdo de Presupuestos con el PNV y CC que le garantiza la estabilidad hasta 2012. El presidente presumió ayer ante el Comité Federal de haber acertado con su cambio de Gobierno y anunció una próxima «agenda social» para evitar desigualdades. ¿Cómo piensa financiarla? Como bien dijo Rajoy en la Convención del PP de Madrid, «la triste realidad tritura sus palabras. Nos deja 267.000 millones más de deuda para luego recortar derechos sociales y subirnos los impuestos». Aunque la realidad no sólo desmiente al presidente en su gestión económica. Dado que los cambios en el Gobierno son consecuencia de las exigencias de los barones del partido, el Comité Federal era el escenario adecuado -como ha sucedido siempre- para un cierre de filas en torno al presidente y para sacar pecho de forma colectiva ante el teórico nuevo impulso político del Gabinete. Sin embargo, algunas voces autorizadas, como los presidentes de Extremadura y Castilla-La Mancha cuestionaron su forma de ejercer el liderazgo. Fernández Vara y José María Barreda respaldaron los cambios de ministros, pero le echaron en cara el nombramiento a dedo del nuevo secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias. «No estamos sólo para recibir instrucciones», llegó a decir Barreda. Lo que empiezan a cuestionar los barones, pues, es al propio presidente. Frente al descalabro electoral y al cuestionamiento interno, parece infantil estirar la polémica sobre las groserías del alcalde de Valladolid -la ministra de Cultura se negó ayer a saludar a León de la Riva y suspendió su asistencia a la inauguración de la Seminci- e intentar convertir en un delito las opiniones, por soeces que sean, acerca de sus ministras. El Comité Federal tras respaldar la candidatura del alcalde tránsfuga de Benidorm, lo cual es una auténtica vergüenza política- aprobó una resolución en la que asegura que adoptará «las medidas judiciales necesarias» ante «la ola de comentarios y manifestaciones sexistas y machistas de miembros del PP y de personajes ligados a determinados medios de comunicación». ¿A dónde van por ese camino? ************************ Encuesta El PP aventaja en 12,6 puntos a PSOE tras la crisis de gobierno Marisa Cruz Descalabro total. Sigue siendo la frase que mejor define el batacazo que le esperaría al PSOE en unas elecciones generales si los españoles fueran mañana a las urnas. Hasta 12,6 puntos le sacaría el Partido Popular, lo que supone ampliar la gran ventaja -10,5 puntos- que ya constataba la anterior encuesta de EL MUNDO realizada la pasada primavera. Ahora, los resultados del nuevo sondeo de Sigma Dos para este periódico, realizado tras la remodelación del Gobierno de Zapatero, demuestran que la debacle electoral que pinta para los socialistas no deja de consolidar sus perfiles. Si los comicios se celebraran mañana, el partido de Mariano Rajoy conseguiría un desahogadísimo resultado con el 46,4% de los votos, en tanto que el Partido Socialista se hundiría con un 33,8%. El porcentaje victorioso de Rajoy se acerca cada vez más al mayor conseguido nunca en democracia por un partido ganador: el histórico 48,11% de los votos con el que Felipe González arrebató el Gobierno a la UCD en las elecciones de 1982. Pero, volviendo al presente, ya antes del verano todo apuntaba a un PP que empezaba a instalarse en los pronósticos de mayoría absoluta -ya la logró hace 10 años con Aznar, con un 44,52% de los votos, casi dos puntos menos que los que obtendría ahora Rajoy-, y a un PSOE rozando la línea roja de los 125 diputados con que les dejó el convulso liderazgo de Joaquín Almunia en las elecciones de 2000, cuando obtuvo el 34,1% de los votos. ¡Y eso era con 10 puntos de diferencia! Ahora, la distancia entre ambos crece un 2,6% más, hasta casi alcanzar los 13 puntos de ventaja. Ya no se puede aplicar, además, la máxima de que la brecha se debe a que el PSOE cae pero en realidad el PP no despega. Eso sería suavizar mucho el panorama y minusvalorar en demasía la fuerza de los de Rajoy para captar nuevos votantes. Los populares, a juzgar por los datos que se desprenden del sondeo, realizado los días 