40 años sin Jimi Hendrix

La luminaria negra

Hay quien dice que cuatro son los mejores guitarristas de toda la historia: Stevie Ray Vaughan, Eric Clapton, Paco de Lucí­a y Jimi Hendrix. Hendrix incorporó la guitarra como extensión del propio cuerpo, pero nada en su genialidad puede entenderse al margen de su tiempo.

Johny Allen Hendrix nació en el King County Hosital de Seattle. Su madre era de orígenes nativo-americanos y su padre afroamericano. Más tarde le cambiaron el nombre por el de James Marshall Hendrix en memoria del hermano fallecido de su padre Leon Marshall Hendrix. Su infancia estuvo marcada por su abuela Nora Rose Moore, que lo acogió tras el divorcio de sus padres. Su primera guitarra acústica llegó a sus manos a los 14 años, sustituyendo el ukelele de una sola cuerda que hasta entonces había sido su único instrumento. En 1958 se hizo con su primera guitarra eléctrica, una Supro Ozark blanca, con la que tocaba sin amplificador. Sus referentes fueron los grandes, como B.B. King, Robert Johnson o Muddy Waters, pero nunca estudió música, de hecho los dejó antes de graduarse. En 1961, debido a serios problemas con la justicia, Hendrix es alistado en la 101st Airbone Division y enviado a Fort Campbell, en Kentucky. Poco después fue dado de baja gracias a una supuesta lesión de espalda y a su persistencia en declararse homosexual ante el psicólogo militar.Los King Casuals fue su primer grupo, con el que empezó a actuar en público en 1962, además de servir de soporte musical a grandes como Chuck Jackson, Slim Harpo, Tommy Tucker, Sam Cooke y Jackie Wilson. Su andadura en el Chitlin’ Circuit, horno del rhythm and blues y el soul de la época, fue determinante para fijar su posición ante la música y ante lo que ya empezaba a ser una extensión de su propio cuerpo.La escaladaDos años después se mudó a Harlem donde conocería a los gemelos Allen y a su futura novia Lithofayne "Fayne" Pridgeon. Ellos le introducirían en el ambiente y le darían a conocer los circuitos musicales de Nueva York. Anduvo de banda en banda, con los Isley Brothers, con el grupo de Gorgeous George Odell, los Upsetters, que servían de soporte a Little Richard, y más tarde como guitarrista de Ike y Tina Turner. En el 65 se unió a Curtis Knight and the Squires y en el 66 formó su primera banda como líder, Jimmy James and the Blue Flames. Cuentan que durante los conciertos con esta banda en el café Wha, fue Frank Zappa quien le enseñó las bases de lo que después sería su marca, el efecto wha wha. Fue a partir de entonces y gracias a la entonces novia de Keith Richards, Linda Keith, que Hendrix llegó a aportar su propia concepción del “power trio” introducido ya por los Cream, Nació así The Jimi Hendrix Experience.Su lanzamiento definitivo fue rematado por la histórica actuación del trio en el Monterey International Pop Festival, invitado por Paul MacCartney. Jimi golpeó su guitarra, la arrastró, la frotó y la quemó. Cada locura era un sonido diferente y como un chamán buscando con sus palmas el contacto con la tierra, Hendrix sometió a su instrumento a todas las posibilidades sonoras que el éxtasis le permitió. Un caos genialUno de los fenómenos más sorprendentes en su trayectoria es el de su capacidad de improvisación, su indisciplina constante, y su obsesión por la perfección. Este cocktel paradójico terminó por bombardear más de una vez sus relaciones con los músicos, especialmente con el bajista Noel Redding y con su productor Chas Chandler. Como botón de muestra sirva el olvido de Hendrix de la maqueta final de Bold as Love en el asiento de atrás de un Taxi, lo que obligó a volver a grabar el disco en una sola noche. Hendrix fallaba a los ensayos y siempre llegaba tarde, además de montar broncas permanentes allí donde iba. Sin embargo todo lo que producía era genial. Quedaba a grabar con decenas de músicos diferentes los mismos temas. Nunca te atenía a una estructura para grabar. Empezaba a tocar en una jam session permanente, obligando a los músicos a grabar