Medios de Comunicación

La balanza del poder mediático

La última bocanada de aire fresco ha permitido a Prisa tomar posiciones ante las negociaciones. Al encontrar el aval bancario necesario, bajo supervisión del Santander, y tener a tiro de piedra las negociaciones con Mediapro sobre los derechos futbolí­sticos, la relación de negociación con el Grupo Pearson han entrado en una ví­a con raí­les inteligentes. El grupo británico, propietario del Financial Times y Penguin, a quien asesora el banco de negocios Lazard, quiere la mayorí­a de la que fue y sigue siendo enseña editorial de la familia Polanco, mientras que la familia Polanco solo se ha planteado ceder una participación minoritaria. Los tiburones acuden al olor de sangre fresca.

Las negociaciones, desués de los avales concedidos, han quedado estancadas: “probablemente todo quede en agua de borrajas, porque Pearson quiere el control y esa es una exigencia que en Prisa no tienen asumida. Ni Cebrián ni los hijos del fundador están lo suficientemente maduros como para entender que tienen que vender el negocio que fue el origen de todo el grupo”. Según fuentes del grupo. En Prisa han desaparecido las urgencias que se vivieron semanas atrás…“Ellos se sienten muy contentos con el acuerdo logrado con la banca acreedora, para la refinanciación de la deuda a un año, y están centrados estos días en el acuerdo para la explotación de los derechos del fútbol con Mediapro”. La resolución la conoceremos esta misma semana, pues los plazos se acaban. La editorial sigue siendo el negocio más saneado del Grupo Prisa. En un año como 2008, en que el grupo ganó 83 millones de euros – 56% menos -, el ebitda, o índice de rentabilidad, de Santillana creció un 12%, hasta alcanzar los 134,35 millones. Mientras los beneficios del grupo caían un 88,4% – Prisa ganó 2,93 millones de euros, frente a los 25,18 del mismo periodo del año anterior -, los de Santillana aumentaban un 8,5%, mientras mejoraba su ebitda – “Earnings Before Interest, Taxes, Depreciation and Amortization” – un 14,7%, hasta 47,83 millones de euros. De hecho, cualquier eventual acuerdo con Pearson tendría que pasar por el visto bueno de los bancos acreedores, quienes, como principal reivindicación para dar luz verde a la ampliación hasta el 31 de marzo de 2010 del crédito, la entrega del 100% de Santillana como garantía, algo que Prisa intentó evitar por todos los medios. Al final, además de Santillana, el grupo editorial se vio obligado a aportar como aval Sogecable y Media Capital. Aunque el dogal ya no aprieta de igual modo, la entrada de un socio financiero en Prisa ha sido una de las posibilidades para reducir la deuda que lastra el grupo. Lo que no podrían aceptar es la pérdida del control sobre la empresa o alguno de sus negocios. Las consecuencias políticas – o mejor, las razones de origen – desencadenadas podrían hacer tambalearse la balanza del poder mediático en España.

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