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La mala gestión de la crisis (por llamar de alguna manera a los planes de rescate bancarios contrapuestos al absoluto abandono que sufren las familias y las pymes) pasan una gruesa factura al gobierno. El PSOE ganó las pasadas elecciones por 3,6 puntos, a día de hoy el PP ganaría las elecciones presidenciales por 1,2 puntos. Una diferencia que parece agrandarse cada día. Hace tres meses los resultados de la misma encuesta mostraban tres puntos menos de distancia a favor del PSOE. O, lo que es lo mismo, en tan solo tres meses la intensión de voto para el PSOE ha disminuido en tres puntos porcentuales.
Según las estimaciones de la encuesta, a día de hoy el PP ganaría las residenciales con el 40,8% de los votos frente al 39,6% que obtendría el PSOE. El descontento social ante el gobierno alcanza los niveles más altos conocidos desde la llegada de Zapatero a la Moncloa. Los ciudadanos no aprueban mayoritariamente la gestión del presidente del gobierno (49% frente a un 41% que la respalda a distintos grados). Para más “INRI” estos resultados, según los cuales ganaría el PP, se producen cuando los populares están en sus horas más bajas de apoyo social. Porque la oposición del PP –que no derrotaría hoy en unas presidenciales Zapatero- también tiene un contundente suspenso (un 60% frente a un 29% que la respalda a distintos grados). Podemos concluir que es contundente y demoledor el rechazo social a la gestión del gobierno a la crisis. No es de extrañar que la percepción de la situación política actual en España sea de un 57% (seis de cada diez encuatados) de “mala o muy mala” y que sólo un 22% la juzgue de “buena o muy buena”. Por supuesto pasan factura las infames “disputas” entre los partidos políticos mientras que las familias se hunden en la crisis. Pasan factura las indignantes “ayudas” a la banca mientras las pymes y la pequeña empresa se ahoga llevándose cientos de miles de puestos de trabajo. Lo que demuestran los resultados de esta encuesta no sólo es que ni el PSOE ni el PP cuentan con el favor de los ciudadanos, sino que hace falta con urgencia una alternativa política a la crisis social, económica y política que vive nuestro país; una alternativa que los partidos tradicionales ya sean de izquierda o derecha están lejos, pero muy lejos, de poder ofrecer.