Irán busca escapatorias al cerco de Trump

Tras la ruptura del pacto nuclear, EEUU ejercerá una “presión financiera sin precedentes en la historia” sobre Irán. El retorno de las sanciones afecta a todas las compañías extranjeras que hagan negocios en Irán. Entre ellas las europeas, muchas de las cuales han comenzado a hacer las maletas. Sin embargo Pekín, al mismo tiempo que coordina esfuerzos con Rusia y la UE para mantener vivo el acuerdo nuclear con Irán, trata de articular los mecanismos económicos y comerciales para ofrecer una salida a Teherán.

La administración Trump está decidida a cercar y asfixiar a Irán. Una vez roto el pacto nuclear firmado por Obama en 2015, Trump exige a Irán la firma de uno nuevo, con 12 condiciones a cual más leonina. Washington no solo quiere que Teherán renuncie por siempre a la energía atómica y se someta por completo a las inspecciones, sino que renuncie a tener influencia alguna en Oriente Medio: que se retire de Siria o Irak, que deje de apoyar a Hezbolá en Líbano o a los rebeldes huthi en Yemen. Algo inaceptale para cualquier nación, y menos para uno rodeado por los misiles de hasta 12 países hortiles.

“El aguijón de las sanciones se volverá aún más doloroso si Irán no cambia su curso”, afirmó el secretario de Estado, Mike Pompeo. Washington trata de incidir en el enorme talón de Aquiles del régimen de los ayatolás: la base económica. Tras 40 años, la economía languidece no muy lejos del colapso, y las condiciones de vida de amplias capas populares (sobre todo en el campo) son más que precarias. Lo cual, junto a la opresión política de los clérigos chiíes, provoca periódicos estallidos de lucha. El escenario idóneo para que Washington pueda lanzar «revoluciones de colores».

Pero las sanciones decretadas por Trump no se limitan al régimen iraní. Afectan también a todas las empresas que hagan negocios con Teherán y tengan actividades económicas en EEUU. Si no abandonan en el plazo de 180 días sus vínculos con Irán, serán duramente multadas. Esto afecta de forma especialmente directa a gigantes monopolistas europeos que bajo el amparo del pacto nuclear de 2015 habían comenzado a realizar importantes inversiones en Irán, pero que tienen en EEUU sus negocios principales. «La lógica de una empresa es que, si tiene un negocio de 100.000 millones de euros en EEUU, y uno de 20.000 millones con Irán, prefiera conservar el primero, aún a costa de perder el otro», se lamenta un diplomático .

Así pues la petrolera francesa Total, que había firmado con Petrochina un contrato de 4.000 para la explotación del yacimiento iraní del Golfo Pérsico, ha anunciado que se retira. Lo mismo que las compañías alemanas Siemens o Allianz o la compañía danesa de buques de carga Maerks. Se teme que Renault o Airbus sigan sus pasos.

Pero en este cerco hay boquetes. Lo cierto es que el resto de los países firmantes del acuerdo nuclear con Teherán quieren mantenerlo, y les interesa encontrar una manera de evadir las sanciones de Washington. A la cabeza de ellos está China, que es el principal socio comercial de Irán y uno de sus principales compradores de crudo.

En el plano diplomático se han multiplicado las conversaciones entre las cancillerías de Pekín, Moscú, Berlín, París y Londres para convencer a Teherán de que mantenga el acuerdo. En las entrevistas de Merkel y Macron a Putin y Xi Jinping, Iran ha sido el primer tema.

China está coordinando todos esos esfuerzos y ha ofrecido al presidente iraní, el moderado Hassan Rohaní, un puesto de honor en la próxima cumbre de la Organización para la Cooperación de Shanghai (OCS). Rohaní está crecientemente cuestionado por los sectores más duros del régimen de los ayatolás, que piden volver a la carrera nuclear y mostrar un tono más agresivo hacia Washington. Pero Pekín ofrece al presidente iraní, partidario de la vía política, un foro excepcional. En la OCS participan un conjunto de países asiáticos que representan casi la mitad de la población mundial: China y Rusia, las repúblicas exsoviéticas del Asia Central (Kazajistán, Kirguizistán, Uzbekistán y Tayikistán), junto a la India y Pakistán. Mucho tiene que ofrecer este foro en el plano económico a Irán, y más aún con el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda en construcción.

Pekín está estudiando además la forma de ayudar a las empresas europeas a eludir las sanciones estadounidenses. El jefe de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, han anunciado que desempolvarán un reglamento europeo de 1996 para neutralizar los efectos de las sanciones estadounidenses sobre las empresas de la UE.

Moscú, que mantuvo los vínculos comerciales en tiempos de las sanciones occidentales anteriores a la firma del acuerdo nuclear, firmó un acuerdo preliminar con Teherán en el marco de la Unión Económica Euroasiática, que reúne a Rusia y a varias ex repúblicas soviéticas. Rusia busca crear finalmente una zona de libre comercio reduciendo los aranceles en sus intercambios con Teherán durante tres años y permitir a las empresas rusas estar bien situadas para seguir comerciando con Irán.

9 comentarios sobre “Irán busca escapatorias al cerco de Trump”

  • Sobre el gobierno iraní se podrá cuestionar muchas cosas(personalmente no me gusta que las empresas públicas las dirijan los sacerdotes),pero lo que es innegable,es que Irán ha sido y será un valiente y fiel aliado del Frente Antihegemonista mundial,desde la Revolución islámica,dirigida tanto contra «el gran Satán» norteamericano,como en contra de la degenerada e imperialista URSS.En la guerra Irán-Irak,a Saddam Hussein lo financiaban tanto los EEUU como la URSS,para derribar al régiimen,recién nacido de los Ayatollahs.Nada hijos,salid del cerco del gorrino de Trump

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