SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

La interesada relación entre CDC y ERC

Las posibilidades de que ERC entre ahora en el Govern son mínimas. Al menos no antes del 9 de noviembre. La propuesta de Oriol Junqueras se ciñe a un compromiso para celebrar la consulta aunque el Tribunal Constitucional la suspenda. Es decir, entrar en el gobierno para apenas dos meses. Y si las urnas finalmente no se pueden colocar, Esquerra podría saltar de inmediato del Ejecutivo sin haber tenido que gestionar absolutamente nada. Eso no significa que Convergència –el caso de Unió incluye otros matices- no esté interesada en un acuerdo con Junqueras. Lo está, y mucho. Pero más amplio y de más alcance.La obsesión en CDC es pactar una lista conjunta con los republicanos –probablemente sin Unió- para convocar unas elecciones catalanas planteadas como unas plebiscitarias. Están convencidos de que es la única forma de conseguir una mayoría absoluta o, como mínimo, indiscutida y sin alternativa por parte de la oposición. Cuentan con la baza de que a Junqueras no parece interesarle convertirse en president de una comunidad autónoma con menos de 40 diputados de los 135 que tiene la Cámara. El acuerdo con Esquerra debería incluir también los siguientes pasos a adoptar una vez se constituya el nuevo Parlament porque Convergència no contempla una inmediata declaración unilateral de independencia, mientras que el natural ímpetu de ERC va por esa vía.Mas y los suyos consideran que habría margen después de las elecciones para gobernar juntos durante algún tiempo con el argumento de que, antes de una proclamación de independencia, sería necesario construir lo que se ha dado en llamar “estructuras de Estado”, además de ahondar los contactos con Europa para explicar que la situación habría cambiado, ya que existiría una mayoría que habría ganado unas elecciones con un programa netamente independentista, como ocurrió en Escocia con el SNP. Por eso, en Convergència consideran que el pacto con ERC es más de “método” y abarca la estrategia a seguir a medio plazo.Ese escenario lleva al mantenimiento de la tensión con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como mínimo hasta las elecciones generales de otoño del 2015, cuyo resultado puede influir también en el desenlace del proceso soberanista. Por eso Mas apela constantemente a la unidad para impedir que las prisas lleven a su socio Junqueras a tirar por la borda esa hoja de ruta que da al president una prórroga, aunque él mismo ha reconocido que esa unidad es tan frágil como la “porcelana fina”.

Deja una respuesta