hasta más de cuarenta veces, más otras tanta las partes internas o los acabados de cada tema. Su obsesión era encontrar la magia, la alquimia que debía encontrarse en algún lugar si se le perseguía locáticamente.Hendrix incorporó la guitarra como extensión de su propio cuerpo, buscando todo tipo de sonoridad que pudiera extraerle. Como un primitivo experimentando con sus propias manos, Jimi concibió la guitarra, un instrumento con un alto grado de tecnificación, más allá de sus propios límites y de las estructuras formales de interpretación hasta entonces. Se atrevió, y revolucionó. Al mismo tiempo, en medio de ese fabuloso desorden y caos violento, la luminaria del rock traspasó los límites de lo racional, compartiendo cama con el inconsciente; una repetición sin más límites que los necesarios buscando lo que quería con su estómago como único guía. WoodstockAntes del famoso festival, The Jimi Hendrix Experience ya se había disuelto. El movimiento hippie, o flower power, y la oposición a la Guerra de Vietnam recorrían el país y si Woodstock se convirtió en el símbolo de aquello, Hendrix se convirtió en el centro de Woodstock. Con los Gipsy Sun and Rainbows, Jimi dio una de las más geniales exhibiciones que jamás se hayan visto sobre un escenario. Una genial versión del himno de los EEUU y un torrente de simulaciones efectuadas con su guitarra llenaron aquellas dos horas de metralletas, bombardeos, gritos y sirenas anti-aéreas. Pese a que Hendrix siempre renegó públicamente de la “política”, aquel concierto fue uno de los alegatos artísticos contra la Guerra de Vietnam más explosivos. La dudaEl 18 de Septiembre de 1971 el mundo se despidió de Jimi Hendrix. Su muerte encierra muchas versiones. La información oficial que se dio a la prensa fue la de un colapso ocasionado por LSD y heroína. Durante la Guerra Fría también se señaló a la CIA como responsable del acontecimiento. Sin embargo una reciente versión publicada en el libro autobiográfico de James “Tappy” Wright, titulado "Rock Roadie”, asegura que el propio Michael Jeffery le confesó años más tarde que había intoxicado a Hendrix con pastillas para dormir y vino, diciendo que “Jimi valía más para él muerto que vivo”. Hendrix tenía planeado dejarlo y Jeffrey reconoció, bajo la influencia del alcohol que si lo perdía, perdería todo. Incluso se dice que el destinatario de los beneficios en ese momento del músico fue el manager protagonista de esta supuesta autoinculpación. También el testimonio de la novia de Jimi fue contradictorio. Por una parte Monika Dannemann asegura en el testimonio original que Hendrix cogió nueve pastillas que le recetaba su médico para dormir, y los médicos atestiguan que el vómito fue provocado por la ingesta excesiva de alcohol. Dannemann acusó incluso que Jimi Hendrix aún estaba vivo cuando le subieron a la ambulancia, y que fue la negligencia médica lo que le mató. Otras versiones se limitaban a relatar como Monika avisó a la policía para después huir antes de que llegase. Según la policía Hendrix llevaba horas muerto cuando llegaron. En todo este enredo lo que queda evidenciado es que el cruce de intereses, no solo económicos sino de prestigio social, que existía entorno a una figura sideral como la de Hendrix, hace poco menos que imposible aclarar los hechos. La certeza Lo que sí es un hecho en la historia del siglo XX norteamericano, denunciado por organizaciones civiles o intelectuales como Chomsky, es la creación en 1967 de un departamento dentro de la CIA que fue el encargado de implementar la operación Chaos, ordenada por Richard Helms, director de la Compañía, James Jesus Angleton, jefe de contrainteligencia, y dirigida por Richard Ober. Y en la misma línea, la creación en 1959 del COINTELPRO, un programa del FBI par el control de personalidades, civiles y organizaciones. Al margen de las especulaciones y diferentes “teorías”, los datos realmente comprobados son los documentos desclasificados en los que aparecía Jimi Hendrix en las listas de vigilancia del