Los Territorios í‰ticos

La Mercancí­a

jorgeeines@jorgeeines.com

El que ofrece un actor es porque no necesita un actor.

Empresas de producción en cualquier ámbito artístico relacionadas con los seres humanos que actúan, reclutan y venden mercancía artística de la mejor calidad al mejor precio que pueden.

Ustedes saben señores vendedores que están usando la gran puerta que les ha abierto la globalización aliada con el neo-liberalismo.

Ustedes saben que son explotadores. Se han apoderado de la riqueza creadora de generaciones posmodernas, repletas de la ilusión que una sociedad libre alimenta.

Ustedes saben que como buena basura ideológica, han logrado metabolizarse en el universo profesional del actor. Han conseguido parecer indisolubles a la realidad. No hay otra manera de subsistir parecen decir. Lo dicen y lo gritan con el atrevimiento que les otorga el poder. Tratan de ocultar que usan y tiran, compran y venden, mercancía humana imprescindible para sostener los productos que una y otra vez generan.

Pantallas o escenarios. Cajas tontas o proscenios irrelevantes, al servicio de una teología. El actor como oficiante. En publicidad o en reality show, en comedias de situación o en telenovelas tragicómicas, en dosis masivas para captar el interés de un espectador. Se trata de llenar el espacio que debe ocupar lo que se ha denominado, cultura del ocio. No hay ninguna duda. Tan inculta como ociosa pero atrapadora como para que todos sigamos sin reflexionar sobre el castigo que esa cultura ejerce sobre buena parte de la sociedad. Aunque no lo crean, hay individuos que hacen el esfuerzo de seguir pensando, de forma autónoma y crítica.«Tratan de ocultar que usan y tiran, compran y venden, mercancía humana imprescindible»

Me asombra la trágica facilidad con que la gente normal se puede convertir en verdugo.

Me asombra la trágica facilidad con que la gente normal puede aceptar a que alguien les diga lo que tienen que pensar y desear.

Me asombra la trágica facilidad como todo eso se asume desde una profesión a la que pertenezco y que parece haber renunciado a ser vanguardia transformadora, algo que ha venido ocurriendo a lo largo de la historia del hombre y que alguna vez le hizo decir a Sigmund Freud: “Los poetas descubrieron el inconsciente antes que yo”.

Esta sociedad no necesita actores, los usa para comprar y vender. Muchos actores sometidos a esa inercia dicen lo mismo: Ahora aguanto lo que hay. Me tratan como mercancía de cuarta categoría pero alguna vez me trataran como mercancía de primera.

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