La gran estafa se confirma

Todo lo que os prometimos era mentira. Os hemos engañado. Así se resumen las declaraciones que destacadas cabezas del independentismo han hecho públicas. Anunciaron que si ganaba el Sí en el referéndum del 1-O se proclamaría inmediatamente la república catalana, que los reconocimientos internacionales se sucederían y que las estructuras del nuevo Estado sustituirían a las españolas.

La realidad ha sido exactamente la contraria. No ha habido siquiera amago de llevar a la práctica la ruptura unilateral. Y la respuesta del Estado, a través del artículo 155, ha llevado a Cataluña de la “inminente independencia” a un estadio pre autonómico.

Las declaraciones de algunos dirigentes independentistas revelan la estafa que se escondía detrás de la independencia unilateral.

Desde Bruselas, la ex consellera de Educación, Clara Ponsatí, ha reconocido que “no estábamos lo bastante preparados para dar continuidad a lo que decidió el pueblo de Cataluña el 1 de octubre”.

Paralelamente, el portavoz de ERC, Sergi Sabría ha confirmado que “ni el govern ni el país estaban preparados para desarrollar la república”.«Las declaraciones de algunos dirigentes independentistas revelan la estafa que se escondía detrás de la independencia unilateral»

Y el portavoz de Omnium Cultural, Marcel Mauri, valora ahora que “el independentismo debe reforzar algunos objetivos que no eran sólidos”.

¿Error de valoración? ¿No tuvieron en cuenta “la represión del Estado”?

Nada de eso. La razón es más prosaica: mintieron y engañaron a la población.

El ex conseller Toni Comín, también refugiado en Bélgica junto a Puigdemont, lo expresa de la forma más cínica posible: “quizá insistimos poco en la parte más inquietante del relato (…) y se insistió demasiado en aquellas cosas que sonaban mejor, porque así tenías a la gente cohesionada”.

Las conversaciones telefónicas intervenidas a Josep Lluis Salvadó, secretari de Hisenda y hombre de confianza de Oriol Junqueras, demuestran como se fabricó un engaño masivo. En ellas reconoce que “la independencia es inviable (…) no hay capacidad, ni tenemos control de aduanas, ni un banco (…) Ahora a mí me da pánico si transmitimos las cosas como son en realidad”.

¿Por qué era necesaria una estafa tan burda? Porque debían imponer la independencia contra la voluntad de una mayoría social que la rechaza.

Artur Mas ha declarado en una conferencia celebrada en el Club Siglo XXI en Madrid que “los partidarios del procés están cuestionándose en estos momentos si los plazos del referéndum y posterior declaración [de independencia unilateral] fueron inteligentes y si contaban con la mayoría social suficiente”.

El portavoz de ERC en el Congreso, Joan Tardá, ha reconocido que “Cataluña no es independiente porque no ha existido una mayoría de catalanes que así lo hubieran querido”. Anticipando que “no sabe cuando” se llegará a formar esa mayoría.

Y Carles Campuzano, portavoz del PDeCAT en las Cortes, ha añadido que “vamos a necesitar más tiempo para reforzar las mayorías sociales. Las fuerzas soberanistas deberán acompasar sus ritmos”.

Ahora reconocen que no existían mayoría social que permitiera avanzar hacia la independencia. Pero han intentado aprobar una DUI donde el 38% -los que votaron por la ruptura el 1-O- se imponía sobre el 62%. Ha sido la resistencia de la sociedad catalana a aceptar sus proyectos de independencia los que ahora les obligan a cambiar su discurso.

Han estafado a la población porque sus planes son antidemocráticos.

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