Nueva ofensiva diplomática de Washington

La orquesta de Mitchell

Obama ya no está en la región, pero el eco de su discurso del Cairo sigue resonando -y no con placer- en los oí­dos de los dirigentes israelí­es. Su enviado en la región, George Mitchell, ha vuelto a la carga, sabedor de la gira del presidente norteamericano ha allanado las relaciones con los paí­ses árabes -los amigos y los hostiles a Washington- y que la correlación de fuerzas es cada vez más desfavorable para Tel Aviv. Mitchell se reunió ayer con un inmutable Simón Peres, para «crear las condiciones propicias para una reanudación y conclusión rápida de las negociaciones». Justo poco después de que tratara de convencer al presidente de Israel de la conveniencia de atraer a Hamás a la mesa de negociaciones, llegó un mensaje del lí­der de la facción islamista, lanzando un cable a las intenciones norteamericanas, y otra soga al cuello para la posición israelí­.

Mitchell trata de sacar al gobierno Netanyahu del enrocamiento atrincherado en el que se encuentra, y sabe a quién dirigirse. Simón Peres –jefe del Estado de Israel- es otro hueso duro de roer, ero sus vínculos con la superpotencia, y en particular con la presidencia de Bill Clinton, lo hacen mucho más accesible. Aún así, cuando el enviado especial de la Casa Blanca insistió en incluir a Hamás en las negociaciones entre Israel y los palestinos, Peres no mutó un milímetro su cara de póker. “Hamas cooperará con los árabes y con la comunidad internacional si los esfuerzos tienden a realizar los intereses palestinos”, dijo Mitchell.Al poco tiempo los medios de comunicación se hacían eco de unas declaraciones del líder de Hamás, Jaled Meshaal, desde el Cairo, donde el líder islamista ha viajado para reanudar las relaciones con Al Fatah, realmente tensas tras las acciones violentas contra dirigente de Hamás en Cisjordania la semana pasada. Meshaal comentó el discurso de Obama con palabras cautelosas, pero no exentas de un gesto grato. “Hemos percibido una diferencia de tono en el discurso de la administración de Barack Obama sobre el conflicto de Medio Oriente, lo que esperamos ahora es una nueva política”, dijo, reconociendo un giro entre Obama y Bush, algo que no había hecho hasta ahora Hamás. Los movimientos del movimiento islamista se han vuelto mucho más calculados desde la ofensiva de enero: saben que el tiempo y la coyuntura internacional juegan a su favor y en contra del ejecutivo de extrema derecha de Netanyahu, y han aprendido a contener sus gestos.Y para colmo de males para Netanyahu, Mitchell anunció ayer que además de visitar hoy Ramalá, la capital de Cisjordania, hará dos paradas en Beirut y Damasco, antes de volver a Washington la semana próxima. Siria –país que acoge a la cúpula de Hamás, que da apoyo y cobertura a Hezbolá en Líbano y que nunca ha firmado la paz con Israel- ha mantenido ya un par de reuniones con altos diplomáticos estadounidenses, pero aún no con Mitchell, máximo representante de Washington –sólo por debajo de la Secretaria de Estado- en la zona. El alto representante adelantó que Líbano y sobretodo Siria son dos naciones claves para reconducir a Irán y forzarlo a volver a la mesa de negociación para discutir su programa nuclear.Los esfuerzos diplomáticos de Washington para doblegar al ejecutivo de Tel Aviv se dirigen dentro y fuera del Estado judío. Mitchell e dirige a Simón Peres, pero también a Hamás o a Siria. Es una orquesta contra Netanyahu.

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