Cine

Intervención ajena

Recientemente Pedro Pérez, presidente de FAPAE; Gonzalo Salazar-Simpson (AEC) y el cineasta Fernando Trueba, que apadrina la VI edición de Madrid de Cine-Spanish Film Screenings, presentaron los resultados de la recaudación cinematográfica del 2010. Las conclusiones no parecen buenas, aunque la claridad sobre las causas brilla por su ausencia.

Celda 211, Buried, Planet 51… son los títulos de más éxito, ese a que nuestro cine triunfa más fuera del país que dentro. De 90 millones de euros en el extranjero (144 en 2009) a 80,27 millones de euros en casa el pasado año, con 16,3 millones de espectadores.En España, la recaudación en 2010 ascendió a 80,7 millones de euros con 12,9 millones de espectadores. Según los anfitriones del evento “La recaudación ha bajado de 144 hasta 90 debido al efecto de “Planet 51”, que hizo ella sola 50 millones fuera de España. La recaudación de 2010 supone una alegría porque nuestro cine circula, pero también una tristeza porque el apoyo aquí es inferior”Francia, Estados Unidos, Canadá, Italia y México son los principales consumidores de cine español, que en 2010 distribuyó fuera un total de 91 películas, de las cuales el 45% son íntegramente españolas. La realidad es que con 201 películas, España es el sexto país del mundo en número de producciones y el segundo de la Unión Europea, solo por detrás de Francia.De entrada parece lógico que la distribución fuera de nuestras fronteras sea superior al consumo nacional. Frente a 500 millones de hispanohablantes, los 46 millones de potenciales espectadores nacionales no son mercado para competir. Es un problema de cantidad Sin embargo la conclusión principal quedó en términos de “saber vender nuestros productos”. Hasta el punto de que Fernando Trueba afirmara que lo que importa no es ir detrás de los espectadores, sino hacer buen cine.Y aunque en parte tenga toda la razón del mundo, el único criterio realmente fiable del éxito de una obra y su valor es el de la cantidad de gente que la disfruta por voluntad propia. Visto en términos generales y para el campo artístico del que nos ocupamos.Solo la intervención “ajena” puede justificar que las cosas sean de otra manera. Aunque nada se diga el monopolio en la distribución y la cantidad de copias que se emiten son determinantes en el éxito o fracaso de nuestro cine. Es ya un “silencio a voces” que el monopolio de las majors norteamericanas es nuestro “cuello de botella”.Dejando aparte lo que de cierto tiene las afirmaciones de Trueba, como la de “Nada me entristece más que la desaparición de tantos productores españoles, que han hecho películas estupendas, convertidos en meros empleados de las televisiones, que son, en parte, las que dictan el cine, al estar algunas de las privadas en manos extranjeras. Eso sin hablar de la tarta publicitaria, que hemos entregado para mandar el dinero a otros países descapitalizando la única televisión pública comprometida con el cine español. ¡Dramático!”, tanto el control efectivo, como el monopolio ideológico de una forma de hacer cine ajena a la sensibilidad hispana que tanto éxito nos ha dado en multitud de geniales producciones, son los problemas que hay que abordar.

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