20 y 21 de octubre, lograrían mejorar su resultado de las pasadas elecciones generales, las de marzo de 2008, en 6,5 puntos, que no es poco. Así, pasarían del 39,9% de los votos que recabaron entonces al 46,4% que cosecharían ahora. Sin embargo, y aunque el despegue del PP es nítido, debe reconocerse que no tiene parangón con el desplome del PSOE, y ello a pesar de la inyección de ánimo que el cambio del equipo gubernamental puede haber insuflado en muchos votantes del Partido Socialista. La formación que hoy gobierna España bajo el liderazgo de José Luis Rodríguez Zapatero descendería nada menos que 10,1 puntos desde la cota que alcanzó en los comicios generales de hace dos años y medio. Entonces, en marzo de 2008, logró el 43,9% de los sufragios, hoy sólo conseguiría el 33,8%. Y vuelta a la comparación con el desastre electoral de Joaquín Almunia: en 2000, el PSOE recabó un 34,16% de las papeletas, tres décimas por encima del panorama al que se enfrenta en la actualidad. Aunque sólo resulte indicativo, porque el reparto de escaños depende de la distribución territorial del voto, baste decir que en el año 2000, los populares, con un porcentaje menor que el que obtendría hoy Rajoy, ocuparon 183 escaños, es decir, la mayoría absoluta del Congreso, en tanto que los socialistas, con una cosecha algo superior a la que hoy tendrían, se hundieron con 125 diputados. Estas perspectivas negras son de sobra conocidas en el propio PSOE y en el Gobierno. Zapatero, con las encuestas en la mano, ha puesto en marcha la máquina del cambio, tanto en el partido como en el Ejecutivo. La reciente remodelación gubernamental tiene un fin: cambiar el signo electoral en la medida en que se pueda. Por lo menos, debería servir para salvar al PSOE de despeñarse literalmente en las próximas elecciones generales. Ante este panorama, el presidente del Gobierno ha optado por jugar las cartas a la desesperada. Ha logrado un acuerdo, caro eso sí, con los nacionalistas vascos y con Coalición Canaria para lograr estabilidad parlamentaria. Y después, con un colchón de 18 meses por delante, ha disparado la última bala que le quedaba en la recámara para recuperar el pulso ciudadano, levantar el ánimo de los suyos y plantar batalla al PP: Alfredo Pérez Rubalcaba, político de la vieja escuela y peso pesado del socialismo, se encargará de intentar torcerle el brazo al destino. Aseguran los expertos en demoscopia que una vez abierta una brecha de más de ocho puntos, resulta prácticamente imposible cambiar el signo de las cosas. Frente a esta teoría, los socialistas se amarran al precedente de 1993, cuando González, acosado ya desde todos los frentes, consiguió casi lo imposible: volver a hacerse con el triunfo frente a Aznar. Es cierto, pero no lo es menos que la victoria pírrica sólo sirvió para que el Ejecutivo malviviera hasta 1995 y el partido se deslizara por el tobogán del desastre. Zapatero, un hombre frío en política, de pulso férreo a la espera de atestar el golpe, se ha revelado como un experto en la medición de tiempos aunque estos siempre sean a corto plazo. Con esta táctica ha logrado hasta la fecha renacer de las cenizas en varias ocasiones. Ahora, sin embargo, huele a final. La última remodelación del Gabinete así lo indica. Tal y como advirtió el nuevo vicepresidente y portavoz del Gobierno, la estrategia pasa por sacar confianza de donde no la hay y pedir a los ciudadanos esperanza cuando apenas queda tiempo. Para el Ejecutivo, en palabras de Rubalcaba, el plan consiste en jugárselo todo a la confianza, sin prestar atención ni a cuadros macroeconómicos, ni a indicadores, ni a gráficas financieras. Todo hay que apostarlo a la fe. IU emprende la remontada El hundimiento del PSOE vaticinado por los sondeos desde hace ya varios meses trae consigo una consecuencia asociada y, también, lógica: la remontada de Izquierda Unida. La encuesta de Sigma Dos para EL MUNDO anuncia un incremento de 2,3 puntos en la intención de voto para IU respecto de las elecciones generales de 2008. El salto no es pequeño. De hecho, la formación de izquierda engordaría el número de sus