José Abreu

La orquesta de los nadie

El Sistema de Abreu es un gran proyecto histórico iberoamericano de integración musical y pedagógico; el más importante de la música iberoamericana.

Según José Abreu la potencia musical del futuro es Iberoamérica. Las orquestas juveniles venezolanas que han llegado a las favelas de Rio de Janeiro, a los rincones más apartados de Argentina o los barrios más pobres de Colombia ahora quieren sumar a España a su proyecto.

José Abreu, Premio Príncipe de Asturias de las artes del 2008, se postula hoy como Premio Nobel de la Paz por la creación de “el Sistema”, como se conoce al Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela. Un programa de educación musical que ha rescatado de la marginalidad a más de 400.000 niños y jóvenes en todo el país. Tocar y luchar es el lema de las orquestas juveniles que constituyen hoy el programa de mayor impacto social en Venezuela.

El visionario José Abreu ha demostrado que la música es una llave para el progreso convirtiendo un programa musical en un programa social que trasciende lo estético. Los pobres primero dice Abreu, para ellos los mejores instrumentos, los mejores maestros y las mejores infraestructuras. Una nueva generación de niños y jóvenes salidos de los barrios marginales comprometidos con su gente, su país y su identidad latinoamericana. “Cuando a un niño que vive en un barrio rodeado de miseria le entregas un instrumento, le estás dando un arma” asegura Abreu. “Es lo único que tiene, lo que le va a permitir abrirse paso y se aferra a él cómo un naufrago”.

Las orquestas juveniles son también un ejemplo de unidad nacional y de una sociedad inspirada en los más altos valores humanos. Porque la música no es sólo producto del virtuosismo de un genio sino el reflejo de un pueblo y en este caso es resultado de un programa educativo que en 37 años ha traspasado fronteras y superado expectativas. A la gente sin recursos se le había negado el acceso a la educación cultural, a la formación musical y a la sensibilidad. José Abreu tiene el merito de haber acercado la cultura al pueblo pero sobre todo de haber acercado el pueblo a la cultura. En el pasado, el arte fue un asunto de las minorías para las minorías, luego fue de las minorías para las mayorías; ahora, es de las mayorías para las mayorías

Pero la cultura para los pobres no puede ser una pobre cultura. Dicho por el propio Abreu debe ser grande, ambiciosa, refinada, avanzada, nada de sobras. A la labor social se une el talento y su mejor embajador sin duda es el director de orquesta Gustavo Dudamel. Gurús de la música como Sir Simon Rattle director de la Filarmónica de Berlín, Claudio Abbado uno de los más entusiastas admiradores del Sistema, o Nicolás Kramer, autoridad en música barroca, peregrinan a Venezuela para dirigir a las orquestas juveniles e infantiles del Sistema y de paso reciclarse. Nada mejor que las propias palabras que Sir Simon Rattle para entender la admiración de los grandes músicos por el “milagro” de Abreu: “Para alguien que viene de fuera es una fuerza emocional de tal magnitud, que nos llevará un tiempo digerir todo lo que hemos visto y escuchado. En estos días he visto el futuro de la música y si alguien me preguntara. ¿Dónde está sucediendo algo de importancia en el mundo para el futuro de la música clásica? Yo, sencillamente, respondería: Aquí, en Venezuela”.«La orquesta es una estructura muy democrática, muy igualitaria»

La metodología de El Sistema, a la cual, en ocasiones, se hace alusión como “primero pasión/refinamiento después» contrasta con la educación musical que se imparte en los conservatorios de todo el mundo. Frente a la formación musical elitista exclusiva de unos pocos privilegiados Abreu incluye a todos. No se forma para ser un solista perfecto sino que al poco tiempo de ingresar en el sistema el niño ya está tocando en una orquesta. “La clave de nuestro sistema es el balance entre la formación individual y el trabajo en grupo” dice Abreu.

El Sistema no se reduce a la formación musical sino que también realiza un importante esfuerzo por proveer de instrumentos a todos sus alumnos. Abreu fundó en el año 1995 el Centro Académico de Luthería (CAL), cuya función es formar a jóvenes en el oficio de la construcción y reparación de instrumentos musicales clásicos y populares. Su sueño es que haya un luthier en cada uno de los 456 núcleos del sistema: “un artesano que se ocupe y gane su sustento arreglando y construyendo los instrumentos musicales que ayudarán a transformar la vida de los muchachos”.

El “Sistema” por José Abreu

“Lo fundamental en el Sistema no es el componente estético, que es importante. Nosotros no nos planteamos formar músicos, nuestro objetivo es demostrar que el arte, más allá de su dimensión estética, constituye un instrumento de transformación profunda de la persona, y en especial de los niños y los jóvenes excluidos. Esa es nuestra tarea principal.

No pretendemos mostrar la belleza de la música como arte sino su capacidad para transformar humanamente la persona. El segundo objetivo que perseguimos tiene una naturaleza político-educativa. La educación musical siempre ha sido la cenicienta en nuestro continente. El esfuerzo educativo se ha centrado exclusivamente en la formación del intelecto, descuidando gravemente la educación de la sensibilidad, de la afectividad, de los valores. Pero la verdad es que el niño tiene una capacidad innata para reconocer los valores expresados en la música, mucho antes de que comience la educación escolar. Por esa razón, nosotros comenzamos la formación a una edad muy temprana…”

“¿Qué es una orquesta? En una orquesta uno se sienta donde le corresponde por su nivel meritocrático; la primera trompeta es la primera trompeta, con independencia de cuál sea su posición económica, de quién sea su padre. Uno se gana el puesto gracias a su aplicación. La orquesta es una estructura muy democrática, muy igualitaria. En segundo lugar, la orquesta es una metáfora de lo que significa la concertación de esfuerzos para un fin común. Porque si yo desafino, si yo no cumplo con el horario, si soy indisciplinado estoy perjudicando a mí orquesta. Si no estudio y practico, contribuyo a bajar el nivel de toda mi “fila”. La orquesta crea un sentido de solidaridad muy importante. El ensayo diario ayuda a desarrollar una disciplina del tiempo, que es un valor importante en sí, y que luego lleva al rigor, porque ningún instrumento puede dominarse fácilmente. Cualquier instrumento exige dedicación, esfuerzo, muchas horas trabajo. De manera que cuando un niño logra dominar la parte de viola de una sinfonía de Tchaikovsky, eso supone que ese niño ha hecho un esfuerzo de años para poder tocar de esa manera”.

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