La emergencia de un G-2

Sin embargo, cuando la crisis mundial rompe el equilibrio estratégico y se multiplican los organismos colectivos como los G-8, G-14, G-20 …, la idea del G-2 se abre paso: un evento en el que EEUU y China deciden cuestiones importantes en petit comité mientras los demás parlotean.

Barack Obama ofrece una verdadera alianza que trasciende la economía ara abarcar la lucha contra el cambio climático y la diplomacia internacional, donde se espera de Pekín una actitud responsable sobre Irán, Corea del Norte, Pakistán, etc. Esto no tiene precedentes. Y para Europa es un paso más en una marginación inevitable, en la medida en que nuestro continente no sea capaz de construir instituciones eficaces IL CORRIERE. Ha nacido el G-2, el diálogo económico estratégico entre Estados Unidos y China, la superpotencia de hoy y la de mañana, un foro anual en el que el Presidente Obama ha declarado en la apertura de dos días de trabajo, "comienza una nueva era sustancial de la cooperación, no de la confrontación, en nuestras relaciones que darán forma al siglo XXI". De hecho, con el diálogo económico y estratégico, EEUU sustituye a Rusia por China como su primer socio después de Europa EL PAÍS. Lo que comenzó en 2006 como encuentro exclusivamente económico se ha transformado ahora en un indisimulado foro de rango mayor en el que las dos superpotencias del siglo XXI -una ejerciente, la otra en ciernes- escenifican la necesidad de entenderse en casi todos los temas cruciales. De entre los rivales de EE UU como poder hegemónico -la lejana URSS en lo militar, o Japón, en los años ochenta, en lo económico-, China aparece como el más consistente y global en un horizonte cercano. Francia. Le Figaro LA EMERGENCIA DE UN G-2 La relevancia de los dos días de encuentro chino-estadounidense en Washington no debería menospreciarse. Las conversaciones se asemejan a esa cumbre informal del G-2 sobre la que tanto se ha hablado. Una instancia en la que Estados Unidos, la superpotencia de hoy, y China, la de mañana, pueden llegar a acuerdos con los que planificar el futuro de nuestro planeta. Por supuesto que parte de esta descripción es pura fantasía, ya que (todavía) no todo se decide entre Washington y Pekín. Al fin y al cabo, China y Estados Unidos siguen sin coincidir completamente. Sin embargo, cuando la crisis mundial rompe el equilibrio estratégico y se multiplican los organismos colectivos como los G-8, G-14, G-20 …, la idea del G-2 se abre paso: un evento en el que EEUU y China deciden cuestiones importantes en petit comité mientras los demás parlotean. Al abrir ayer el primer "diálogo económico estratégico" entre los dos países, Barack Obama ha confirmado esta ambición: "La relación entre los Estados Unidos y China dará forma al siglo XXI, por lo que es la relación bilateral más importante en el mundo ". Economía, medio ambiente, seguridad internacional, el programa está cargado. Y concierne a todo el planeta. En estos tiempos de crisis mundial, la relación fundamental es principalmente de carácter financiero. El gran derrochador (América) y el gran ahorrador (China) se tienen, el uno al otro, por la faltriquera. Sin las inversiones chinas en bonos del Tesoro norteamericano, ¿cómo financiarían los Estados Unidos su creciente déficit? Sin el mercado de EEUU, ¿dónde comercializarían las fábricas chinas sus productos? Con los planes de estímulo masivos de América, esta interdependencia es más fuerte que nunca, cada vez más desequilibrada y, por tanto, peligrosa. Los riesgos monetarios, la tentación del proteccionismo, la fragilidad de los mercados financieros exigen, por ambas partes, de una cooperación reforzada. Los Estados Unidos la están buscando. No es casual que la reunión tenga lugar en Washington y Barack Obama ha decidido hacer un discurso. La América en crisis, necesita la financiación china, mientras que Pekín vigila la remuneración de sus inversiones y está considerando la posibilidad de movilizar sus recursos para su desarrollo interno. Con George W. Bush, China no tuvo ocasión de quejarse. Barack Obama ofrece una verdadera alianza que trasciende la economía para abarcar la lucha contra el cambio climático y la diplomacia internacional, donde se espera de Pekín una actitud responsable sobre Irán, Corea del Norte, Pakistán, etc. Esto no tiene precedentes. Y para Europa es un paso más en una marginación inevitable, en la medida en que nuestro continente no sea capaz de construir instituciones eficaces. LE FIGARO. 29-7-2009 Italia. El Corriere della Sera G-2, USA Y CHINA, GOBERNANDO LA ECONOMÍA Ha nacido el G-2, el diálogo económico estratégico entre Estados Unidos y China, la superpotencia de hoy y la de mañana, un foro anual en el que el Presidente Obama ha declarado en la apertura de dos días de trabajo, "comienza una nueva era sustancial de la cooperación, no de la confrontación, en nuestras relaciones que darán forma al siglo XXI". Sin hacernos ilusiones de que estemos de acuerdo en todo, continuó el presidente, pero estamos registrando sólidos progresos en los problemas más importantes. Obama ha replicado la histórica visita de su predecesor republicano Nixon, quien en 1972 puso fin al ostracismo de China con la diplomacia del ping pong. Lanzando la diplomacia del baloncesto, el Presidente ha citado a Yao Ming, la estrella china de la Liga Americana, según el cual "no importa si eres un jugador experimentado o un principiante, necesitas tiempo para adaptarte al juego de equipo". Confío, dijo Obama, "que haremos como dice Ming, y llegaremos a su nivel de juego". Lo ha respaldado la Secretaria de Estado Hillary Clinton, que preside el trabajo: "Ladrillo a ladrillo, construiremos una casa común". El G2 nació como resultado de una iniciativa de George Bush, que en 2006 puso en marcha un foro semestral, el Diálogo Económico Estratégico, limitado a la economía. Obama lo ha extendido a la política y la seguridad, con el respaldo del Presidente chino Hu Jintao. El Viceprimer Ministro Wang Qishang, el jefe de la delegación, con 150 funcionarios, lo calificó como "un importante punto de encuentro: "Estamos en el mismo barco grande -añadió- agitado por enormes olas”. De hecho, con el diálogo económico y estratégico, EEUU sustituye a Rusia por China como su primer socio después de Europa. Lo hace porque cree que China ejercerá una influencia mayor en la economía mundial, así como en la energía y el clima, la política y la seguridad de Asia. Obama lo ha mencionado explícitamente con un llamamiento a la unidad contra el armamento nuclear de Irán y Corea del Norte: "La no proliferación de las armas -ha dicho- es en el interés común, cuanto más naciones tengan la bomba, mayor será el riesgo de que alguien la use”. En el discurso de apertura, el Presidente ha abordado la cuestión de los derechos humanos, llamando a China "para encontrar un terreno común de respeto a la dignidad personal" y recordando que "toda persona tiene derecho a la libertad de expresión, incluidas las minorías étnicas y religiosas, igual que nosotros”. Entonces se concentró en la recesión, advirtiendo que "la opción que tomemos aquí repercutirá en la economía mundial, desde Nueva York a Shangai, si coordinamos nuestras acciones". Obama ha sugerido "la transparencia y la regulación de los mercados y el comercio libre y justo", y argumentó que si China se abre a los productos extranjeros, el "desarrollo global será más sostenible". CORRIERE DELLA SERA. 28-7-2009 España. El País DIÁLOGO DE GIGANTES Pocos signos tan explícitos del cambio de los tiempos como el diálogo de Washington entre EE UU y China. Lo que comenzó en 2006 como encuentro exclusivamente económico se ha transformado ahora, con la presencia de Hillary Clinton y el significativo y solemne mensaje de Barack Obama, en un indisimulado foro de rango mayor en el que las dos superpotencias del siglo XXI -una ejerciente, la otra en ciernes- escenifican la necesidad de entenderse en casi todos los temas cruciales, desde la economía y el cambio climático hasta la proliferación nuclear. De entre los rivales de EE UU como poder hegemónico -la lejana URSS en lo militar, o Japón, en los años ochenta, en lo económico-, China aparece como el más consistente y global en un horizonte cercano. Pekín ya es el banquero por antonomasia de Washington y principal financiador de su deuda. Su desarrollo desde 1978 ha sido el más espectacular de la historia, y previsiones solventes estiman que en 20 años su economía superará a la estadounidense. Frente a este gigante que se consolida, árbitro en la mayor parte de Asia y con creciente implicación estratégica en África y Latinoamérica, el declive estadounidense como actor único es evidente. Irak, militarmente, o la crisis mundial concebida en Wall Street lo certifican. Congruente con esta apreciación de la realidad, Obama llama a cooperar, a los intereses compartidos. Y pasa de puntillas por el desprecio de los derechos humanos por parte del Gobierno comunista. Hay terrenos, como las ambiciones atómicas de Irán y Corea del Norte, en los que sería provechosa la convergencia Washington-Pekín. En otros, como el calentamiento atmosférico, probablemente la mayor amenaza planetaria, es imprescindible. Algún entendimiento entre los dos mayores contaminadores mundiales, distante por ahora, resulta perentorio si se quiere evitar que la conferencia de Copenhague sea un rotundo fracaso. EL PAÍS. 29-7-2009

Deja una respuesta