La peor matanza israelí desde el inicio de la guerra

Israel masacra a más de 500 civiles bombardeando un hospital

En el hospital Bautista del centro de Gaza se refugiaban más de 5.000 personas, tratando de resguardarse en lo que podría pensarse que es un lugar seguro, a salvo de las bombas. Un misil israelí se encargó de segar con odio y horror esa suposición. Más de 500 víctimas mortales -heridos, pacientes, niños, mujeres, ancianos, sanitarios- en un instante de fuego, muerte y escombros.

Más de 500 víctimas mortales -otras fuentes elevan la cifra a 800- es el dantesco balance del ataque al hospital Al Ahli al Arabi en el centro de Gaza. Es el más mortífero y sangriento de Israel en la presente ofensiva militar, un crimen de guerra de proporciones gigantescas que echa varios litros de gasolina a un incendio que amenaza a extenderse por Oriente Medio, y que tenía lugar horas antes de la visita de Biden a Israel.

Nunca antes, en ninguna de las numerosas y brutales ofensivas militares sobre Gaza (2008, 2009, 2012, 2014, 2021, y 2022), Israel se había atrevido a perpetrar un crimen de guerra de estas proporciones. Una masacre que dispara unos ya de por sí abultados números de sangre, muerte y destrucción.

En Al Ahli al Arabi, el hospital Bautista del centro de la ciudad de Gaza se refugiaban más de 5.000 personas, tratando de resguardarse en lo que podría pensarse que es un lugar seguro, a salvo de las bombas.

Un misil israelí se encargó de segar con odio y horror esa suposición. Más de 500 víctimas mortales -heridos, pacientes, niños, mujeres, ancianos, sanitarios- en un instante de fuego, muerte y escombros. Algunas fuentes ya elevan la cifra a 800 muertos, pero otras creen que debajo de los escombros los muertos pueden superar el millar.

Negar el crimen de guerra

Tuit de Hananya Naftali, portavoz digital israelí, reconociendo la autoría del sangriento ataque. Luego lo borró

Tras la masacre, Israel lanzó una salva de misiles de posverdad, tratando de ocultar su autoría. Acusando a los propios palestinos -a un lanzamiento fallido de un cohete de la Yihad Islámica- de causar la explosión.

Pero se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. Minutos después de la explosión Hananya Naftali, portavoz digital israelí designado por Netanyahu publicaba un tuit que admitía que Israel bombardeó el Hospital Bautista de Gaza. El tuit fue luego borrado, y sustituido por la «versión oficial» de la autoría yihadista de la matanza.

Múltiples analistas han echado abajo la credibilidad de la versión de Tel Aviv. Los cohetes de Hamás o la Yihad no tienen el potencial de destrucción suficiente como para destruir un hospital. Esa capacidad de muerte está reservada a los misiles de Israel, muchos de ellos de fabricación norteamericana, lanzados desde cazabombarderos y que impactan en el blanco deseado con total precisión. Según el Wall Street Journal, la bomba que usó Israel contra el hospital es la estadounidense MK-84 de una tonelada.

«Es difícil ver qué otra cosa podría haber bombardeado el hospital, realmente, dado el tamaño de la explosión, no puede ser otra cosa que un ataque aéreo israelí o varios ataques aéreos. Nunca vimos explosiones de esa magnitud con cohetes disparados desde Gaza», afirmaba el reportero de la BBC.

«Es difícil ver qué otra cosa podría haber bombardeado el hospital, realmente, dado el tamaño de la explosión, no puede ser otra cosa que un ataque aéreo israelí», dice hasta la BBC

Itamar Ben- Gvir, ministro de seguridad nacional de Israel: «Lo único que necesita llegar a Gaza son cientos de toneladas de explosivos de la fuerza aérea, no ayuda humanitaria».

