El endeudamiento exterior y el plan de ajuste de Zapatero

La deuda, con sangre entra

Los grandes genios de las finanzas mundiales han examinado el «dossier España» y han diagnosticado unánimemente la enfermedad que sufre: demasiado ladrillo, demasiada deuda. De paso, han señalado también a los culpables del mal: los españoles, que hemos querido vivir mejor que nuestros padres y aspiramos a que nuestros hijos vivan mejor que nosotros. Y han encontrado la receta para tan terrible delito: rebajarnos los salarios y recortarnos las pensiones, mermar nuestras rentas y reducir nuestra riqueza.

Que la deendencia de la financiación exterior –y por lo tanto el endeudamiento con el capital extranjero– es el principal lastre de la economía española no es ya un secreto para nadie. Mucho menos para nosotros, que en estas mismas páginas venimos advirtiendo desde hace años (cuando la deuda y el déficit público eran todavía irrelevantes) que el déficit exterior acumulado por nuestro país era insostenible y que el crecimiento de la economía española tenía más de virtual que de real, al estar basado en ser el país más endeudado del mundo per cápita y el segundo que más debe del mundo, en términos absolutos, sólo por detrás de EEUU, una economía 13 veces más grande que la nuestra.¿Quién ha provocado este endeudamiento y para qué? ¿A cuánto asciende el total de la deuda? ¿A quién se lo debemos? Y lo que es más importante, ¿quién, y cómo, pretenden que pague la factura de esa deuda?Según los datos del Banco de España, la economía española tenía una deuda viva con el exterior de 1,68 billones de euros, alrededor del 165% del Producto Interior Bruto, a mediados del pasado año.Dicen que ese endeudamiento es fruto de que las familias españolas han querido vivir todos estos años de expansión económica por encima de sus posibilidades. Gran mentira con la que quieren justificar el drástico plan de ajuste que pretenden imponernos.Sólo el sistema financiero, es decir, los bancos y las cajas de ahorros españolas son responsables de prácticamente el 50% de la deuda exterior de España, 781.791 millones de euros es lo que deben a la banca extranjera.Desde la entrada de España en la zona euro, pero muy especialmente desde la llegada de Zapatero al gobierno, ha sido la gran banca –encabezada por el omnipresente Botín– quien se ha lanzado a una vorágine de endeudamiento con el objetivo de expandir sus negocios por el mundo y escalar puestos en la jerarquía del gran capital bancario mundial.Con la inestimable colaboración de un Zapatero que ha puesto la gestión de la política económica de sus gobiernos y los recursos del Estado al servicio de ese objetivo, han sometido al país a un gigantesco proceso de endeudamiento exterior, cuyo ritmo de crecimiento entre 2000 y 2008 ha multiplicado con creces el de cualquier otro país.Gracias a ese proceso de endeudamiento de nuestra economía, Santander y BBVA están hoy entre los 10 mayores bancos del mundo y Telefónica, Iberdrola, Repsol y otros pocos monopolios compiten en tamaño y beneficios con las grandes corporaciones mundiales. Todo el país ha estado durante estos últimos 10 años al servicio de este proyecto y de estos objetivos. Han tenido que absorber los principales recursos del país para poder alcanzarlos, lo que explica por qué en la mayor etapa de crecimiento sostenido que ha conocido la economía española se han incrementado las desigualdades sociales, se ha producido un gigantesco trasvase de rentas desde los salarios hacia las rentas del capital o por qué ha aumentado la brecha en gasto social que nos separa de la Europa desarrollada.Pero ni siquiera con eso tenían suficiente. Necesitaban endeudar al país y lo endeudaron. Necesitaban concentrar la riqueza y la concentraron. Necesitaban distraer la atención de la opinión pública y han tenido en Zapatero al mejor trilero capaz de hacer pasar por avances sociales lo que no eran sino grandes conquistas de Botín y los suyos a costa de nuestros intereses.Ahora ha llegado el momento en que las deudas se tienen que pagar. Y además con intereses. Y si a esto se le suma el estallido de la crisis financiera mundial, el problema para el conjunto de la población aumenta de grado y las amenazas para los trabajadores se multiplican.

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