Investigación y paí­ses emergentes

La implosión cientí­fica

Uno de los parámetros que indican que el crecimiento económico de buena parte de los paí­ses del Tercer Mundo no es un bluff pasajero es el nuevo y creciente papel que juegan en el desarrollo cientí­fico mundial, cuyo desarrollo cuestiona la hegemoní­a de las viejas y decadentes potencias (EEUU, Europa y Japón)

Algo imortante está cambiando en la ciencia mundial ligado al ascenso de países emergentes. En 2002, casi el 83% de la I+D se llevó a cabo en países industrializados, mientras que en 2007 esta cifra bajó hasta un 76%. El orden mundial en que la ciencia y la tecnología estaban dominadas por EEUU, Europa y Japón está declinando y se está abriendo paso de forma gradual un orden multipolar, con cada vez más centros de investigación públicos y privados repartidos. Se prevé que en 2020, la investigación científica de China será superior a la de Estados Unidos. Menos hegemonía, más conocimiento Un reciente documento de la Royal Society, el equivalente británico de la Academia de las Ciencias de EEUU, lo constata. Según su principal responsable, el profesor Sir Chris Llewellyn Smith, “el mundo científico está cambiando y nuevos jugadores están apareciendo rápidamente. Detrás de la emergencia de China, vemos el ascenso de naciones del Sudeste asiático, de Medio Oriente y del Norte de África, entre otras. El aumento de la investigación y de la colaboración científicas, que pueden ayudarnos a encontrar soluciones para los desafíos globales que enfrentamos actualmente, es muy bienvenido. Sin embargo, ninguna nación históricamente dominante puede descansar en sus laureles si quiere retener la ventaja económica competitiva que implica ser un líder científico". El documento destaca que en el mundo hay una mayor producción y fluidez científica, así como una mayor colaboración colaboración internacional, como hemos podido constatar en el reciente brote alemán de E.coli. Actualmente el 35% de los artículos publicados en las revistas son de colaboraciones científicas de varios países, frente al 25% de hace 15 años. Encabezada por China, India y la República de Corea, la participación de Asia ha aumentado de un 27% a un 32% entre 2002 y 2007 su desarrollo en I+D. Durante este mismo periodo de tiempo, los tres pesos pesados (la Unión Europea, EE UU y Japón) descendieron.. . China, cantidad y calidad El ascenso más fulturante ha sido el de China. Ha aumentado su inversión en R&D (investigación y desarrollo), con un crecimiento del 20 por ciento al año desde 1999 para alcanzar más de 100 millones de dólares al año. Los datos del informe se centran en dos períodos (1993-2003 y 2004-2008). EE UU sigue manteniendo el liderazgo mundial, acaparando con Inglaterra el 38% de las publicaciones científicas globales, pero el porcentaje de autoría de investigación ha caído del 26% al 21%, mientras que China ha pasado del sexto al segundo puesto, desbancando a Japón, aumentando del 4,4% al 10,2% su participación en la producción científica. En los siguientes puestos encontramos a Reino Unido (baja del 7,1% al 6,5%), Japón, Alemania y Francia; España ha pasado del décimo al noveno puesto. ocupa ya el puesto número nueve. Otro rango de calificación que atiende a la calidad es la cantidad de veces que un artículo es citado por otros investigadores. La jerarquía no ha cambiado del primero al sexto puesto, encabezando Estados Unidos y Reino Unido, pero ambos reducen su parte en las citaciones globales en el período 2004-2008 respecto al 1999-2003. Los cambios más destacables son que China y España entraron en los 10 primeros (7ª y 10ª respectivamente). No sólo China Además del ascenso meteórico de China y, en menor medida, de Brasil y de la India, identifica a otra cantidad de naciones emergentes en el terreno científico, como Turquía, Túnez, Singapur, Irán y Qatar. El informe destaca especialmente el crecimiento en I+D de Turquía, a un ritmo casi equiparable al de China, multiplicando por seis veces su inversión en ciencia y tecnología entre 1995 y 2007 e incrementando en un 43% su número de investigadores y multiplicando por cuatro los artículos publicados. Tasa superada por Irán, el país en que más ha aumentado el número de publicaciones científicas del mundo, pasando de 736, en 1996, a 13.238 en 2008. Esta cifra obedece al proyecto de invertir el 4% de su PIB en I+D en 2030, partiendo de un 0,59% en 2006. Túnez ha pasado también del 0,03% de su PIB en 1996 al 1,25% en 2009, creando una red de 139 laboratorios. Singapur ha casi duplicado su gasto en I+D entre 1996 y 2007, pasando del 1,37% de su PIB al 2,61% y triplicando sus publicaciones científicas en ese período (de 2.620 a 8.506). Por último, el informe de la Royal Society destaca Qatar, que quiere alcanzar el 2,8% de su PIB en inversión en I+D. 24 horas Este año la Royal Society ha sido galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2011. The Royal Society es la comunidad científica en activo más antigua y prestigiosa del mundo, de la que han sido miembros Isaac Newton, Charles Darwin, Benjamin Franklin, Albert Einstein o Stephen Hawking. Es el símbolo, en el campo científico, del nacimiento de una era, la que abrieron las revoluciones burguesas en el mundo, de la que emergería el actual orden hegemonista encabezado por EEUU, cuyo ocaso no pueden esconder los informes de la prestigiosa institución. La Royal Society nació en 1640, en plena revolución burguesa de Cronwell, cuando se sentaron las bases de un fulgurante desarrollo del capitalismo inglés adelantándose más de un siglo a sus competidores, cuyo desarrollo estuvo lastrado por trabas feudales que no se removerían hasta la revolución francesa de 1789. A partir de 1640, Inglaterra creó un dinámico mercado interno y desarrolló su hegemonía marítima. Los beneficios del desarrollo agrícola y los del control de las rutas comerciales y explotación de sus colonias, suministraron los capitales necesarios para desarrollar la industria y un sistema de crédito temprano y extremadamente ágil. Tal y como plantea Marx, una libra necesitaba tan sólo 24 horas entre que era prestada hasta que volvía a estar en disposición del banco, multiplicando la liquidez al servicio de las inversiones en la gran industria. A este contexto de incesante dinamismo contribuyó The Royal Society con sucesivos avances científicos que eran rápidamente adaptados a la producción.

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