Por sus hechos los conoceremos. Tras una semana en la que Israel ha bombardeado -cada día- barrios residenciales, campamentos de refugiados, mercados, escuelas y refugios de la UNRWA… y también hospitales, ambulancias y sanitarios ¿por qué deberíamos dudar de la autoría de un gobierno Netanyahu que ha sido capaz de todos estos crímenes de guerra?.

Para disipar cualquier duda, sólo basta con las declaraciones de Itamar Ben-Gvir, ministro de seguridad nacional de Israel y uno de los miembros más fanáticos del ultrasionista gobierno Netanyahu. Tras conocerse el bombardeo al hospital, dijo: «Lo único que necesita llegar a Gaza son cientos de toneladas de explosivos de la fuerza aérea, no ayuda humanitaria».

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Más queroseno al incendio de Oriente Medio

Vídeo del bombardeo israelí.

El brutal ataque ha tenido lugar pocas horas antes de la llegada del presidente norteamericano, Joe Biden, a Israel, en una gira que pretende -supuestamente- mostrar el apoyo de EEUU a Israel al mismo tiempo que la Casa Blanca refrena un conflicto que amenaza con extenderse por todo Oriente Medio, desatando un polvorín de contradicciones que escapen a la capacidad de la superpotencia.

Israel ya está bombardeando el sur del Líbano y ha atacado los aeropuertos de Damasco y Alepo, en Siria, buscando golpear a una milicia chiíi de Hezbolá -alineada, armada y financiada por Irán- cuya capacidad militar es mucho mayor que la de Hamás. Al mismo tiempo, el gobierno de Netanyahu amenaza con ataques directos sobre Irán, acusándolo de ser el autor intelectual de los brutales atentados terroristas de Hamás.

“Las llamas de las bombas estadounidense-israelíes, lanzadas sobre las víctimas palestinas heridas en el hospital de Gaza, van a devorar pronto a los sionistas”, ha dicho el presidente iraní, anunciando lo que puede ser una mayor implicación de Hezbolá en el conflicto.

Por otra parte, las dimensiones del holocausto en Gaza echan varios galones de gasolina a un fuego ya de por sí devorador y están forzando unos «Acuerdos de Abraham» forjados durante la presidencia de Trump entre Israel y países árabes tan importantes como Arabia Saudí, Emiratos Árabes o Marruecos. En todos esos países ya se están produciendo multitudinarias manifestaciones en apoyo a Palestina y denunciando los crímenes de Israel, algo que puede pasar una grave factura a sus élites dominantes y su complicidad con Washington y Tel Aviv.

Las dimensiones de la masacre en el hospital echan varios galones de gasolina a un fuego ya de por sí devorador

Jordania, que también iba a ser una escala de la visita de Biden, se ha negado a recibir al norteamericano en protesta por la masacre del hospital. Y Qatar ha amenazado con dejar de suministrar gas a la UE si occidente no presiona a Tel Aviv para que detenga su genocidio sobre Gaza.

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Biden a Netanyahu: …»Pero mucha gente no está segura»

El presidente de EEUU, Joe Biden, ya reunido con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, está ya en Tel Aviv. Lo primero que ha dicho es: «Estoy aquí, en Israel, para que todo el mundo sepa que apoyamos firmemente a Israel».

Pero a continuación se ha referido, delante de Netanyahu y ante las cámaras, al ataque al hospital de Gaza con estas palabras: “Por lo que he visto, parece que vino del otro lado, no de vosotros, pero mucha gente no está segura”.

Unas declaraciones de doble filo. Por un lado mantienen de cara al público la insostenible versión sionista, pero por otra parte la cuestiona entre líneas, lanzando una advertencia velada a Netanyahu.

Este es el difícil equilibrio que debe mantener Biden. Por un lado, debe cerrar filas con su gendarme y protegerle de la condena y la hostilidad mundial. Pero por otra parte es evidente que la línea Biden tiene contradicciones con un Netanyahu -alineado con Trump y los sectores de la clase dominante norteamericana representados por él- que apuestan por incendiar Oriente Medio para forzar a EEUU a intervenir y recuperar el terreno perdido en estos años de decadencia.

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