FBI, y los testimonios publicados por sus biógrafos Shapiro & Glebeek, según los cuales Jeffrey, su manager, era una agente de la Compañía con conexiones con la mafia. Pese a que existe mucha literatura de mayor, menor o ninguna credibilidad sobre esto, lo que sí podemos contemplar como certeza es la intervención en algunos momentos decisivos, como durante la explosiva respuesta política de la Universidad de California Berkeley al bombardeo de Camboya. Los Jimi Hendrix Experience tocaron en el Centro Comunitario de Berkeley. En esa ocasión el jefe de relaciones presentó a Jimi Hendrix a las esposas de los líderes del Partido de las Panteras Negras: Arie Seal y Pat Hilliard. Después de esto se realizó el anuncio de que Jimi Hendrix llevaría acabo un concierto benéfico para las Panteras Negras, y Blancas, en el Coliseo de Oakland durante septiembre de 1970. Según Shapiro & Glebeek operativos de COINTELPRO en Londres interceptaron esta fusión de la Revolución Política Negra y la Revolución Cultural Blanca. Hendrix tocó en Berkeley, pero no en Oakland. Los genios no caen del cielo Pero más allá de su genialidad, sería un disparate miope pensar que Hendrix es un producto de sí mismo, ni si quiera de “sus circunstancias”. En la antesala de la Guerra Fría y con Nixon en el gobierno, todo el mundo era una olla a presión removida por la revolución y la rebelión en todo el mundo. Después de aquellos años convulsos la clase dominante norteamericana decidió acabar para siempre con cualquier posibilidad de “levantamiento civil”. Todos los cabos posibles debían quedar atados. Un buen ejemplo de ello es la re-edición que a finales de los 90 se hizo del festival de Woodstock… como un mal remake. Sin ningún movimiento revolucionario que verdaderamente presentara una alternativa en EEUU y con el movimiento obrero secuestrado por la mafia y liquidado por el gobierno, las clases medias y la pequeña burguesía se subieron al tren de la Revolución Cultural y Mayo del 68. Los muertos de Vietnam llegando a los aeropuertos norteamericanos llevaron a los norteamericanos a ponerse en pie. Cuando en el periodo de entreguerras el poder y dominio de las principales potencias se encontraba “paralizado” por la debacle de la guerra, un torrente de energía y expresión artística que cuestionaba el orden establecido se abrió paso por toda la sociedad; surgieron las vanguardias. Al mismo tiempo la revolución bolchevique estaba en marcha y el movimiento obrero y revolucionario de todo el planeta seguía el ejemplo ruso. No podemos establecer paralelismos en las condiciones históricas, pero sí concluir que la explosión artística de los años 60 y 70 es posible por el auge revolucionario, el cuestionamiento de la barbarie imperialista norteamericana, y la denuncia del socialfascismo soviético. América es otra cosa Johnson, Nixon, Ford, Carter y Reagan protagonizaron en dos décadas la liquidación de un movimiento civil encabezado por la pequeña burguesía revolucionaria que supuso una enorme china en el zapato del imperio, un problema “casero” que resultó un incordio, y al que hubo de ponerle solución de manera permanente. Hendrix es posible, porque los hijos de Harlem ya no quieren representar a la América Negra; quieren gritar que América es otra cosa, negra o blanca, pero otra cosa. Como el psicodélico himno patriótico de Hendrix, una creación genial que reinventa la sonoridad y los ritmos. Hay quien dice que Hendrix no gustaba porque encarnaba precisamente eso como símbolo cultural. La posibilidad de hacer del mestizaje una bandera que uniera a aquellos que se sentían tan diferentes. Algunos de los roces con Los Panteras Negras podrían explicarse así por el choque de “la pureza negra” con un Hendrix entregado a la música y no a los colores. De cualquier manera, quedó. Y quedó como luminaria para siempre. Por desgracia, prácticamente sin tiempo para extraer toda la esencia y poder repetir, y mejorar, la “Experiencia de Jimi”.

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