SELECCIÓN DE PRENSA INTERNACIONAL

La extrema derecha sin complejos

El éxito de Le Pen está menos en los números que en las mentes. Sobre el papel, la presidenta del Frente Nacional no ha logrado el objetivo que se había propuesto, y esperaba: ser la segunda. Ella ha obtenido 896.000 votos más que su padre en la segunda ronda de 2002. Se trata de un aumento, un récord histórico, pero no una oleada, a pesar de los vientos que la llevan.En 2002, Jean-Marie Le Pen se benefició del clima post 11 de septiembre (…) Diez años más tarde, su hija tiene un perfil mucho más alto y ofrece un clima apocalíptico que llevarse a la boca. Una crisis económica histórica. La decepción de los votantes de la derecha de Nicolas Sarkozy, a pesar de un quinquenato y una campaña centrada en levantar los temas y los términos de la extrema derecha. Y, por último, la guinda del pastel, un atentado islamista. Mejor aún, el padre de un terrorista que amenaza con presentar una denuncia en contra de Francia.A pesar de este cóctel explosivo, Marine Le Pen tiene sólo 896.000 votos más que Jean-Marie Le Pen … cuando Jean-Luc Mélenchon atrajo a 3,9 millones de franceses en una sola campaña. La diferencia no deja de ser significativa. La derecha de la derecha pesa más que la izquierda de la izquierda. Es desde esta perspectiva, la del Frente Nacional, que serán auscultados con lupa los males de la Francia que refunfuña.Una Francia dividida y visiblemente menos guiada por el rechazo al capitalismo que por el rechazo a la globalización. El miedo a la deslocalización, uniéndose al miedo a la inmigración. Como si se abrieran las puertas para dejar que se vayan las máquinas y vengan los hombres, vistos como una amenaza y una competencia. Para el trabajo y para la vida en sociedad.El voto del Frente Nacional es un voto comunitario. El de una Francia que sueña en una pequeña fortaleza, quiere volverse hacia adentro, replegarse en sí misma, y no escuchar el fracaso de los demás, de todos sus contratiempos y mal humor. Esta Francia sueña con recuperar el control de su destino y cree que puede hacerlo abandonando el mundo. De modo que la escala europea le parece inalcanzable, indescifrable y poco atenta a escuchar a los pueblos.SOBRE LAS RUINAS DE LA DERECHANo todo es completamente falso y no es difícil imaginar la Francia que se reconoce en esta tentación. Una Francia rural que se siente lejos de las ciudades. Una Francia de los de abajo, sedientos de venganza hacia la Francia de los de arriba. Una Francia de viejos que tiene miedo de los jóvenes. Una Francia de jóvenes enfurecidos porque van a vivir peor que sus mayores.Estos son todos los franceses y todos los vientos que soplaban en las velas de Marine Le Pen. Pero esta no es la verdadera enseñanza de la primera ronda. El Frente Nacional ni siquiera necesita estar en la segunda ronda para desencadenar un terremoto del que la derecha no se recuperará. El dique levantado por Jacques Chirac se ha caído, en las palabras y en la mente. A fuerza de una derecha sin complejos. Nicolas Sarkozy y Patrick Buisson lo han derribado, piedra por piedra. Después de ellos, quedan sólo las ruinas. Las ruinas sobre las que Le Pen espera reconstruir una extrema derecha si desacomplejada… que nadie se atreverá a llamarla así. Puesto que será la derecha normal.

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