La bomba de la deuda estalla otra vez

«La oleada de subastas de deuda que se llevarán a cabo la próxima semana en Europa, así­ como las crecientes especulaciones en torno a la necesidad de un rescate para Portugal por sus problemas de financiación, han vuelto a reactivar las tensiones en los mercados de deuda. Las primas de riesgo se han disparado nuevamente y los temores se han trasladado a la renta variable. Y en especial a la Bolsa española»

El calendario de emisiones no dará tregua los róximos días y ejercerá como el mejor indicador posible para calibrar el nivel de confianza de los inversores. El miércoles, el Tesoro luso subastará 1.250 millones de euros en obligaciones a diez años. España celebrará el jueves una subasta de bonos a cinco años, de la que aún no se han hecho públicos los objetivos de emisión. Y el viernes será el turno de Italia, que tratará de colocar 7.500 millones de euros en deuda a un año. Y todo ello, en medio de un clima de crecientes dudas sobre la capacidad de los estados de la periferia europea para hacer frente a sus excesivos déficits. Los analistas prevén en su mayoría que Portugal se va a ver forzada a solicitar ayuda externa, señalada como la posible próxima víctima de la crisis tras la caída de Grecia en mayo y de Irlanda en noviembre, y los especuladores han vuelto a hacer acto de presencia.(CINCO DÍAS) EL PAÍS.- La tregua navideña terminó. Con la vuelta a la actividad habitual de los mercados, regresaron también todos esos miedos y especulaciones que los mueven. El temor a que Portugal sea la tercera ficha de dominó en caer -es decir, en el tercer país tras Grecia e Irlanda que pide el rescate-, ha vuelto a prender el mercado esta semana. De reojo, todos miran a España. EL MUNDO.- La consultora británica CMA situaba ayer a España como el séptimo país del mundo con mayor riesgo de impago de su deuda. Es la primera vez en la historia que nuestro país entra en el top ten de esta clasificación. Otro síntoma más de que el tiempo de las reformas ya no se mide en meses o en semanas. En estos momentos, unos días adicionales de retraso pueden ser letales. ABC.- NO deje que le engañen los discursos oficiales: España está en riesgo de quiebra. En un ámbito tan sensible como el de los mercados financieros, la estabilidad de un país no la mide el modo en que éste se ve a sí mismo, sino el criterio con que lo ven desde fuera. Y la cuestión es que los acreedores no se fían, que no consideran suficientes las reformas adoptadas y los anuncios de otras nuevas, que no contemplan solidez en la escena institucional española y que no encuentran garantías para seguir comprando deuda Deuda. Cinco Días La bomba de la deuda estalla otra vez en las bolsas Los miedos están de vuelta en los mercados. Nada parece cambiar con el nuevo año. Tras el paréntesis experimentado por el letargo navideño, las incertidumbres sobre la deuda soberana de los países de la periferia europea han resurgido con fuerza en los parqués. La oleada de subastas de deuda que se llevarán a cabo la próxima semana en Europa, así como las crecientes especulaciones en torno a la necesidad de un rescate para Portugal por sus problemas de financiación, han vuelto a reactivar las tensiones en los mercados de deuda. Las primas de riesgo se han disparado nuevamente y los temores se han trasladado a la renta variable. Y en especial a la Bolsa española. El Ibex arranca el año tal y como despidió el pasado ejercicio, ahondando en los recortes y con el peor comportamiento entre las plazas del Viejo Continente. El principal selectivo español vuelve a desmarcarse negativamente de sus homólogos europeos. El viernes cedió un 1,46%, hasta los 9.560,7 puntos, y concluyó así la primera semana del nuevo año con recortes superiores al 3%. Mientras, el Euro Stoxx 50 ha sumado un 0,55% en la semana, el Cac francés se ha anotado un 1,6%, el Footsie londinense un 1,43% y el Dax alemán ha ganado un 0,49%. Los detonantes del recrudecimiento de la tensión han sido la inminencia de nuevas subastas de bonos en varios países "periféricos" europeos y el eventual rescate de Portugal, del que se habla reiteradamente en los últimos días. La semana próxima, España Portugal e Italia tratarán de colocar una importante cantidad de deuda. Los inversores se han apresurado a vender sus títulos de deuda, buscando un mayor