Mientras trabajadores de Nissan y Roca abuchean a la clase polí­tica catalana, en Arenys de Mar se celebra un fantasmagórico referéndum "por la indepen

La Cataluña real y la pesadilla oficial

Las dos caras de Cataluña se han exresado con absoluta rotundidad durante los últimos días.Durante las celebraciones de la Diada -fiesta nacional catalana usurpada por el nacionalismo excluyente-, trabajadores de Nissan y Roca afectados por los EREs se manifestaron, abucheando a la clase política oficial, la misma que asiste impertérrita a la destrucción del tejido industrial mientras dilapida miles de millones en sus sueños soberanistas.Tras varias semanas donde la actualidad estaba copada por las consecuencias de una sentencia del Constitucional contraria al Estatut, la Cataluña real, la Cataluña cabreada por las consecuencias de la crisis, ha hecho acto de presencia, mostrando su rotundo distanciamiento de unas castas locales empeñadas en agitar banderas excluyentes para marcar su territorio.Pero también hemos visto el rostro más estrafalario del nacionalismo excluyente catalán. En Arenys de Mar, un pequeño municipio barcelonés convertido en meca del soberanismo, se celebró un estrambótico referéndum por la independencia.Estrambótico por los resultados, con una participación 30 puntos inferior a la media registrada en anteriores comicios, y un irreal triunfo del sí por el 96% de los votos, que nos habla de una “democracia a la búlgara”.Pero también porque esos delirios soberanistas están pagados con nuestro dinero. La organización que impulsó el referéndum ha recibido más de 10.000 euros de subvenciones del ayuntamiento y la Generalitat.En eso se gastan el dinero los políticos catalanes. No es extraño que los trabajadores de Nissan y Roca estén cada vez más cabreados.

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