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La cuestión catalana

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Los catalanes acudieron el miércoles en gran número a reclamar sus derechos como nación. El año pasado, en conmemoración de la derrota de 1714 por la Corona en la Guerra de Sucesión española, los separatistas catalanes tomaron físicamente a Barcelona sin romper un cristal. Este año se cogieron del brazo en una cadena humana desde los Pirineos hasta la frontera con Valencia (de habla catalana). Este problema no va a desaparecer. La cuestión es si se puede resolver políticamente antes de que se convierta en una crisis constitucional.A pesar de la aclamada transición española de la dictadura franquista a la democracia, todavía no se ha formado un hogar plurinacional lo suficientemente confortable para personas cultural y lingüísticamente diferentes. Este rompecabezas que enoja a muchos españoles y a muchos catalanes y vascos – es la raíz del problema .Se trata de pueblos con una identidad profundamente arraigada que se remonta siglos. La España democrática les dio poderes reales. Pero para apaciguar a los nacionalistas españoles, cierta forma de autogobierno fue otorgada a otras 15 regiones. Esto creó una bonanza financiera para los intereses locales en todo el país insostenible, sin abordar de lleno los derechos históricos de catalanes o vascos.El separatismo catalán tomó forma después de un fallo del tribunal constitucional en 2010 que rechazó mejoras en su Estatuto de Autonomía acordadas tanto por el parlamento catalán como por el español. La crisis financiera ha aumentado la sensación de agravio, Cataluña es un gran contribuyente neto al presupuesto de España, mientras que los vascos tienen autonomía fiscal.Mariano Rajoy, el primer ministro de España, rechazó una solicitud catalana para un trato similar hace un año. Cuando Artur Mas, el presidente catalán , llamó a elecciones anticipadas en respuesta y perdió escaños, el señor Rajoy se regodeó. Pero los separatistas ganaron la mayoría en esa elección, con los federalistas de izquierdas pensando también que los catalanes deberían tener el derecho de decidir su futuro. Eso es sin duda adecuado. Pero lo primero es lo primero.Españoles, catalanes y vascos –que plantean acceder a más derechos en 2015– tienen que volver a la idea de convivencia. Esta palabra evocadora de la coexistencia de judíos, cristianos y musulmanes en el mundo pre-castellano de al-Andalus, no es anacrónica. La España plurinacional necesita un federalismo asimétrico, que otorgue derechos y el espacio suficiente para mantener dentro de la familia a las minorías nacionales.El Sr. Rajoy y el Sr. Mas están empezando a tener esta conversación – esperamos que no sea demasiado tarde. Esto puede parecer un conflicto posmoderno. Pero el nacionalismo es un peligroso camino de complacencia confusa.

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