rendimiento en los nuevos títulos que se emitan. Previamente, una subasta de letras a seis meses efectuada por Portugal el pasado miércoles, en la que se vio obligado a elevar hasta en un 80% el precio respecto a la anterior emisión para colocar 500 millones de euros, encendió las primeras alarmas. Para echar aún más leña al fuego, Michael Barnier, comisario europeo de Mercado Interior y Servicios Financieros, trasladaba una propuesta de la Comisión Europea que no resulta precisamente tranquilizadora para los inversores particulares. En la misma, se propone que los acreedores privados de los bancos contribuyan a financiar el coste de las futuras liquidaciones de entidades, de manera que el peso no recaiga únicamente en el contribuyente, tal y como ha ocurrido en la actual crisis. El calendario de emisiones no dará tregua los próximos días y ejercerá como el mejor indicador posible para calibrar el nivel de confianza de los inversores. El miércoles, el Tesoro luso subastará 1.250 millones de euros en obligaciones a diez años. España celebrará el jueves una subasta de bonos a cinco años, de la que aún no se han hecho públicos los objetivos de emisión. Y el viernes será el turno de Italia, que tratará de colocar 7.500 millones de euros en deuda a un año. Y todo ello, en medio de un clima de crecientes dudas sobre la capacidad de los estados de la periferia europea para hacer frente a sus excesivos déficits. Los analistas prevén en su mayoría que Portugal se va a ver forzada a solicitar ayuda externa, señalada como la posible próxima víctima de la crisis tras la caída de Grecia en mayo y de Irlanda en noviembre, y los especuladores han vuelto a hacer acto de presencia. La presión sobre la deuda del país luso ha ido en aumento y, por extensión, la deuda española se ha visto de nuevo contagiada. Con esta última escalada, la prima de riesgo de Portugal se sitúa cada vez más cerca de su anterior récord histórico, los 459 puntos básicos -100 equivalen a un punto porcentual- que marcó a finales de noviembre. Por su parte, la prima española iniciaba la semana instalada en la calma motivada por el paréntesis del nuevo año, por debajo de los 250 puntos. Incluso, vivió una jornada de verdadera placidez tras la visita del viceprimer ministro chino, Li Keqiang, y el compromiso del gigante asiático de comprar deuda española "a medio y largo plazo" por valor de 6.000 millones. El riesgo país se relajó hasta los 236 puntos, situándose en mínimos de un mes. Sin embargo, esa calma aparente volvía a explotar pasado el ecuador de la semana. La prima de riesgo de España, medida respecto al diferencial entre el bono español a diez años y el alemán del mismo plazo, escaló el viernes hasta los 264 puntos básicos, y la rentabilidad del bono a diez años, utilizados como base para el análisis de la evolución de la deuda pública, subía al 5,52%, su nivel más alto desde 2000. En noviembre, tras el rescate irlandés, rozó los 400 puntos básicos, su máximo desde comienzos de los años 90. Además, el viernes también se conocía un informe elaborado por la consultora CMA en el que se incluye a la deuda española en el ‘top ten’ de los bonos con mayor riesgo de impago a nivel mundial. Todo ello ha repercutido de forma muy negativa en la renta variable. Pese a que el frente macroeconómico ha ejercido de soporte a lo largo de la semana para las Bolsas. Especialmente los datos provenientes del otro lado del Atlántico. El viernes, EE UU informó que en diciembre se crearon 103.000 nuevos empleos netos. La cifra estaba por debajo de las previsiones, pero sirvió para reducir la tasa de paro del 9,8% de noviembre al 9,4%, la lectura más baja desde mayo de 2009. Sin embargo esto no fue suficiente contrapeso ante los problemas de la deuda europea. El Ibex encadenó en la última sesión de la semana su tercera jornada consecutiva a la baja, tras ceder un 1,4%, en línea con el resto de índices europeos. Wall Street también se sumó a las caídas. El Dow se dejó un 0,19%, aunque se anotó un 0,84% semanal. El S&P cayó un 0,18%, si bien ganó un 1,1% en la semana. Mientras, el Nasdaq cedió un 0,25% el viernes, para reducir su ganancia acumulada hasta el 1,9%. Los grandes perjudicados a consecuencia de las nuevas tensiones han vuelto a ser los bancos. BBVA y Santander, que han realizado dos emisiones de deuda estos días, han