El Observatorio

La Caja Tonta

Uno a uno, todos los excesos, todas las barbaridades, todos los disparates que, multiplicados por 17, se vienen cometiendo en lo que una vez fue la España de las Autonomí­as, pero que desde hace un tiempo serí­a mucho más certero calificar como el «reino de taifas», se concentran y sintetizan en lo que ha sido el proceso de creación, desarrollo, expansión, quiebra e intervención de la que podrí­amos llamar la «Caja Tonta», sólo por ser la primera en caer, de una serie que sin duda va a ser múltiple, en cadena y dolorosa.

Lo rimero que hay que recordar es que la CCM (Caja Castilla La Mancha) nace de la fusión de varias cajas de ahorro provinciales de la región, fusión promovida, impulsada y llevada a cabo a instancias de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, el poder regional que se constituye con el nuevo mapa autonómico dibujado por la Constitución de 1978, y que desde su constitución hasta hoy ha estado siempre en manos del PSOE, primero con Bono y luego con Barreda. Nace pues por la voluntad política del gobierno regional de tener un poder financiero centralizado a su servicio. Como ocurre en las 17 Autonomías, la nueva "casta" política, surgida del nuevo poder autonómico, se dota rápidamente de un poder financiero propio, totalmente bajo su control, para poder financiarse y financiar sus proyectos con relativa autonomía.¡Y qué mejor forma de asegurar el pleno control político de una entidad que poner al frente a un militante del propio partido! Es lo que han hecho prácticamente todos los poderes regionales. El socialista Narcís Serra al frente de Caixa Catanunya, el popular Olivas al frente de Bancaja,… y el socialista Hernández Moltó al frente de la CCM. Controlar la "caja" era demasiado importante como para tener que guardar las apariencias. Uno del partido y todo claro. Poco importa si sabe dirigir un banco o no. Poco importa si es escrupuloso o ladrón o no, lo importante es el carnet. Lo importante es que el presidente de la Junta pueda levantar el teléfono a cualquier hora, llamar al presidente de la Caja, decirle que hay que poner dinero para esto o aquello, y al día siguiente tener el dinero fresco encima de la mesa.En los años de vacas flacas, la situación no se descontroló en exceso. Pero cuando, a partir de 1995, aproximadamente, comienza el "boom inmobiliario", y con él, la posibilidad de obtener beneficios de ensueño apostando por "el ladrillo" a lo grande, la mayoría de las Cajas se van a lanzar a un carrusel de locura, cegados por la posibilidad de dar "pelotazos sin fin". CCM, la caja de una región con escaso desarrollo económico, se va a apuntar a todas. En pocos años, la Caja, en vez de invertir en el desarrollo regional, se va a convertir en accionista de Colonial, de Astroc, de Metrovacesa, de Martinsa, de todas las inmobiliarias habidas y por haber. Pero, como en el cuento de la lechera, esos sueños se rompieron con la rotura del cántaro: la crisis hundió en pocos meses uno a uno a esos gigantes, y lo que Moltó compró a 10 euros la acción de pronto vale sólo 10 céntimos, y lo que era la promesa de beneficios millonarios se destapa como un agujero de ¡9000 millones! No es el único desafuero. Luego están los proyectos faraónicos que han de dejar constancia histórica del gobernante de turno y los favores a los "amigos" y "empresas afines" al presidente regional o al partido (favores que siempre retornan en forma de comisiones, regalos, etc.). En el saco de la CCM están algunos de esos proyectos, más que faraónicos, casi lunáticos: como el famoso aeropuerto de Ciudad Real (construido, pero sin vuelos) o la "ciudad de Don Quijote" (por suerte, abortada). Y en lo de los "amigos" la cosa raya en el escándolo: sólo tres "amigos de Barreda" tenían concedidos créditos por valor de un tercio de los fondos propios de la entidad. Los tres estaban relacionados con negocios del ladrillo.Control político, supeditación a los intereses de las nuevas castas de poder regionales, apuesta masiva por el ladrillo, amiguismo, faraonismo, corrupción… ¡eso ha estado gestionando los ahorros populares todos estos años, no al servicio de la gente, ni siquiera de la región, sino de esas castas erigidas en "señores de taifas" que, además, se han dedicado a enfrentar a unos españoles con otros!No puede ser que, ahora, entre todos, tengamos que pagar los desafueros de esa clase política y de sus "gestores financieros". No puede ser que quienes han llevado a la CCM a la quiebra se vayan tan tranquilos a su casa o a otro cargo público. Tienen que rendir cuentas y tiene que devolver todo lo que han robado. Y tienen que ser inhabilitados de por vida de todo cargo público.

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