votantes casi un 60% en relación con los últimos comicios generales. Así pasaría del 3,8% de los sufragios que consiguió en marzo de 2008 al 6,1% que lograría ahora. Evidentemente, buena parte de estos votantes son defraudados por la política de Rodríguez Zapatero. No obstante, Izquierda Unida no consigue ni de lejos aglutinar el voto masivo que huye de la apuesta socialista. El PSOE pierde 10 puntos en relación con las elecciones generales: una parte de éstos se refugia en IU, otros, los más identificados con el centro, se pasan al PP y a UPyD, el partido liderado por Rosa Díez. Y el resto, que son una mayoría, parecen anunciar su intención de no acudir a las urnas. Unas elecciones ahora depararían también una subida muy importante de la formación encabezada por la ex socialista Rosa Díez, que desde su estreno en la contienda electoral no ha abandonado su carrera ascendente. La encuesta vaticina para UPyD un incremento del voto de casi el 50% en relación con las elecciones de 2008. De esta forma, Rosa Díez y su partido pasarían del 1,2% de los sufragios recabados en marzo de 2008, al 1,9%. Por lo que respecta a las dos grandes formaciones nacionalistas -CiU y PNV-, el sondeo preconiza la estabilidad. Los catalanes a nivel nacional aumentarían su bolsa de votantes en tres décimas, pasando del 3% que lograron en las pasadas generales a un 3,3%. Los nacionalistas vascos por su parte subirían una décima, saltando del 1,2 al 1,3% de los sufragios. Los republicanos catalanes de ERC serían, junto con el PSOE, la formación con saldo más negativo. Ellos caerían dos décimas en las urnas descendiendo del 1,2% logrado en 2008 a un 1%. EL MUNDO. 24-10-2010 Opinión. Público Google, Bermudas, impuestos, buscar J. C. Escudier Quienes hayan leído en la agencia Bloomberg el reportaje de cómo Google evita pagar casi un 98% de sus impuestos con un alambicado pero legal trasvase de fondos desde Irlanda a Holanda con destino final en las Bermudas, habrán podido vomitar a gusto al recordar cómo los líderes mundiales iban a insuflar ética al capitalismo y acabar con los paraísos fiscales. Por si les ha quedado algo en el estómago, les extracto unas declaraciones que el patrón del buscador, Eric Schmidt, hacía en 2006 a la periodista Patricia Fernández de Lis sobre los ejecutivos de la compañía: “No han venido a Google a hacer dinero, sino a cambiar el mundo”. El caso es que Google se habría ahorrado en tres años 3.100 millones de dólares en impuestos –su parte alicuota en España-, lo cual no deja de ser una simple anécdota ya que, como es natural, los asesores fiscales de la multinacional son muy listos, pero no más que los del resto de las multinacionales, y si, por casualidad, no son capaces de establecer un itinerario desde Holanda a las Bermudas, unas islas mágicas donde desaparecen por igual los aviones y la pasta, bien pueden montar un tour por Panamá o Belice, que también son el paraíso de cualquier golfería. Mientras estas grandes corporaciones evitan pasar por caja, sus directivos, tipos que, por lo general, van al médico de cabecera en jet privado, no dejan de darnos lecciones sobre cómo salir de la crisis, un recetario que siempre incorpora como primer plato el desmantelamiento del Estado del Bienestar. Sus argumentos derrochan lógica: con lo poco que se ingresa y lo mucho que ellos defraudan, no hay quien pague el frenadol a los abuelos, que además ahora viven más que las tortugas. Como el tal Schmidt tiene un buscador muy eficaz sabrá que aquí hasta hace dos telediarios los ricos podían montar una Sicav con más ventajas que en Andorra pero sin tanto frío, y que a los evasores fiscales Hacienda no les cita en la comisaría para que expliquen por qué tienen cuentas millonarias en Suiza o en Liechtenstein sino que les da un plazo para que regularicen su situación. Los demás usamos Google para informarnos sobre los trabajos del G-20, reunido esta vez en Corea. Está costando esto de refundar el capitalismo, así que tengamos a mano el Primperan por si nos vuelven las náuseas. PÚBLICO. 24-10-2010

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