despedido la semana con descensos del 5,3% y del 4,1%. En el polo opuesto se ha situado Iberia, que se ha comportado como el mejor valor de la semana al revalorizarse un 16%. En cuanto a las divisas, el euro marcó su nivel más bajo frente al dólar en cuatro meses, aunque el billete verde se devaluó tras los datos de empleo. La moneda única bajó a los 1,29 dólares. CINCO DÍAS. 8-1-2011 Economía. El País Los inversores vuelven a la carga con Portugal y amenazan a España Amanda Mars La tregua navideña terminó. Con la vuelta a la actividad habitual de los mercados, regresaron también todos esos miedos y especulaciones que los mueven. El temor a que Portugal sea la tercera ficha de dominó en caer -es decir, en el tercer país tras Grecia e Irlanda que pide el rescate-, ha vuelto a prender el mercado esta semana. De reojo, todos miran a España. Los inversores retomaron sus apuestas a la baja contra la deuda portuguesa y extendieron sus dudas hacia la española tras un final de diciembre en el que las tensiones se había relajado. La confianza que China ha manifestado estos días sobre la deuda española ha tenido un efecto efímero. Las emisiones de deuda que preparan varios países para la semana que viene cargaron más las dudas. Como guinda, la Comisión Europea había propuesto el jueves que los acreedores privados de los bancos contribuyan a financiar el coste de las futuras liquidaciones de entidades, para que el peso no recaiga únicamente en el contribuyente. El termómetro de todas estas dudas es el comportamiento de la prima de riesgo, la diferencia de intereses que se pagan en los bonos a 10 años respecto a los de Alemania, la referencia. Y la prima portuguesa, que despidió 2010 por debajo de los 370 puntos, llegó a tocar ayer los 431, cada vez más cerca de su récord histórico, de 459 puntos. Los bonos se intercambiaban en el mercado secundario con un interés cercano al 7,4% por la mañana, pero después del mediodía acabaron bajando al 7,1%, en línea con los máximos que tocó con la caída de Irlanda, a finales de noviembre. El ministro de Finanzas luso, Fernando Teixeira dos Santos, advirtió el pasado octubre, antes de la caída de Irlanda, que si superaba esta barrera del 7% se corría el riesgo de tener que recurrir a la ayuda de sus socios del euro, aunque después matizó sus palabras. El punto de inflexión de la semana coincidió con la subasta de letras a seis meses que realizó el Tesoro luso el miércoles. Colocó 500 millones de euros pero a cambio de ofrecer una rentabilidad del 3,68%, más de un punto y medio por encima de 2% que pagó en otra subasta de septiembre. Este elevado coste por obtener financiación ha alimentado las expectativas de subidas respecto a la subasta que llevará a cabo el 12 de enero de bonos a cinco y 10 años por los que espera obtener entre 750 y 1.250 millones de euros. La duda es si lo conseguirá. Y, sobre todo, a qué precio. El Gobierno luso afronta unas necesidades de financiación de unos 20.000 millones de euros este año y los fondos no se fían. Ante el recrudecimiento de la crisis, el Banco Central Europeo ha reactivado su programa de compra de deuda adquiriendo títulos de Portugal, principalmente a corto plazo, según informó ayer Bloomberg citando a operadores del mercado. Pero, en contra, Financial Times informó de que el Banco Central de Suiza está rechazando los bonos de Portugal como garantía para prestar dinero entre bancos, lo que demuestra la desconfianza en su futuro financiero próximo. El primer ministro, José Sócrates, anunció ayer que Portugal creció un 1,4% el año pasado, el doble de lo previsto, y el día anterior su Gobierno aseguró que el déficit público bajó del 9,3% al 7,3% entre 2009 y 2010, pero ello no calmó las dudas. Un eventual rescate de Portugal dispara todas las alarmas al otro lado de la frontera: España concentra un tercio de la exposición de la banca en Portugal, bancos y cajas poseen 75.000 millones. Además, el hecho de que otro país europeo tuviese que ser rescatado tiene un impacto por sí mismo, ya que pondría sobre la mesa una conclusión: que todos los instrumentos europeos que se han puesto en marcha no han servido para evitar un nuevo rescate, así que podría haber uno más, explica Sara Baliña, de Analistas Financieros. Ayer, la prima española escaló a 265 puntos, su cota más alta desde el 30 de noviembre, fecha