El grupo musical británico decidió recurrir a Saville por segunda vez para que ilustrara su último trabajo discográfico, «Journal for plague lovers», que saldrá próximamente en nuestro país. La pintora realizó una excelente obra en protagonizada por el retrato de un niño, cargado de texturas y salpicaduras, que pueden ser interpretadas como sangre. Cuatro de las principales cadenas de supermercados británicas han rechazado colocar el disco en las estanterías porque la ilustración de Saville les parece ofensiva para sus clientes, mientras siguen vendiendo publicaciones pornográficas o revistas de armamento.
Al margen de la olémica, la obra pictórica de Saville, heredera directa del lenguaje de Lucian Freud, sigue ganando enteros gracias e su realismo y a la obsesión por el fiel retrato de la figura humana, excelente recurso creativo, a contracorriente en los tiempos en los que arrasa el arte conceptual y la abstracción. Con 39 años sus obras han lanzado un importante órdago en el mercado pictórico actual, utilizando un retrato lleno de matices, con una riqueza cromática excepcional, conla masa pictórica y la textura como actriz secundaria, y con el ser humano como protagonista indiscutible de cada uno de sus cuadros.El cuerpo se convierte así en el mejor instrumento comunicativo, escenas capaces de provocar, estremecer, y causar admiración tanto por su belleza, como por la dureza de algunos de los gestos que retrata. El desnudo com oel mejor símbolo de la transparencia, la expresión del rostro como el lenguaje más universal para expresar dolor, angustia, ira, belleza o amor.Su pintura es “exquisitamente brutal”, cargada de dureza, pero sin recurrir a la zafiedad o el panfleto ilustrado. Sus imágenes son tan poderosas que la crudeza acaba dejando un cierto dejo de placer. Como elemento recurrente de su obra, Saville tiende a retratar al cuerpo femenino, el cuerpo deformado, el cuerpo mientras es operado, o es llevado a la transexualidad.Podría considerársele una seguidora aventajada del hiperrealismo, pero la británica no se conforma con eso. No le basta con la copia, la perfecta mimetización de una escena, ella va más allá, Saville vuelve poderoso cada uno de los trazos, hace hablar a los colores, dominantemente fríos, y le otorga calidez a la carne que podría parecer inerte. Sus cuadros estremecen, pero aún así hace imposible que podamos apartar la mirada de estas escenas. Sus pinturas hacen que nos replanteemos la necesidad del arte conceptual, puesto que su concepto se desarrolla únicamente con cuerpos, la necesidad de la tecnología, puesto que sus imágenes interactúan de por si solas, y la necesidad de la abstracción expresiva, porque nunca alcanza tanta expresividad como la de sus trazos realistas.Por si fuera poco, no se queda anquilosada en las galerías, y su obra sale “de paseo” merced a colaboraciones como la que ahora ha realizado con los Manic Street Preachers, llevando su arte a las estanterías de los centros comerciales, en forma de portada de disco. Nos da igual que los mojigatos directivos de algunos centros comerciales no quieran mostrar su portada, el órdago ya está lanzado, y su difusión es imparable.