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La Assemblea se mueve

«Ante la actual situación, que es de una enorme trascendencia, la Assemblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural tenemos una propuesta para Catalunya, la propuesta unitaria de la sociedad civil organizada. Os la presentaremos este domingo 19 de octubre en la plaza de Catalunya de Barcelona, a las 12.30 horas». Con este enigmático enunciado, las dos entidades responsables de las principales movilizaciones del mundo soberanista en los últimos años llamaron ayer a sus seguidores a participar en un nuevo acto multitudinario el domingo. El contenido de esa «propuesta unitaria» es, sin embargo, en estos momentos todavía materia de debate interno, puesto que en las cúpulas de ambas organizaciones hay visiones diferentes sobre cómo valorar la propuesta del 9-N alternativo del ‘president’ Artur Mas y, más relevante, sobre si ha llegado el momento de dar un paso para intentar forzar una candidatura conjunta de las fuerzas soberanistas en unas elecciones que se antojan próximas.

La brecha abierta en los últimos días entre CiU y ERC es motivo de especial preocupación para unas entidades que han convertido las apelaciones a la unidad en un mantra de resonancias casi mágicas. La tradicional enemistad entre convergentes y republicanos, rivalidad que adquiere máxime auge en las localidades del ‘rere-país’, donde la adscripción a unos u otros adquiere tintes de lucha social, se ha visto redoblada desde el fracaso de la cumbre del Palau de Pedralbes del lunes. Viendo en peligro la lista conjunta, ambas entidades han iniciado un debate sobre la conveniencia de actuar de árbitros e incluso, si no hay acuerdo posible, de promover una candidatura «de país» con personalidades de la sociedad civil al margen de los partidos.

ENCUENTROS

De hecho, los movimientos en este sentido se iniciaron ya hace unas tres semanas. Según algunas fuentes conocedoras de las reuniones, Carme Forcadell y Muriel Casals se entrevistaron a tal fin con dirigentes de CDC y ERC. Con los convergentes, que anhelan esa lista conjunta como camuflaje a su caída en las encuestas, hubo sintonía. De hecho, ayer, sin ir más lejos, Forcadell almorzó con el número 2 de CDC, Josep Rull, en un restaurante del Eixample barcelonés. En Esquerra hallaron más resistencia. Y las líderes cívicas pusieron sobre la mesa la posibilidad de montar ellas la lista por la independencia.

También se ha observado cierto cambio de actitud en ambas entidades. Por ejemplo, en cuanto al formato de la consulta del 9-N. Si hace unas semanas ambas renegaban de hacer un ‘Arenys 2’, es decir, un acto poco menos que simbólico como se hiciera hace unos años en muchos municipios catalanes, desde que Mas lanzó la propuesta del nuevo 9-N, un proceso participativo, nada han dicho al respecto.

No es un secreto que tanto Òmnium como la ANC, han tenido una relación fluida con el Govern, en especial con el ‘conseller’ de la Presidència, Francesc Homs, su principal interlocutor. Y que buena parte de la directiva de Òmnium proviene de la órbita de CDC.

Todo ello hace que ERC se sienta atenazada por el movimiento de ambas entidades y temen que todo forme parte de la soga que CDC está tendiendo con el objetivo de enlazar a los republicanos y obligarlos a concurrir con la federación. O, al menos, con Convergència.

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