Un nuevo salto en la agudización de la crisis

La crisis polí­tica se suma a la económica

¿Quién ha ganado el reciente debate sobre polí­tica económica en el Congreso, Zapatero o Rajoy? se preguntan estos dí­as todos los medios de comunicación. ¿Y eso a quién le interesa?, preguntamos a su vez nosotros. La inconsistencia e insustancialidad a la que se quiere reducir el debate en la sociedad española corre en paralelo con el desbocado nivel de degradación económica, de pérdida de rentas y de riqueza que empieza a sufrir la mayorí­a de la población. La perspectiva que se abre ante España es la de una brusca degradación de la posición que -de una forma artificiosa, gracias a la financiación y el endeudamiento exterior- hemos mantenido en los últimos años. Cuando el agua del mar se retira, deja al descubierto a quien está desnudo. Algo parecido es lo que está ocurriendo ahora.

El huracán de la crisis financiera está desmontando a una velocidad de vértigo el andamiaje virtual que había ermitido hasta ahora a los gobiernos españoles alardear de estar “en la primera división mundial” (Aznar) o reclamar una silla en el G-20 por ser la “novena potencia económica del mundo” (Zapatero).Las grandes oligarquías financieras del planeta –que en estos últimos 10 años han permitido a bancos y monopolios españoles expandirse por el mundo a costa de un endeudamiento descomunal– han decretado que “la fiesta se ha terminado”. Y están dejando caer a nuestro país hasta que ocupe el lugar que determine su propio peso económico. Una degradación cuya factura pretenden trasladárnosla a nosotros, que la paguemos en forma de rebajas en los salarios, aumentos de los impuestos, alargamiento en la edad de jubilación o recortes en las prestaciones sociales. Para lo cual, teóricamente sería necesario que todas las fuerzas políticas pro-oligárquicas se pusieran de acuerdo para llevar adelante un ajuste tan drástico.¿Por qué en estas condiciones, la conclusión unánime de toda la prensa es que el gran pacto entre PSOE y PP –propuesto incluso por el mismo rey– “es imposible?Las razones sobrepasan con mucho a Rajoy y a Zapatero. La crispación y el enfrentamiento entre ambos no hace sino reflejar la imposibilidad actual de que el conjunto de la clase dominante española alcance el grado de consenso necesario como para dictar a la clase política un pacto de esa naturaleza.No son las diferencias políticas ni la enemistad personal entre Zapatero y Rajoy las que hacen imposible el pacto, sino la agudización de las divisiones en el seno de la oligarquía las que mantienen y avivan el antagonismo entre uno y otro.Lo que está ocurriendo estos días –y la razón material que explica el antagonismo y la crispación política y mediática– es que la presión de las grandes potencias por degradar la posición de España está agudizando la fractura entre los dos grandes sectores en que, básicamente, está dividida la clase dominante española.De un lado, el núcleo articulado en torno a Botín, que gracias a Zapatero ha conseguido abrir una brecha sustancial –en lo económico pero también en cuanto a jerarquía, papel y peso– con el otro sector, alineado en torno al BBVA, cuyo deterioro y rezagamiento se está acelerando con motivo de la crisis, al tener el grueso de sus negocios enclavados en España.Un sector que, por eso mismo, necesita imperiosamente contar con un gobierno “amigo” instalado en la Moncloa, cuya gestión económica sea exactamente la contraria que la de Zapatero, que en sus 6 años de gobierno se ha caracterizado por poner todos los recursos del Estado al servicio del proyecto de expansión mundial de Botín.Mientras este último es pensable que incluso puedA llegar a transigir y aceptar la degradación de España a una categoría inferior –puesto que el grueso de sus negocios y sus beneficios provienen de fuera, como explicamos en un amplio reportaje interior–, para el sector articulado en torno al BBVA esto puede llegar a suponer un auténtico descalabro en su posición monopolista. La fiereza de unos y otros por mantener la posición alcanzada es el origen último de la grave crisis política que ha venido a añadirse estos días a la severidad de la crisis económica.

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