La estrategia de la liquidación en Libia

«Pero a medida que la coalición respaldada por la ONU aprieta el cí­rculo, a Gadafi le va faltando dinero – y su cí­rculo interno está mostrando los primeros signos de colapso. Funcionarios de la Casa Blanca describen cómo esta campaña de presión está aprovechando los activos de Gaddafi para golpearle militarmente y establecer ví­nculos secretos con los rebeldes y miembros de su gobierno. A medida que se tense este estrangulamiento, funcionarios de EEUU creen que es probable que el régimen de Gaddafi implosione o que la gente de su entorno le obligue a huir.»

La señal más clara de que esta resión está funcionando fue la defección el miércoles de Musa Kusa, ministro de Relaciones Exteriores de Libia y jefe de inteligencia de toda la vida de Gadafi. Funcionarios de EEUU dicen que muchos otros en el séquito de Gadafi ha entrado en contacto recientemente con Estados Unidos o sus aliados. Estos incluyen al jefe actual de inteligencia, Abdullah al-Senussi. Estados Unidos también ha tenido contacto indirecto con miembros de la familia de Gaddafi, que se dice que están descontentos con los acontecimientos y en busca de una salida. (THE WASHINGTON POST) THE WALL STREET JOURNAL.- Incluso después de la crisis, las agencias calificadoras de riesgo "obviamente no aportan ninguna pista real", dice. "Todo lo que tenemos son rumores y corazonadas. No sabemos cuál es el estado financiero de Citigroup, J.P. Morgan, Bank of America, ninguno de ellos". Singer cree que los grandes bancos siguen cargando demasiado apalancamiento y no confía en que los reguladores los supervisen de manera efectiva. Las mayores instituciones financieras, explica, son "una colección accidental de sobrevivientes. Casi ninguno se salvó por su perspicacia, controles de riesgo o buena gestión (…) sino por azar: quién fue rescatado primero y quién después y cómo se sentía la gente y qué es lo que dijo durante el fin de semana en el que Merrill estuvo bajo presión (en septiembre de 2008)". EEUU. The Washington Post La estrategia de la liquidación en Libia David Ignatius El coronel Muammar Gadafi siempre ha dependido de un recurso estratégico para mantener unido a su descabellado gobierno: dinero en efectivo. Pero a medida que la coalición respaldada por la ONU aprieta el círculo, a Gadafi le va faltando dinero – y su círculo interno está mostrando los primeros signos de colapso. Funcionarios de la Casa Blanca describen cómo esta campaña de presión está aprovechando los activos de Gaddafi para golpearle militarmente y establecer vínculos secretos con los rebeldes y miembros de su gobierno. A medida que se tense este estrangulamiento, funcionarios de EEUU creen que es probable que el régimen de Gaddafi implosione o que la gente de su entorno le obligue a huir. Esta estrategia para Libia se basa en esperanzas y expectativas, en lugar de tener un final detallado. Y en ese sentido, todavía carece de la clase de claridad estratégica que a los críticos del presidente Obama les gustaría ver. Pero en comparación con las otras tempestades que revuelven el Medio Oriente –en Siria y Yemen, especialmente– ésta al menos parece estar yendo en la dirección correcta. La señal más clara de que esta presión está funcionando fue la defección el miércoles de Musa Kusa, ministro de Relaciones Exteriores de Libia y jefe de inteligencia de toda la vida de Gadafi. Huyó a Gran Bretaña después de lo que una fuente de inteligencia describió como un ardid en el que Kusa alegó que se dirigía a Túnez para hacer una venta secreta de productos de petróleo refinado. La historia ilustra la necesidad desesperada de Gaddafi de fondos. Funcionarios de EEUU dicen que muchos otros en el séquito de Gadafi ha entrado en contacto recientemente con Estados Unidos o sus aliados. Estos incluyen al jefe actual de inteligencia, Abdullah al-Senussi, que ayudó a proteger la evacuación de la embajada de EEUU en Trípoli en febrero, y a otros ministros del gabinete. Estados Unidos también ha tenido contacto indirecto con miembros de la familia de Gaddafi, que se dice que están descontentos con los acontecimientos y en busca de una salida. Con el vuelo de Kusa, el goteo de deserciones puede convertirse en una inundación. Ali Abdussalm Treki, un ex ministro de Exteriores, huyó a Egipto el jueves. Otro funcionario clave del gabinete se dice que está negociando los detalles de su partida. "Estoy en tus manos, dime qué he de hacer", se rumorea que dijo a un intermediario este miembro del gabinete. La CIA está enviando equipos encubiertos a Libia para ayudar a debilitar aún más Gaddafi. En la actualidad sólo hay varias decenas de agentes, incluyendo oficiales a tiempo completo de la División de Actividades Especiales, que administra las acciones encubiertas, complementados por ex funcionarios, conocidos internamente como "cuadros", que tienen un contrato directo con la agencia. Sus tareas incluyen la creación de enlaces de comunicaciones clandestinas con la oposición libia, los contactos y la evaluación de los rebeldes, y proporcionar dinero y otro tipo de asistencia a los libios para que rompan con Gadafi. Los equipos de inteligencia también puede ayudar a las fuerzas de la OTAN en la selección de los demás nodos militares de Gaddafi, tales como depósitos de municiones, centros de mando y control, y tanques y artillería. El miércoles, un asalto aéreo coordinado se dice que ha borrado una columna de tanques de Libia en la carretera cercana a la ciudad natal de Gaddafi, Sirte. La agencia tiene cierta experiencia en Libia gracias a anteriores acciones encubiertas allí, entre ellas una cuyo nombre en código "Sprint" se realizó hace unos años. Una tarea por delante desagradable, pero necesaria, es proporcionar otras fuentes de dinero a los líderes tribales que Gadafi ha sobornado durante los 40 años de su gobierno, incluyendo los de su propia tribu, el Gaddafah. Si esto se puede hacer, los últimos pilares fuertes de apoyo al líder libio se desvanecerán. Una medida de la debilidad inherente de Libia, vino del mismo Kusa, de quien se dice que manifestó a agentes de la CIA hace ya varios años, tras el derrocamiento de Saddam Hussein, cuánto más vulnerable es Libia para ser atacada. "¡Somos una [improperio] playa!", comentó supuestamente. Al igual que en Irak, el verdadero reto en Libia es ensamblar un gobierno sucesor estable. Funcionarios de EEUU esperan que en esta ocasión la operación será supervisada por las Naciones Unidas y su representante especial para Libia, Abdul-Ilah Khatib, un diplomático jordano. Su tarea inmediata es la de coordinar los contactos entre los rebeldes y el régimen. La cobertura árabe también procede de Qatar, que acogerá la próxima reunión del "grupo de contacto" que supervisa la operación anti-Gaddafi. Muchas cosas aún podrían salir mal. Cuando en el pasado se vio acorralado contra la pared, Gadafi ha utilizado el terrorismo para defenderse. Se dice que tiene armas químicas y tal vez otras armas no convencionales. Pero su maquinaria necesita dinero en efectivo, y una fuente de inteligencia dice que su fortuna no le durará otros dos o tres meses. Desde este punto de vista financiero, Gadafi podría ser descrito como un dictador en liquidación. THE WASHINGTON POST. 1-4-2011 EEUU. The Wall Street Journal Uno de los oráculos de la crisis, predice un nuevo colapso James Freeman En pleno apogeo de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos, el fundador del fondo de cobertura Elliott Management, Paul Singer, apostó contra las hipotecas de alto riesgo. A mediados de 2007 advirtió a los reguladores de ambos lados del Atlántico que se avecinaba una gran crisis financiera. Fue completamente ignorado. Ahora, Singer dice que los mayores bancos se encaminan a sufrir otro colapso del crédito. Entre los factores que originarían el próximo desplome, el ejecutivo destaca uno: la política monetaria de EE.UU., la cual, asegura es "extremadamente arriesgada". El peligro es una "inflación descomunal". El precio de la gasolina ha subido y pronto se sentirá el golpe en la cuenta del supermercado. El Departamento del Trabajo de EE.UU. reportó hace poco que los precios mayoristas de alimentos registraron en febrero su alza más aguda desde 1974. Estas noticias son preocupantes y eso lleva a Singer a recurrir a los libros de historia. A los visitantes que van a su oficina en la Quinta Avenida de Nueva York les regala una copia de un ensayo de 1931 sobre la devaluación de la divisa alemana: "La economía de la inflación" del profesor Constantino Bresciani-Turroni. Singer, que fundó Elliott en 1977 y que ha entregado un retorno anual compuesto de 14,3% (frente a 10,9% del S&P 500), no está comparando a la Reserva Federal de EE.UU. con el Reichsbank de principios de los años 20. Más bien, está volviendo a advertir a los reguladores financieros de que no den por hecho la confianza del inversionista en una divisa importante. Los bancos centrales, especialmente la Fed pero también los europeos, "parecen actuar como si tuvieran una flexibilidad ilimitada para relajar la política monetaria", señala. En concreto, apunta a la política "sin precedentes" de la Fed de mantener las tasas de referencia en casi cero y su facilidad para imprimir dinero ("relajamiento cuantitativo 2"), que ha llevado al banco a comprar bonos del Tesoro a mediano y largo plazo. Esta táctica se está usando como un "sustituto a una política fiscal y regulatoria coherente", dice. La Fed, agrega Singer, "parece creer que la inflación es algo que puede solucionar muy fácilmente y con mucha rapidez. No creo que tenga razón". Singer advierte que los inversionistas no deben malinterpretar lo que parecen señales que auguran un mercado alcista. "Naturalmente que imprimir dinero apuntala los precios de los activos", explica, pero "es muy peligroso" y no es un sustituto para el comercio, ni las reformas fiscales y regulatorias que hacen de EE.UU. un lugar atractivo para generar empleos". "¿Cómo se vería una pérdida de la confianza en el dólar? Veríamos cómo el oro se vuelve loco", apunta Singer. Anota que los precios de muchas materias primas ya están cerca de batir nuevos récords, incluso en el contexto de una "especie de recuperación suave" en EE.UU. y Europa, y un crecimiento robusto en Asia. Pero, por más destructiva que sea una inflación descontrolada, ¿por qué se verían perjudicadas las grandes instituciones financieras? Podría hacer estragos en la capacidad de los clientes corporativos de los grandes bancos de cumplir con sus obligaciones, especula Singer. "La reforma financiera firmada por el presidente Barack Obama en julio de 2010 ha debilitado el sistema y ha sentado las bases para la próxima crisis de una manera muy negativa", advierte. "La opacidad de los informes de las instituciones financieras no ha sido abordada ni cambiada en lo más mínimo…". Incluso después de la crisis, las agencias calificadoras de riesgo "obviamente no aportan ninguna pista real", dice. "Todo lo que tenemos son rumores y corazonadas. No sabemos cuál es el estado financiero de Citigroup, J.P. Morgan, Bank of America, ninguno de ellos". Singer cree que los grandes bancos siguen cargando demasiado apalancamiento y no confía en que los reguladores los supervisen de manera efectiva. Las mayores instituciones financieras, explica, son "una colección accidental de sobrevivientes. Casi ninguno se salvó por su perspicacia, controles de riesgo o buena gestión (…) sino por azar: quién fue rescatado primero y quién después y cómo se sentía la gente y qué es lo que dijo durante el fin de semana en el que Merrill estuvo bajo presión (en septiembre de 2008)". La mayoría de los inversionistas no comparte su visión y los grandes bancos siguen recibiendo préstamos a tasas inferiores que sus competidores más pequeños. La razón, según Singer, es que ahora mismo el sistema "está respaldado por los gobiernos de EE.UU. y Europa". Sin embargo, advierte, "en algún momento, esa garantía, de alguna manera que todavía no puedo imaginar, desaparecerá". ¿De verdad? Los creadores de la reforma financiera argumentan que la ley impide que el gobierno estadounidense rescate a una firma en particular, pero la Fed puede seguir concediendo préstamos de emergencia a un gigante en apuros siempre y cuando ofrezca financiación similar a los demás. Si el gobierno estima que una firma no es "sistémicamente importante", prevé Singer, podría significar su colapso. "Las instituciones financieras de medio y pequeño tamaño podrían encontrarse en desventaja, podrían ser sacrificadas en la próxima crisis para proteger a los pesos pesados", explica. Hay algo peor: si el gobierno alguna vez determina que un gigante está en riesgo de cesación de pagos, asume su control a través de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC, por sus siglas e inglés). Una vez a cargo, el gobierno también puede discriminar de una manera parecida entre los acreedores y transferir activos a su voluntad. La destreza analítica de Singer no es perfecta. Después de la crisis, identificó los derivados como un factor clave y sigue insistiendo en que jugarán un papel importante en la próxima debacle, si bien ahora se sabe que en 2008 los bancos cayeron por culpa de apuestas más convencionales en el sector inmobiliario, no por los derivados. Aun así, el argumento de Singer contra la reforma financiera y la política monetaria de la Fed es persuasivo. Una razón por la que su firma ha sobrevivido 34 años, dice, es porque trata de ser muy respetuosa de cuán imprevisibles son los mercados. "Siempre intentamos asumir como mínimo que el mundo no está gestionado eficazmente". Una suposición segura. THE WALL STREET JOURNAL. 25-3-2011

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