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La mayorí­a cree lo que dice Bárcenas

Aún no se ha iniciado el juicio pero la sentencia popular ya está emitida. Los ciudadanos consultados en el sondeo elaborado por Sigma Dos para EL MUNDO han dado ya por buenas, y consideran demostradas, las que todavía no son sino acusaciones del ex tesorero del PP, enviado a prisión provisional por el juez que investiga la procedencia de su gigantesca fortuna, pero también su participación en la presunta financiación ilegal del Partido Popular. Todas las acusaciones, sin faltar una sola, han sido ya entronizadas como verdades en el juicio de la opinión pública. Y no es que Luis Bárcenas sea considerado un defensor de la decencia en la vida pública española que se enfrenta a la fuerzas del mal armado de libretas y anotaciones manuscritas. De ninguna manera: a tenor de las respuestas, los ciudadanos lo consideran, como poco, un defraudador. Pero, aún mayor que la desconfianza que pueda generarles Bárcenas, es la que han pasado a sentir hacia el Partido Popular y sus líderes, incluido el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Los datos de esta encuesta reflejan una enorme decepción acompañada por una indignación creciente y por un rechazo frontal a este partido político y a sus responsables. Pero lo más grave de este estado de opinión es que, aunque en esta ocasión se haya preguntado concretamente por el Partido Popular y el caso Bárcenas, la irritación ciudadana se extiende a toda la clase política sin distinciones.Así es como, en medio de semejante clima de opinión pública, el pertinaz silencio del presidente del Gobierno –que cree que ya ha cumplido de sobra con los ciudadanos al haber hablado en febrero y al decir la semana pasada dos generalidades– ha contribuido grandemente a que el juicio de los electores se haya ido inclinando poco a poco hacia la condena anticipada y hacia el rechazo total. No ha habido una respuesta continuada, clara y contundente. No ha habido explicaciones precisas ni compromisos firmes o tranquilizadores. Lo único que se ha escuchado y leído con contundente precisión ha salido de la boca y de las libretas del ex tesorero. Y frente a eso, el silencio rodeando a una opinión pública ya muy escaldada por tantos casos de corrupción. Las consecuencias son las que siguen. Una apabullante mayoría está convencida de que el PP tenía una contabilidad B. Y esa mayoría aplastante se registra en todos los segmentos preguntados. Por descontado, son los votantes de la izquierda comunista los que aportan mayor porcentaje, pero, junto a ellos, hombres y mujeres, niños y viejos coinciden en la conclusión. Incluso el votante del PP, aunque en una proporción más moderada, está de acuerdo. Igual que están de acuerdo todos, y masivamente (83%), en que el partido recibía dinero negro de manos de empresarios a los que luego las distintas administraciones controladas por el PP favorecían adjudicando a sus benefactores los contratos de obra pública a la que concursaban. Corrupción se llama eso. Ninguna diferencia de matiz se aprecia tampoco a la hora de juzgar, sentenciar y condenar, a los propios miembros del PP. El 83% del cómputo total de los encuestados está convencido de que los dirigentes de ese partido recibían sobres de dinero negro. Pero, si miramos por segmentos, los porcentajes alcanzan niveles impresionantes. El 88% de los jóvenes, por ejemplo, dice eso. Por no hablar del casi 97% de los votantes del PSOE y del muy significativo y, sobre todo, demoledor 67% de los seguidores del PP que dicen lo mismo. ¿Rajoy también? Sí, Rajoy también. Por primera vez se ha roto de manera fehaciente el invisible cinturón que garantizaba la honorabilidad del presidente, tal es el desastre. Aunque las proporciones en este caso bajan muy significativamente, no deja de ser una clara mayoría del 65,6% en el cómputo general la que está convencida de que Mariano Rajoy también cobrara dinero negro. Los más críticos con el presidente son los jóvenes y los menos jóvenes, cuyas respuestas superan el 70%. Menos sorprendentes, porque ahí entra el componente ideológico y la militancia activa, son los altísimos porcentajes de las respuestas críticas de los próximos al PSOE, por encima del 80%, pero sobre todo, a IU, que pasan del 95%. Pero es la opinión de los seguidores del PP la más importante de todas, porque tiene una traducción en votos para el partido en el Gobierno. Y lo que se ve es que, entre ellos, también son mayoría quienes creen que Rajoy se comportaba igual que los demás a la hora de llevarse la mordida. Es una mayoría mucho más moderada, un 43,2%, muy alejada del resto de los segmentos, pero el hecho es que son más numerosos que los que declaran seguir convencidos de la impecable honorabilidad del presidente. Estos últimos quedan punto y medio por debajo de quienes, perteneciendo a su misma órbita ideológica y habiendo votado al PP, ya le han condenado. Pero la prueba de que no se trata aquí de otorgarle la menor carta de decencia al señor Bárcenas es que a casi las tres cuartas partes de los consultados les parece que Mariano Rajoy no debería haber mantenido el menor cruce de correspondencia, aunque fuera vía SMS, con el ex tesorero, a quien consideran un tipo con el que no hay que tener tratos. Y mucho menos después de que todos, Rajoy incluido, supiéramos que amasaba una inmensa fortuna que tenía oculta en el extranjero. Por eso, porque consideran que Bárcenas contamina cuanto toca, los ciudadanos preguntados por Sigma Dos sentencian que el contenido de esos mensajes vía móvil con el ex tesorero comprometen al presidente. Negativamente, claro. Eso lo opina el 73% de los consultados, en un porcentaje que se mantiene casi invariable por segmentos, aunque se reduce al 55,5% cuando las respuestas provienen de los votantes del PP. A pesar de esa diferencia en la proporción, son mayoría los electores conservadores que comparten la idea de que los SMS cruzados con Bárcenas no hacen sino perjudicar el crédito de Rajoy. Esto da una idea del inmenso daño que este llamado caso Bárcenas ha producido al Partido Popular y a sus dirigentes hasta hace poco más respetados. No están tan seguros los electores, sin embargo, de que el PP haya amenazado a Bárcenas para que no hable. Eso fue lo que el ex tesorero declaró la semana pasada ante el juez y lo que EL MUNDO publicó el lunes en su portada. Ahí hay división de opiniones y los porcentajes están muy repartidos. Es el único punto en el que los votantes del partido conservador se resisten a creer al hoy imputado, aunque hay un porcentaje nada desdeñable que le da crédito. En el resto de los segmentos, por género y por edad, hay una mayoría clara, pero no aplastante, que sí considera probable que, dada la envergadura del problema, alguien en nombre de ese partido haya intentado amenazar o encandilar al imputado para que guardara silencio. Sobre lo que caben pocas dudas en opinión de los encuestados es en la posible procedencia de la fortuna del ex tesorero. Si lo que el juez y la Agencia Tributaria le han descubierto fuera de España se acerca a los 50 millones de euros y los presuntos ingresos en negro del PP suman 8 millones a lo largo de 20 años, la conclusión lógica de la mayoría es que este hombre disponía de varias fuentes para su enriquecimiento. Una, por supuesto, procedente de sus actividades como gerente y tesorero de uno de los dos grandes partidos españoles. Pero otra, sin duda, de sus actividades personales al margen del PP. Finalmente, casi el 65% de los encuestados dice que el dinero le habrá venido de la suma de esas dos vías para ese asombroso enriquecimiento. Y aquí tampoco hay discrepancias reseñables entre los distintos segmentos. Ahora queda por despejar la gran incógnita de los detalles: cómo, cuando todo el mundo se arruinaba en Bolsa por culpa de la crisis, Luis Bárcenas se hacía multimillonario.

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