en la que tocó su máximo histórico al rozar los 300 puntos. La visita oficial esta semana del viceprimer ministro chino, Li Keqiang, quien aseguró que su país confiaba en la recuperación económica española y seguiría comprando bonos, ha tenido un efecto efímero: la prima pasó de 248,9 a 237,1 puntos entre lunes y miércoles, pero el jueves subió de nuevo. Los bonos se vendían ayer en el mercado a un tipo de interés del 5,5%, igualando el máximo de diciembre, lo que encarece la financiación del sector privado. El interés subió en prácticamente todos los países. El mal día contagió a la Bolsa. El Ibex 35, el índice más representativo, se dejó un 1,46%, muy influida por el castigo a los bancos (Santander cayó un 2,19%, BBVA un 2,52%, Popular un 2,19%, Sabadell un 2% y Bankinter un 3,36%). En su primer semana de 2011, la Bolsa bajó un 3%. España tiene su primer examen del año a la vuelta de la esquina. El 13 de enero emitirá bonos a cinco años por una cantidad aún por determinar y falta ver qué precio tendrá que pagar por colocarlos. Ese mismo día, también Italia prepara una emisión a medio y largo plazo. Y el 11 es Grecia quien espera obtener 1.500 millones con letras a seis meses. En global, el Tesoro español espera emitir una deuda neta de 47.200 millones de euros este 2011, menos de la mitad que hace dos años, pero contando todos los vencimientos del ejercicio la emisión la deuda bruta a medio y largo plazo superará los 93.000 millones de euros. ¿Lo pondrá fácil el mercado? Juan Ignacio Crespo, director europeo de Thomson Reuters, cree que España aún debe resolver el problema de desconfianza del mercado respecto al éxito de los planes de austeridad y ajuste de déficit fiscal. "Lo que hay es una vuelta a esa normalidad anormal del otoño. España aún no ha logrado que los mercados se fíen". EL PAÍS. 8-1-2010 Editorial. El Mundo La crisis lusa impone acelerar las reformas AÑO NUEVO… prima de riesgo vieja. La española volvió a dispararse ayer a los 269 puntos básicos y se situó en los niveles de noviembre. Esta vez, el repunte se debe al redoblado temor a un rescate de Portugal después de que la rentabilidad del bono luso superara ayer el 7%. Y éstas son palabras mayores para nuestro país porque Portugal está mucho más cerca que Irlanda y Grecia y no sólo desde el punto de vista geográfico. La exposición de la banca española a nuestros vecinos es de 74.000 millones de euros, sumando la deuda soberana y la contraída con entidades privadas -más que los bancos franceses y alemanes en conjunto- y muy superior al riesgo asumido en Grecia -970 millones- y en Irlanda -13.200 millones- en los momentos de sus intervenciones. De producirse el rescate, España se quedaría ya sin ningún escudo protector ante los mercados. Por eso se entiende que el Gobierno muestre su preocupación y esté en permanente contacto con las autoridades comunitarias, el BCE y otros países de la UE para intentar controlar la situación. Aunque los expertos dicen -con razón- que somos too big to fail, es decir, que el propio sistema tratará por todos los medios de evitar un salvamento de España porque no podría pagarlo, las primeras semanas de 2011 son cruciales para el Gobierno, que debe acelerar -e imponer si es preciso- las reformas que necesita la economía española. El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, volvió a quejarse ayer de que la lucha contra el déficit público en la UE «es poco ambiciosa y no va lo suficientemente lejos». Y esta vez, sí, parece que Zapatero es consciente de la urgencia de la toma de decisiones. Al menos de algunas. Se comprometió en Bruselas a aprobar el próximo 28 de enero el retraso de la edad de jubilación a los 67 años y la ampliación del periodo de cálculo de las pensiones y desde ayer el Gobierno está reunido con los sindicatos, más que para llegar a un acuerdo sobre el tema que se antoja imposible, para convencerles de que la única opción es la reforma del sistema para inyectar confianza a nuestros acreedores o una debacle en los mercados. Pero el presidente debería aplicar la misma contundencia en otras medidas que se han quedado a mitad de camino y que precisamente por eso siguen lastrando la credibilidad de su Gobierno ante los inversores. Tiene que finalizar la reforma laboral con el reglamento que acote las causas para los despidos de 20 días y con la