Rebelión en Marruecos

Hussein Majdoubi

Hussein Majdoubi es corresponsal de periódico Al Qods al Arabi, en España

Le regunto primero por Libia. ¿Cómo valora el bombardeo sobre Libia? Todo el mundo está en contra de la guerra y de las intervenciones militares, pero en el caso de Libia la situación es muy sensible, porque en Libia tenemos un régimen dispuesto a matar al pueblo para mantener el poder. Desgraciadamente Libia no tiene una clase política como Egipto, Túnez o Marruecos. Tampoco existe una sociedad civil activa, porque Gadafi la desmontó e impidió su desarrollo. Es un caso extraño en las revoluciones en el mundo árabe. La intervención de Occidente y de algunos países árabes, no olvidemos que la Liga Árabe la apoya, ¿es buena o mala?, sinceramente hay que esperar algunas semanas para decirlo. Pero ¿no cree que hay que separar la defensa de las libertades y la democracia, o la intermediación en un proceso como éste, de una intervención que ya ha ido mucho más allá de la creación de un espacio de exclusión aérea?. Además el currículum de EEUU es el que es. Primero hay que ver la opinión pública árabe. La mayoría de las opiniones que yo he leído hablan en favor de la intervención. Algunas en páginas webs de prestigio como Al Jazeera, que habla de un 70% de apoyo de la opinión pública a la intervención. Una de las figuras más destacadas del Islam político que es el jeque Yousef al-Qaradawi salió el domingo pasado para apoyar la intervención militar. Existe un discurso que dice que Occidente interviene en Libia por el petróleo. Los países árabes tienen petróleo pero no democracia, y los árabes ni tienen petróleo ni tienen democracia, por lo que estamos en una situación muy complicada. La opinión pública árabe no está de acuerdo pero acepta esta intervención como “un mal menor”. Pero ¿por qué no va a ser posible intervenir para defender la democracia sin justificar una intervención militar extranjera?. Desde luego los que defendemos la democracia no tenemos una trayectoria de violación de la soberanía de otros países, como sí la tienen Inglaterra, Francia o EEUU. Es muy conflictivo, porque antes Occidente no intervenía en el mundo árabe para defender la democracia, ésta es la primera vez. Por eso hay una parte de la opinión pública árabe que ve todo esto muy sospechoso. En los últimos cincuenta años Occidente siempre ha apoyado a los regímenes dictatoriales bajo el pretexto de que se enfrentaban al terrorismo, pero no hacían nada contra el saqueo de estos regímenes. Basta ver las cuentas bancarias en Occidente de estos dictadores para comprobarlo. En este sentido el mundo árabe está dividido en dos, aunque la mayoría apoya la intervención como un mal menor. Por eso no hemos visto manifestaciones contra la intervención. Y lo que se piensa es que al final es Occidente quien compra el petróleo y los pueblos no se benefician. Hay que asentar la democracia, la libertad de expresión y un pueblo soberano que elige a sus representantes y puede controlar sus riquezas. ¿Cuál es la situación actual en Marruecos? Existe el movimiento “20 de febrero”, que es cuando los marroquíes salieron a defender la democracia. El día 20 de marzo los marroquíes salieron en 50 ciudades a reivindicar una monarquía constitucional y decirle al Rey que no querían más corruptos en el Estado. Parece que el Rey hizo un discurso lanzando el mensaje de que va a sanear el panorama político y reformar la Constitución. