El ex jefe de ETA "Txapote", condenado por ordenar el asesinato de López de Lacalle

Ibarretxe puso el nombre en la diana

«ETA dispara a quien Arzallus calumnia e Ibarretxe y Eguibar apuntan». Esta consigna podí­a leerse en folios que repartieron varios de los asistentes a la concentración de repulsa contra el asesinato de José Luis López de Lacalle, en mayo del año 2000. Ahora, la Audiencia Nacional ha condenado a 30 años de prisión al ex jefe militar de ETA, Francisco Javier Garcí­a Gaztelu, «Txapote», por ordenar el asesinato del periodista y miembro de la rebelión democrática. Pero no debemos olvidar quién señaló el objetivo a ETA, quien escribió el nombre de López de Lacalle en el centro de la diana.

El asesinato de Lóez de Lacalle marcó un antes y un después en el movimiento de rebelión democrática vasco contra el fascismo étnico. López de Lacalle había militado en el PCE y CCOO, sufriendo prisión bajo el franquismo. Y el 7 de mayo del 2000 fue ejecutado por los escuadrones de la muerte de ETA. Pero, sobre todo, la rebelión democrática comenzó a situar a los Ibarretxe y Arzallus como enemigo principal en la lucha contra el fascismo. El entierro de López de Lacalle, y la posterior manifestación, fueron un acto político antifascista. Se cantó la Internacional puño en alto, se gritó “¡Libertad!”, y se señaló a Ibarretxe como responsable del terror. Un grupo de militantes de CCOO exhibieron una pancarta contra Arzallus, Ibarretxe fue increpado en la manifestación, con gritos que pedían su dimisión. Y en San Sebastián, miembros de “Denon Artean” se manifestaron ante la sede del PNV exigiendo la dimisión del lehendakari. ¿Era exagerado gritar “ETA mata a quien Arzallus calumnia e Ibarretxe apunta”? López de Lacalle era periodista, y utilizaba su columna como un altavoz contra el fascismo étnico. Días antes de que lo asesinaran, Arzallus había declarado que “con la Legión Cóndor y con toda la morería que trajeron nos vinieron encima y nos arrasaron (…) Hoy nos quieren acorralar a golpe de medios de comunicación (…) hay una Brunete mediática”. López de Lacalle era un activo miembro de la rebelión democrática, cristalizada en organizaciones como Foro de Ermua y Basta Ya. Arzallus colocó con sus incendiarias declaraciones a la rebelión democrática en el centro de la diana de ETA. Les acusó de “crear un clima en el que la guerra sucia tendría lógica”, de “estar pagados con fondos reservados”, les comparó con ETA, afirmando que “Basta Ya es el reverso de la moneda del radicalismo que hay en este país”. Y, cuando destacados miembros de la rebelión democrática señalaron a Arzallus e Ibarretxe como máximos responsables del terror, Arzallus arrojó una nada velada amenaza: “Guardaremos muy dentro de nosotros lo que hemos visto y oído, y puede que algún día se arrepientan de lo que han dicho y hecho”. No es extraño que Rosa Díez, horas después de que ETA asesinara, también en Adoain, a Joseba Pagazaurtundua, miembro de Basta Ya, denunciara en voz alta: "Quiero que todos lo oigan: Javier Arzallus es un cobarde, él no cogerá una pistola, pero aquí, ante ustedes, les digo que si alguien la coge, quiero que sepan que él es el responsable del asesinato, él, Javier Arzalluz, presidente del PNV". Es una buena noticia que el verdugo, “Txapote”, pague por su crimen. ¿Pero no deben responder ante la justicia los Arzallus e Ibarretxe?

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