modernización del sistema de negociación colectiva. Además, debe emplearse a fondo en el saneamiento del sistema financiero. Se ha avanzado en el proceso de privatización de las cajas, pero no lo suficiente. Las llamadas fusiones frías se han puesto en marcha a última hora y de forma forzada. Todavía no cuentan con equipos cohesionados, no tienen una estrategia de crecimiento, apenas han iniciado los inevitables recortes de costes que lleva aparejada cualquier fusión… y los políticos siguen campando a sus anchas en los consejos de administración de las nuevas entidades. Y lo que es peor, no sabemos la situación real de sus cuentas ni su exposición efectiva al negocio inmobiliario. Por último, pero no menos importante, Zapatero debería convocar ya a los partidos para plantear una redefinición del Estado de las autonomías, verdadera causa del descontrol presupuestario y por el que nos castigan con fuerza los mercados. La consultora británica CMA situaba ayer a España como el séptimo país del mundo con mayor riesgo de impago de su deuda. Es la primera vez en la historia que nuestro país entra en el top ten de esta clasificación. Otro síntoma más de que el tiempo de las reformas ya no se mide en meses o en semanas. En estos momentos, unos días adicionales de retraso pueden ser letales. EL MUNDO. 8-1-2011 Opinión. ABC La cuesta es el año entero Ignacio Camacho NO deje que le engañen los discursos oficiales: España está en riesgo de quiebra. En un ámbito tan sensible como el de los mercados financieros, la estabilidad de un país no la mide el modo en que éste se ve a sí mismo, sino el criterio con que lo ven desde fuera. Y la cuestión es que los acreedores no se fían, que no consideran suficientes las reformas adoptadas y los anuncios de otras nuevas, que no contemplan solidez en la escena institucional española y que no encuentran garantías para seguir comprando deuda. Como además en el mundo de las inversiones bursátiles existe un fuerte componente de volatilidad psicológica, si cae Portugal va a ser muy difícil contener la histeria. La cuesta de enero va a durar todo el año. La primavera se perfila como un momento de delicadeza crucial… si no hay novedades desagradables antes de tiempo. En esos meses España va a tener que pedir fondos para consumar el proceso de saneamiento de unas cajas atragantadas de pasivo inmobiliario. Una especie de segundo FROB, digamos que de quince, veinte, acaso treinta mil millones… que no tenemos. Como inversión puede ser una buena idea porque ese dinero consolidaría nuestro sistema financiero —«el más sólido del mundo», ¿se acuerdan?—, pero no está claro que los prestamistas lo vean así, incluido el Banco Central Europeo. Si no lo dan, malo, pésimo, porque el mentado sistema se puede ir al garete y llevarse por delante, como en Irlanda, al país entero. Y si lo dan, van a exigir medidas cautelares en forma de ajuste (más) duro. Es decir, un rescate o su equivalente político. Ayer se volvió a disparar la prima de riesgo, a cuenta de la zozobra portuguesa, y los sobresaltos van a aumentar. La enorme cantidad de dinero que necesita el Estado para hacer frente a los gastos de la crisis y a su propia incapacidad para autorreducirse ha puesto de hecho la política española en manos de los inversores externos. Ha desnacionalizado la soberanía. Pero es lo que hay. Lo que el Gobierno ha querido que haya. Y ahora Zapatero va a tener que subir una cuesta cuya pendiente aún no asimila y es difícil que pueda contar para ello con la ayuda de un PP encastillado en la tesis de que el propio presidente es el primer problema. Ambos se equivocan; el uno porque minusvalora las dificultades o sobrevalora su capacidad, y el otro porque el problema no es sólo la identidad del líder, sino una crisis institucional y política que se percibe con mucha más claridad desde el exterior. Lo que están viendo ahí fuera es una clase dirigente incapaz de establecer consensos, de adelgazar una estructura pública desmesurada y de dar estabilidad a la nación. Es decir, la clase de lío en el que conviene hacer cualquier cosa menos invertir dinero. La pregunta que los ciudadanos debemos hacernos es si le concederíamos un préstamo a estos políticos. Y ésa es exactamente la que se están haciendo los mercados de deuda. ABC. 8-1-2011

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