Acuerdo España- India

Mirando a la ciencia emergente

La cooperación con paí­ses emergentes es un buen camino para generar ciencia, riqueza y empleo. La dependencia de las viejas potencias occidentales nos ha llevado a un callejón sin salida

Áreas sensibles

Los acuerdos que España viene adoptando con India para promover y financiar la I+D+i afectan a áreas en las que España tiene ya un cierto potencial reconocido y de las que podría desprenderse un plan de crecimiento productivo.

En concreto, el nuevo acuerdo firmado por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) y el Departamento de Ciencia y Tecnología del Gobierno indio establece una serie de áreas prioritarias para la colaboración mutua, tales como la energía y el cambio climático, el medio ambiente, las tecnologías de Información, la salud, la nanotecnología o el ámbito aeroespacial.

Este acuerdo se suma a los proyectos ya existentes entre India y España para potenciar la biotecnología y las energías renovables y al Memorando de Entendimiento que desde 2007 promueve la cooperación entre investigadores y científicos españoles e indios. Gracias a ello, España ha participado como país invitado en BioAsia, el mayor foro de biotecnología que se organiza en la región Asia-Pacífico- donde confluyen empresas biotecnológicas y farmacéuticas, capital riesgo, políticos, académicos, etc.— procedentes de decenas de países.

Los tres proyectos seleccionados de la primera convocatoria en el ámbito de biotecnología entre el CDTI y el Departamento de Biotecnología indio son: «El ritmo de crecimiento económico de esta zona es poco menos que milagrosa (36,5%)»

Aptafood, centrado en biosensores para detectar toxinas alimentarias. Este proyecto lo desarrollan los laboratorios gallegos CIFGA y el Instituto Central de Investigación de Tecnología Alimentaria indio (CFTRI). Laboratorio CIFGA es una empresa químico-farmacéutica con sede en Lugo cuyo principal campo de actividad se haya orientado hacia la biomedicina, concretamente a través de la investigación y desarrollo de posibles fármacos innovadores de origen marino. Estos laboratorios se especializaron en el cultivo de microalgas y la obtención, a partir de éstas, de biotoxinas marinas puras. Esto le permitió impulsar una nueva línea de negocio centrada exclusivamente en la consecución de dichas toxinas y su comercialización como estándares en controles sanitarios de rutina sobre alimentos procedentes del mar, pesacados y mariscos. Los estándares o patrones de estas biotoxinas son la referencia clave para determinar la cantidad de compuesto tóxico que contienen estos alimentos y evaluar, de este modo, si son aptos o no para el consumo humano. Es la primera compañía de Europa capaz de proporcionar material de este tipo con garantía de calidad.

Naturindia, cuyo objetivo es desarrollar extractos nutraceúticos y complementos alimenticios. Este proyecto se desarrolla entre la empresa PLAMECA, Plantas Medicinales de Cataluña, y la compañía india Natural Remedies. La empresa catalana fue creada por experimentados cultivadores y recolectores de plantas medicinales y en 2001 entró como socio principal Suanfarma SA, una compañía multinacional farmacéutica española que nació gracias a la Ley de Medicamentos Genéricos de 1993 y con la que ha iniciado un plan de expansión internacional. SUAN FARMA comercializa y distribuye intermedios y materias primas para diferentes sectores industriales en más de 60 países, así como desarrolla medicamentos genéricos.

Funfrut, que desarrolla una nueva tecnología para la producción comercial de zumos de frutas sin azúcar. En este proyecto participa la española Bioopolis y las indias Loyola College y TVN Health Products. Biopolis es una compañía biotecnológica que ofrece servicios de investigación, desarrollo y producción a los sectores agroalimentario, farmacéutico, químico y energético.

Son sólo pinceladas del potencial que podría desplegar España si tuviera un proyecto de desarrollo propio y de vincular el conocimiento a la producción. «Pinceladas del potencial que podría desplegar España si tuviera un proyecto de desarrollo propio»

Valle del Genoma

Sin duda la estrella de la relación con India es la biotecnología. Como potencia emergente, India es no sólo un socio sino un ejemplo a seguir. Además de crear en la ciudad de Bangalore su particular Sillycon Valley, India ha convertido la ciudad de Hyderabad, en el centro del país, en el “Genome Valley” (Valle del Genoma), 600 kilómetros cuadrados que albergan empresas biotecnológicas. El ritmo de crecimiento económico de esta zona es poco menos que milagrosa (36,5%) y rindió, el año pasado, unos ingresos de 1.000 millones de dólares. Se prevé que las firmas indias del sector facturarán en un par de años casi 5.000 millones de dólares gracias al crecimiento de los ingresos biofarmacéuticos y los de investigación clínica. El capital humano está compuesto por una gran cantidad de profesionales altamente cualificados, formados en universidades indias y doctorados en centros europeos y estadounidenses (el 40% del personal de Sillycon Valley en California es de origen indio). Frente a los recortes y la fuga de cerebros que sufre España, India tiene ya 3 millones de científicos y técnicos y casi un millón de ingenieros que hablan inglés.

EREs y vacunas, caminos opuestos en la lucha contra el cáncer

Recientemente saltó a los medios la noticia del fichaje por el gobierno vasco del investigador valenciano Rafael Pulido, director durante quince años del laboratorio de Biología Molecular del Cáncer y que fue despedido en el ERE del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) de Valencia. El ERE (noviembre de 2011) acabó con las dos únicas líneas de investigación en cáncer que había en el CIPF. Rafael Pulido trabajaba en la posible relación de las enfermedades neurodegenerativas con el cáncer, en cáncer de mama y supresores tumorales. Aunque aquí se sigue produciendo mucho sobre cáncer, el ERE valenciano es sintomático de los nuevos aires que circulan por la investigación española. Por el otro lado, también recientemente saltó el anuncio de que Cuba había desarrollado su cuarta vacuna contra el cáncer. En pocos años la Habana ha producido dos productos específicos, dirigidos a blancos tumorales: CIMAher (Nimotuzumab), un anticuerpo monoclonal humanizado para el tratamiento del cáncer de cabeza y cuello, y CIMAVax, contra el cáncer de pulmón avanzado. Y otros dos de soporte: son Epocim, la eritropoyetina humana recombinante, que se emplea en el tratamiento de anemia, insuficiencia renal crónica, sida y pacientes oncológicos bajo quimioterapia; y LeukoCIM, el factor estimulante de colonia granulocíticas, que se aplica a las personas sometidas a quimioterapia citotóxica de enfermedades malignas. Ensayos clínicos en 86 países demuestran que estas vacunas, aunque no curan la enfermedad, consiguen reducir y estabilizar la enfermedad, aportando cantidad y calidad de vida. Cuba exporta estos fármacos a 26 países, y participa en empresas mixtas en China, Canadá y España. Importante recordar que en 2006, cuando la OMS lanzó un SOS para producir vacunas contra la meningitis A y C que azotaba 23 países del llamado “cinturón de la meningitis” de África, la alianza entre Cuba y Brasil fue la que permitió la creación de la vacuna vax-MEN-AC, cuyo precio rebajaba los cerca de 20 dólares de la vacuna comercializada por Sanofi-Pasteur (Francia) a menos de 95 centavos. Desde entonces se han producido 19 millones de estas vacunas.

Bocadillo 1

Bocadillo 2

Deja una respuesta