Entrevista a Mohamed Salem

La Pasionaria saharaui

Al cierre de la edición Aminatu Haidar lleva 48 horas en huelga de hambre. Una premiada y reconocida activista saharaui, un ejemplo querido por todo su pueblo, que sufre la desvergüenza del gobierno español actuando como «mamporrero» de la polí­tica francesa y ejecutor de la lí­nea de aislamiento y represión marroquí­.

Desués de dos días en huelga de hambre y sin ninguna noticia por parte del gobierno español, Aminetu no sabe cuánto va a durar esta situación, cuánto va a tener que aguantar. Al cansancio acumulado y lo que lleva sin comer se suma la incertidumbre. Pero su determinación es inequívoca, quiere volver a su tierra, “aunque sufra la persecución o el encarcelamiento, pero ella quiere estar allí, en su tierra”. Mohamed Salem, representante del Frente Polisario en Canarias, nos atiende desde el aeropuerto de Lanzarote. “Aminetu ha decidido no hablar ni con los suyos. No puede desperdiciar ni un gramo de energía”. Moratinos estaba al corriente “Aminetu Haidar regresaba de Nueva York de recoger el Premio Coraje Civil ’09, otorgado por la Fundación Train. Dio algunas conferencias, acudió a una visita médica a Sevilla, y cogió un vuelo para El Ayiún”. Hasta aquí todo coincide con lo difundido en los medios de comunicación. A partir de aquí… nada. “Al llegar allí le quitaron el pasaporte y el móvil y la aislaron. Le dijeron que iba a ser expulsada pero no a dónde” “Escoltada por 15 policías marroquíes la subieron a un avión. Ella le dijo al comandante que había embarcado contra su voluntad y que no tenía pasaporte, y que él sería responsable de lo que le pasase”. Es entonces cuando se produce un cruce de llamadas de ida y vuelta hasta en cuatro ocasiones. El comandante consultando y diciendo a la policía marroquí que no podía despegar con ella, y las autoridades marroquíes llamando por teléfono para reiterar su decisión de que Aminetu no se bajaba del avión. “Entonces el policía marroquí, después de la tercera llamada, le dijo al comandante que el Ministerio de Asuntos Exteriores español estaba al corriente”. El comandante marcó de nuevo, volvió a consultar… y despegó. Sumisos trileros Al llegar al aeropuerto de Lanzarote Haidar se niega a bajar del avión. Las autoridades del aeropuerto de Lanzarote al final la convencieron: “le dijeron que podría volver en el siguiente vuelo que salía por la tarde”. Pero después “no quedaban billetes”. La actuación del gobierno español se ve reflejada en la conducta de sus representantes: “varios pasajeros saharauis se ofrecieron a cederle su billete, no uno sino varios, pero entonce dijeron que tenían la orden de impedir que abandonara España”. Queda todo dicho. Sobran las explicaciones posteriores del ministro Moratinos. La sumisión española a la política francesa de reprimir al pueblo saharaui, a su organización y a sus líderes queda cristalizada en la actuación de “trileros”, en el engaño, en el trato a una activista galardonada con el Premio de Derechos Humanos Robert F. Kennedy ’08, con el Silver Rose Award ’07 (Austria), y el Premio de Derechos Humanos ’06 Juan María Bandrés (España); Aminetu Haidar fue nombrada por el Parlamento Europeo para el Premio de Derechos Humanos Andrei Sakarov, Amnistía Internacional (EE.UU.) presentó su candidatura para el Premio Fondo Ginetta Sagan y también fue nominada para el Premio Nobel de la Paz. Haidar permanece secuestrada por el gobierno español en sintonía con el gobierno marroquí, el llamamiento hecho por Mohamed VI en el 35 aniversario de la Marcha Verde y el contenido de los documentos filtrados por una diplomática sueca que las autoridades marroquíes habían distribuido entre las embajadas extranjeras, y del que nos hacíamos eco en el número anterior desde estas mismas páginas: “La no reacción por parte de las autoridades ante estos desplazamientos – viajes de activistas al extranjero – comienza a ser mal digerida. Numerosos notables reclaman claramente una reacción inmediata” "Ha llegado el momento de que todas las autoridades públicas redoblen la vigilancia y la movilización para contrarrestar, con la fuerza de la ley, todo atentado contra la soberanía de la nación, así como de preservar, con toda la firmeza requerida, la seguridad, la estabilidad y el orden público" Ni decencia, ni dignidad En esta ocasión el gobierno español ha traspasado todas las líneas rojas: 24 horas antes de esta entrevista un policía municipal entregaba a Amenitu Haidar una denuncia emitida por un juzgado de Lanzarote por “alteración del orden público” y “allanamiento de morada”, con la intención de que la firmase. Todas las noches la Guardia Civil obliga a Amenitu a abandonar el aeropuerto, haciéndole dormir a la intemperie en los alrededores. “El gobierno español ha olvidado qué es la decencia y la dignidad. Son cómplices de la materialización en una persona de la política de represión y la estrategia de sembrar el terror en el pueblo y, especialmente, en los activistas. Desde 1975 han desaparecido 526 activistas”. El pueblo español va por otro lado. Mientras transcurre la entrevista se convoca una manifestación en Sevilla, organizaciones de todo el país se movilizan, personalidades destacadas han enviado ya cartas de protesta e, incluso, algunas instituciones se desmarcan exigiendo la rectificación inmediata del Gobierno. Valiente Haidar En 1987, a la edad de 21 años, Haidar fue una de los 700 manifestantes pacíficos detenidos por participar en un mitin que pedía el referéndum de autodeterminación. Luego fue "desaparecida" sin cargos ni juicio y estuvo en los centros secretos de detención durante cuatro años, cuando ella y otras 17 mujeres saharauis fueron torturadas. En 2005, la policía marroquí la detuvieron y golpearon después de su participación en una manifestación pacífica. Fue liberada después de 7 meses, gracias a la presión internacional de organizaciones internacionales como Amnistía Internacional. Desde entonces Haidar encabeza la lucha por la libertad de su pueblo. La temen porque es indoblegable, porque es enormemente querida, y porque simboliza la lucha inquebrantable por la independencia del Sahara.

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