Nuevo acercamiento a un clásico

Jo soc aquest que em dic Ausiàs March

La poesía de Ausiàs March es la del conflicto, y sus versos, admirados por el siglo de oro castellano, posee una intensidad que pocos poetas alcanzaron.

La obra de Ausiàs March, el poeta valenciano que en siglo XV abrió algunas de las puertas de la modernidad literaria, vuelve a ser reivindicada en toda España.

A las jornadas que le dedicó la Fundación Juan March en Madrid, seguirá un congreso internacional sobre su obra en Barcelona. Además, la editorial Cátedra acaba de publicar en su prestigiosa colección Letras Hispánicas, y bajo la dirección del hispanista Robert Archer, la producción completa de Ausiàs March, con traducciones en prosa al castellano de sus versos escritos en catalán.

Sobre el autor valenciano, Archer nos recuerda que “su poesía se encuentra entre lo mejor que ofrece la historia de la literatura española en cualquiera de sus lenguas, y March se nos perfila hoy como el poeta hispano más destacado y conocido antes de Garcilaso de la Vega”.

Demasiadas veces injustamente olvidada, la obra de Ausiàs March nace del turbulento tránsito entre la época medieval y la historia moderna.

Miembro destacado de la baja nobleza, con especiales relaciones con la Corona y dedicado a engrandecer su señorío, era la representación del magnate que debe su fortuna a sus privilegios feudales.

Pero su visión del mundo y de la actuación de los hombres en él, ya no encajan en los límites medievales. Como hizo, en Castilla y en esa misma época, Jorge Manrique, Ausiàs March nos escribe con una sensibilidad que ya reconocemos como moderna.

Desde una Valencia que, ante la decadencia de Cataluña, envuelta en agitadas convulsiones sociales, es el reino más dinámico de la Corona de Aragón y cuna de la época clásica de la literatura escrita en catalán, desde el propio Ausiàs March hasta Joanot Martorell y su Tirant Lo Blanch.

La poesía de Ausiàs March va a ejercer una poderosa influencia sobre el siglo de oro castellano. Tempranamente traducida y difundida a lomos de un nuevo invento capital para la cultura, la imprenta, muchos de los mejores poetas castellanos, desde Garcilaso a Quevedo, desde Boscán a Lope, reconocerán su admiración y deuda con los versos de Ausiàs March.

Uno de los mayores estudiosos de su obra, Joan Fuster, evidenciaba cómo en los poemas de March nos enfrentamos con la dureza, con la oscura tortura de su palabra. Frente al dulcificado fluir de la poesía trovadoresca, en March las palabras y los versos se pelean entre ellos.

No es solo una cuestión formal; Fuster acierta al afirmar que “las cosas que Ausiàs deseaba decir y que dice no admitían una formulación fastuosa, necesitaban mejor ese tipo de lenguaje faticoso e forte, aspro e sotile, de que hablaba Dante”.

La poesía de Ausiàs March es la del conflicto, entre el escolástico que defiende el amor equilibrado y el poeta que sabe que “la carn vol carn, no s´i pot contradir” (la carne quiere carne, y no hay remedio), entre el siervo que habla con Dios y el hombre que nunca puede saciar su voraz apetito de placer y sensualidad.

March es todavía materialmente un señor feudal, pero siente ya como un hombre moderno. Percibe derruida la vieja estabilidad y seguridad medieval, y se enfrenta, con una sinceridad que pocos poetas alcanzan, a nuevos deseos y angustias.

Y de esta batalla surgen versos que golpean. Ausiàs March presentaba sus versos sens alguna art (sin ningún arte) pero eixists d´hom fora sey (surgidos de alguien fuera de sí). No poseía el don de la forma graciosa y la palabra musical, pero sí el de una intensidad poética rotunda e intencionada.

Esto es lo que convierte en extraordinariamente moderna la obra de Ausiàs March, escapándose de la languidez de la poesía trovadoresca, que su propio padre cultivó, y abriendo de par par las puertas de un nuevo tiempo, de una nueva sensibilidad más compleja.

Leer a Ausiàs March es disfrutar de una experiencia poética inolvidable, como lo es acercarse a los versos de Jorge Manrique, su coetáneo castellano. En unos momentos donde se intentan golpear las costuras de la unidad, dividiéndonos y enfrentándonos, la difusión de la obra de este poeta valenciano, admirado por los grandes poetas castellanos, contribuye a que todos reconozcamos como propia la enorme riqueza de una literatura escrita en muchas lenguas, tan propia como plural.

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