Informe del Observatorio Joven de Empleo del Consejo de la Juventud

La mitad de los jóvenes españoles sin contrato fijo

Ya sabí­amos que España es el lí­der de toda la UE de la precariedad y el contrato basura, pero visto en el sector de la juventud trabajadora, el mercado laboral español es de auténtica pena. La precariedad se ceba entre los jóvenes durante largos años y ésta es mayor en el sector público que privado. Son algunas de las demoledoras conclusiones del resiente estudio del Observatorio Joven de Empleo.

El informe Condiciones de emleo y trabajo de los jóvenes en España pone de manifiesto que la precariedad laboral se ceba entre los jóvenes de 16 a 30 años. Durante este rango o periodo de nada menos que 14 años, más de la mitad de los jóvenes no tienen contrato fijo. Además, obligados a aceptar las ignominiosas condiciones laborales, los jóvenes realizan una media de casi nueve horas extraordinarias semanales no pagadas ¡Eso de media! Pero no sólo es la precariedad, el paro sigue siendo el problema más grave de los jóvenes, con una tasa media (del 18,7%) siete puntos superior a la de los mayores de 30 años. Por otra parte, si se comparan los datos entre el sector público y el privado, se observa que la precariedad es mayor en la Administración y entre las mujeres. Tanto Ministerio de Igualdad para lavar la cara cuando el informe destaca la discriminación de las mujeres en el sector público, donde la tasa de temporalidad de las jóvenes llega al 71,7% frente al 53,5% de los varones. Unos datos que muestran todo su antagonismo si tenemos en cuenta que nos encontramos ante la generación de españoles más preparada, con diferencia, de toda nuestra historia. Pero el informe señala, por ejemplo, que la tasa de paro más baja es la de las personas con formación profesional (8,8 por ciento). Que los universitarios ocupan puestos de categorías inferiores a su preparación, y que la tasa de temporalidad de los universitarios ronda el 50 por ciento. En síntesis, los jóvenes trabajadores españoles dedican años de su vida a estudiar para finalmente tener un contrato basura -en caso de que consigan trabajo- trabajo en, cualquier caso, por debajo de su cualificación y tener que regalar horas y horas de su trabajo. Este no puede ser el destino para la juventud de nuestro país. Hace falta un cambio profundo de nuestro modelo económico y acabar con las indignas condiciones de vida y trabajo, presentes y futuras.

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