El ultraderechista Karol Nawrocki será el nuevo presidente de Polonia. Ha contado con el apoyo explícito de EEUU.
El pasado 2 de mayo Trump invitó a Nawrocki a la Casa Blanca, bendiciéndole bajo el grito de “¡Ganarás!”. Y a pocos días de las presidenciales la Secretaria de Seguridad Nacional de Trump, Kristi Noem -impulsora de las salvajes redadas contra los inmigrantes en EEUU- acudió a Varsovia para apoyar al candidato ultra.
La mancha ultra se extiende por toda Europa, amenazando la democracia y la estabilidad del continente. Pero no ha surgido “espontáneamente”. Alguien la ha creado, dedicando enormes esfuerzos para que avance.
Y todos los hechos nos dicen que el centro difusor de esta “internacional ultra” está en Washington. Muchas de estas nuevas camisas pardas mantienen una escandalosa cercanía con Putin, y todos son arietes del trumpismo en Europa.
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Una ola ultra…
Polonia es un país clave en el este europeo. Lo que allí suceda afecta a la estabilidad del conjunto de la UE.
Cuando en 2023 la coalición liderada por Tusk desalojó del gobierno polaco a los ultras de Ley y Justicia, toda Europa respiró aliviada. Ahora volvemos a mirar a Varsovia con preocupación.
Por un estrecho margen de 400.000 votos, en un país de casi 40 millones de habitantes, el ultra Karon Nawrocki acaba de acceder a la presidencia de Polonia.
Podrá vetar todas las leyes que desee, sumiendo al gobierno de Tusk en la parálisis, y sumiendo al país en una peligrosa crisis política.
Lo que acaba de pasar en Polonia se une a una preocupante catarata de noticias que confirman el avance ultra en todo el continente.
Encabezan gobiernos en tres países de la UE: la Italia de Meloni, la Hungría de Orban y la Eslovaquia de Fico. Y participan en los gobiernos de otros países europeos.
En las últimas semanas, solo el triunfo de Nicusor Dan en Rumania, evitando el gobierno del ultra George Simion, tan trumpista como cercano a Putin, nos ha dado motivos de alivio.

En Portugal la ultraderecha de la Chega, que hace pocos años era residual, ha logrado el 22,5% de los votos, y casi supera a un partido socialista en crisis.
En Países Bajos el ultra Geert Wilders se ha retirado del gobierno, abriendo una crisis política que ya ha provocado la convocatoria de nuevas elecciones. Wilders aspira a ser el próximo presidente.
Los neonazis de AfD, los ultras del Frente Nacional en Francia o el hiperreaccionario Reform de Nigel Farage en Reino Unido, suben en todas las encuestas.
Y en España el Madrid Ecomic Forum -organización que defiende el capitalismo más salvaje- acaba de organizar un nuevo aquelarre ultra con la presencia de Milei como personaje estrella.
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… con mentores norteamericanos
Enric Juliana, uno de los más reputados analistas políticos, titula de forma explícita su valoración del triunfo de Nawrocki: “Trump gana las elecciones presidenciales polacas, golpe para la UE”.

Detrás del auge ultra en Europa hay un impulso que viene desde Washington. Sucedió durante el primer mandato de Trump, en el que se empezó a formar una “internacional ultra” apadrinada por Steve Bannon. Y ha vuelto a pasar, en una dimensión mayor, con el retorno de Trump a la Casa Blanca.
El húngaro Viktor Orban es uno de los máximos y más claros exponentes de esta ultraderecha trumpista. Mantiene unas relaciones más que cercanas con la Rusia de Putin, pero sobre todo está íntimamente conectado a los círculos norteamericanos más reaccionarios que impulsaron la candidatura de Trump. Se ha asociado con el movimiento Maga (el ariete de la “guerra cultural” ultra en EEUU), y financia un Instituto Danubio que conduce a la fundación Heritage, uno de los think thanks más ultras de EEUU, que inspiró parte del programa de Trump. Y encabeza en el parlamento europeo el grupo Patriotas Europeos, donde se encuadra parte de los ultras más trumpistas, entre ellos Vox.
Sembrar Europa de partidos ultras, que accedan al gobierno o al menos que tengan una importante influencia política en cada país, forma parte del proyecto de los EEUU con Trump. Son punto de apoyo para imponer una dictadura mundial, por ejemplo respaldando abiertamente el criminal genocidio de Israel. Actúan como ariete de un hiper reaccionario programa económico, defendiendo por ejemplo la privatización de las pensiones o la sanidad. Y con su eurofobia encarnan el virus para disgregar la UE, aspiración de Trump para debilitarnos y poder imponernos condiciones más duras.
En Polonia o en España combatir a los ultras es enfrentarse a la dictadura mundial de Trump.