Merkel en una posición más débil tras las elecciones

La crisis europea se agudiza en Berlín

Los resultados de las elecciones alemanas expresan la profundidad de la crisis a que se enfrenta la UE, ante la que la burguesía monopolista alemana baraja diferentes alternativas.

¿Cómo ganar unas elecciones y quedar en una posición de mayor debilidad? Merkel acaba de dar repuesta a esta aparente paradoja.

Ha ganado las elecciones alemanas, con 12,5 puntos de ventaja sobre su inmediato perseguidor. Pero ha perdido 8,5 puntos, obteniendo, con solo un 33% de los votos, los peores resultados para su partido desde la fundación de la RFA en 1949.

El hundimiento de la socialdemocracia del SPD -que ha perdido nueve millones de votos desde 1998- ha tocado un nuevo suelo, al reducir sus apoyos al 20,5% de los votos, el peor resultado de su historia.

Los dos grandes partidos que han sido los garantes de la estabilidad en la política alemana desde el final de la IIª Guerra Mundial están cada vez más débiles y señalados.

¿Efectos de la crisis? Sí. Pero en Alemania se expresan de una forma muy diferente que en España, donde ha crecido el voto de rechazo a los recortes y al bipartidismo, exigiendo también una regeneración democrática.

En el país germano quien se ha disparado ha sido la ultraderechista Alternativa por Alemania, convertida en la tercera fuerza del país, que crece un 168% en la segunda vez que se presenta a unas elecciones. Tan solo los Verdes, en 1983, vivieron una subida mayor, cuando casi cuadriplicaron su anteriores resultados.

Sería un error explicar su ascenso solo por la utilización de la propaganda contra la inmigración y sus efectos entre sectores de la población arrojados contra los refugiados.

Alternativa por Alemania propone también una reorientación completa de la política germana en la escena internacional. Señalando en su programa que desea una Europa soberana, y aboga por que Alemania abandone la Unión Europea y recupere el marco. Se opone a los acuerdos de comercio exterior como el TTIP y Ceta, está en contra de una hipotética adhesión de Turquía a la UE y pide que se cancelen las negociaciones para su ingreso en el club comunitario. Y, además, pide poner fin a las sanciones contra Rusia y se muestra a favor de trabajar de forma más estrecha con el Gobierno de Vladímir Putin.

Este es el giro que algunos sectores de la burguesía monopolista alemana han apoyado, frente al desastroso saldo ofrecido por los 12 años de gobiernos de Merkel.

Las elecciones alemanas reflejan la profunda crisis económica, política y social que azota Europa. Las sacudidas globales que está provocando condenan a Europa a una posición cada vez más marginal, aprisionada entre la emergencia de países del Tercer Mundo con los que es incapaz de competir y las exigencias cada vez mayores de EEUU.

Y en la burguesía monopolista alemana no existe una posición clara sobre cómo afrontar esta encrucijada. Esta es la razón del rompecabezas político que ha deparado estas elecciones. Donde, por primera vez en la historia reciente, está en el aire la formación de gobierno y Alemania puede enfrentarse a una inestabilidad desconocida.

Los efectos de la batalla política en Alemania van a afectar al conjunto de Europa. La “reforma” de la UE, anunciada por el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, parece que deberá aplazarse. Y los deseos de un Macron también debilitado por relanzar el eje franco-alemán se enfrentan a nuevos obstáculos.

¿Hacia dónde va a decantarse Alemania? ¿Qué consecuencias tendrá para el resto de países de la UE?

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