Arenys como sí­ntoma

La consulta, surgida de entidades privadas a las que no se puede limitar el derecho a celebrarlas, carece de validez jurí­dica alguna, pero se ha convertido en un alarde soberanista, gracias entre otras cosas al efecto multiplicador del recurso presentado por la Abogací­a del Estado. Redactado, por cierto, por un antiguo candidato de la Falange, partido que pudo manifestarse el domingo en Arenys sin ningún impedimento oficial.

PÚBLICO.- Así que la banca mundial necesita más medicina: más dinero en vena. El roblema es que, como saben, el dinero es también la droga favorita de la banca, que siempre quiere más, no puede vivir sin él. De manera que estamos curando al enfermo, sí, pero también estamos chutando al yonqui, y acostumbrándole a conseguir su dosis con facilidad, sin levantarse de la cama. LA VANGUARDIA.- Será porque sólo uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras que el más absoluto mutismo está acompañando la sorprendente salida, con una cierta sensación de precipitada, de altos cargos socialistas del Congreso de los Diputados. No suele ser normal que personas que hasta hace cuatro días han formado parte del Consejo de Ministros abandonen la política y mucho menos cuando su partido sigue estando en el Gobierno Editorial. El País Arenys como síntoma Arenys de Munt, una población barcelonesa de apenas 8.000 habitantes, escenificó el domingo una votación que, aunque puramente testimonial, invita a extraer algunas conclusiones. Los organizadores de la consulta sobre la independencia de Cataluña fueron respaldados desde el principio por el Ayuntamiento, que primero prestó apoyo material y luego, aunque formalmente hubo de retirarlo por orden judicial, no renunció a seguir jaleando la iniciativa. La naturaleza de la convocatoria, que ahuyentaba de las urnas a los votantes contrarios a la autodeterminación, explica la contundencia del resultado: el 96% de los participantes apoyó la secesión. Eso sí, la participación fue inferior a la registrada en el referéndum del Estatuto, pese a que la imposibilidad de usar el censo electoral -con la consiguiente ausencia de controles democráticos- y la arbitraria concesión del derecho de sufragio a los mayores de 16 años hubieran podido propiciar una afluencia a las urnas más abultada. La consulta, surgida de entidades privadas a las que no se puede limitar el derecho a celebrarlas, carece de validez jurídica alguna, pero se ha convertido en un alarde soberanista, gracias entre otras cosas al efecto multiplicador del recurso presentado por la Abogacía del Estado. Redactado, por cierto, por un antiguo candidato de la Falange, partido que pudo manifestarse el domingo en Arenys sin ningún impedimento oficial. Para evitar que el Ayuntamiento secundara la consulta bastaba con exigir el cumplimiento de la ley; la retórica del abogado del Estado, que atribuía a esta votación el poder de comprometer "la soberanía nacional y la integridad de la nación española", no hizo sino espolear a sus promotores. Quienes magnifican las consecuencias de la iniciativa también ayudan a alentar un victimismo en el que el separatismo halla su mejor abono. Con este caldo de cultivo, no tardaron en sumarse al festejo dirigentes de Esquerra Republicana y Convergència, prestos a rentabilizar el seudorreferéndum en su disputa electoral por el voto soberanista. Visto el éxito propagandístico de la convocatoria, ambos partidos apuestan ahora por repetir la experiencia en otros municipios, confiando en encontrar esta oposición alentadora. Proclamas al margen, la amenaza secesionista no parece inminente. Según las encuestas oficiales, el porcentaje de catalanes que se confiesan partidarios de la independencia no alcanza el 20%, si bien es cierto que en los últimos cuatro años han crecido más de cinco puntos. Una de las razones de este auge independentista hay que buscarla en la crisis en que se hallan las relaciones entre Cataluña y el conjunto de España: el Estatuto que elaboró el Parlamento catalán, pulido en las Cortes y