Con una industria turística que representa el 10% del PIB español (es decir, más de 100.000 millones de euros anuales), el desguazamiento de Iberia y su control por British Airways puede suponer un daño tan inmenso como irreparable no solo para trabajadores y usuarios, sino también para las infraestructuras aeroportuarias españolas y para la economía nacional.
La parálisis del gobierno –motivada entre otras razones por las diferencias que al parecer existen en su seno– ante el despido de 4.000 trabajadores y unas medidas que comprometen muy seriamente el futuro de la compañía, no puede calificarse más que como un ejercicio de rendición y entrega de una pieza capital del tejido empresarial y estratégico español. Algo inaudito cuando vemos que incluso la mayoría de países de Tercer Mundo –con un grado de desarrollo infinitamente menor al nuestro y ninguna industria turística digna de tal nombre– mantienen con uñas y dientes sus compañías nacionales de bandera como un activo estratégico.«Las medidas propuestas por AIG es un plan para desmantelar Iberia» Que recordemos, sólo hemos conocido en el pasado reciente un caso similar de dejación y entrega de los intereses nacionales similar: la venta de Aerolíneas Argentinas al ex-presidente de la CEOE Díaz Ferrán en los años que precedieron a la caída de Argentina en el corralito. En una entrevista concedida a la revista de nuestro grupo editorial Chispas esta misma semana, Jorge Carrillo, afiliado a CCOO y miembro del comité de empresa de Iberia denuncia cómo “se están vaciando los servicios de Iberia”, desviándolos hacia los “servicios de pasajeros de British Airways”. El proyecto de IAG de ir suprimiendo los vuelos europeos, con el argumento de que algunos de ellos no son rentables, a lo que lleva, dice Jorge Carrillo, “es a poner en peligro los vuelos de América Latina”, y en consecuencia “a reducir poco a poco Iberia a una compañía nicho”. Es decir reducida a una muy limitada cuota de negocio y sin proyección internacional. Para el comité de empresa de Iberia, lo que busca AIG es que los “pasajeros que vienen a Madrid a volar, se desvíen un 20% para Londres”. Lo que transformaría a “British Airways en una compañía mucho más rentable”. Los trabajadores de Iberia critican a los directivos españoles “que han dejado de ser directivos de Iberia y han asumido someterse a los intereses de British Airways, tanto el señor Vázquez, como el señor Sánchez-Lozano… han decidido que manda Gran Bretaña y obedezco a Gran Bretaña, porque es quien me paga”. Las medidas propuestas por AIG “es un plan por desmantelar Iberia, que están siguiendo estos directivos, que hay que recordar que no tienen ninguna experiencia en transporte aéreo”.Y, en efecto, no tienen ninguna experiencia en transporte aéreo. Pero sí, y mucha, en liquidar grandes empresas españolas y venderlas al capital extranjero. Hay que recordar que el actual presidente de IAG, Antonio Vázquez, presidía Altadis –fruto de la fusión de la española Tabacalera con la francesa Seita– cuando fue vendida a la británica Imperial Tobacco. Por su parte, el consejero delegado de AIG, Rafael Sánchez-Lozano, fue durante años la mano derecha de Blesa en la dirección de Caja Madrid, además de haber trabajado para los bancos norteamericanos JP Morgan y Citigrup. De su trayectoria anterior puede esperarse cualquier cosa. Y ninguna buena.«Nacionalizar Iberia para preservar los puestos de trabajo y diseñar una nueva estrategia de futuro» El Estado español, a través de Bankia y la SEPI es actualmente el accionista mayoritario de AIG, con el 14.76% de las acciones. ¿A que espera para pedir la destitución fulminante de Vázquez y Sánchez-Lozano y la retirada inmediata del plan de desmantelamiento de Iberia? Y si el resto de accionistas principales –entre los que se encuentran gigantes mundiales como el fondo norteamericano BlackRock, el banco británico Lloyds o la aseguradora francesa AXA– no se avienen, hay que denunciar y romper de inmediato los acuerdos de fusión Iberia-British Airways y nacionalizar la compañía española para preservar los puestos de trabajo y diseñar una nueva estrategia de futuro. ¿Acaso no hizo en 2009 exactamente lo mismo el gobierno británico con uno de los grandes accionistas de AIG, el banco Lloyds, del que actualmente posee el 65% de las acciones, para preservar un activo estratégico nacional? ¿Por qué ellos si pueden hacerlo y nosotros no? ¿Quién lo ha dicho?Que ni gobierno, ni empresarios ni medios de comunicación digan una palabra sobre el desmantelamiento de Iberia y dejen solos a los trabajadores en la numantina defensa de sus puestos de trabajo y de preservar el carácter nacional de una empresa estratégica para el país, muestra bien a las claras su condición servil ante el auténtico saqueo y expolio exterior que estamos sufriendo con su complicidad y complacencia.