refrendado en las urnas, no acaba de aplicarse, y el Constitucional lleva tres años manteniendo la incertidumbre sobre su futuro. Valiosa munición para aquellos que en Cataluña apuestan por enterrar la vía estatutaria. EL PAÍS. 15-9-2009 Opinión. Público Cuando a la banca le entre el mono Isaac Rosa “Para que la recuperación se consolide, es fundamental garantizar el saneamiento del sistema financiero” -Joaquín Almunia, comisario europeo de Economía- Lo explicaré en plan Barrio Sésamo: hace un año los bancos se pusieron malitos, y nos contagiaron a todos. Así que, para ponernos buenos, había que curar primero a los bancos, y sólo recuperaremos la salud cuando ellos vuelvan a estar sanotes. Ésta es, en plan simple, la versión oficial de la crisis, la que ha justificado que los Estados destinen miles de millones al sistema financiero. Por eso ahora, cuando se dice que empezamos a salir del túnel, las autoridades insisten en que hay que continuar las medidas de apoyo a la banca, que todavía está debilucha. La metáfora la ponía Krugman en una entrevista a un periódico argentino: hemos salvado la vida al enfermo, pero eso no significa que esté listo para abandonar el hospital. Así que la banca mundial necesita más medicina: más dinero en vena. El problema es que, como saben, el dinero es también la droga favorita de la banca, que siempre quiere más, no puede vivir sin él. De manera que estamos curando al enfermo, sí, pero también estamos chutando al yonqui, y acostumbrándole a conseguir su dosis con facilidad, sin levantarse de la cama. En el último año el sistema financiero se lo ha comido todo, y todavía tiene más hambre. Los bancos centrales le han inyectado dinero barato, y se lo ha tragado sin masticar, lo ha dedicado a limpiarse y a comprar deuda pública, mucho más rentable que dar créditos a empresas y ciudadanos. Con tanta liquidez, alguno puede hasta morir de sobredosis. El día que haya que cerrarles el grifo, ya veremos cómo pasan el mono. Como además no hay noticias de la prometida regulación financiera, si tienen que pegar un palo para conseguir droga, ya sabemos a quién enseñarán la navaja. PÚBLICO. 15-9-2009 Carta del Director. La Vanguardia Demasiadas bajas José Antich SERÁ porque sólo uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras que el más absoluto mutismo está acompañando la sorprendente salida, con una cierta sensación de precipitada, de altos cargos socialistas del Congreso de los Diputados. La última, ayer mismo, la renuncia al acta de parlamentario del ex vicepresidente económico Pedro Solbes, cinco meses después de que fuera relevado en el cargo. No suele ser normal que personas que hasta hace cuatro días han formado parte del Consejo de Ministros abandonen la política y mucho menos cuando su partido sigue estando en el Gobierno. La radiografía del motivo de las renuncias, explicada ayer en La Vanguardia en casos tan dispares como los ex ministros Jordi Sevilla, César Antonio Molina, Mercedes Cabrera, Bernat Soria o Pedro Solbes, no deja de transmitir a los ciudadanos una preocupante imagen de abandono de la nave en un momento delicado. Tanto hacer broma muchos políticos de que el fichaje estrella del PP en las últimas elecciones generales, Manuel Pizarro, no aguantaría ni unos meses en la bancada de la oposición y ahí está, viendo como antes se va su rival, Pedro Solbes, en aquel debate televisivo que seguramente decantó el voto a favor del PSOE de muchos electores. La marcha de Solbes no por esperada es menos llamativa, ya que la economía española ha estado desde 1983 hasta hace cinco meses en sus manos o en las de Rodrigo Rato, dos pesos pesados en el concierto internacional. Que en un periodo de más de 25 años sólo haya habido dos vicepresidentes de Economía da idea de una gran estabilidad. A Solbes le pudo su ortodoxia y un cierto aburrimiento. Había que hacer cosas, esa era la máxima. Y se han hecho, aunque hay enormes dudas de que vayan en la dirección adecuada. LA VANGUARDIA. 15-9-2009

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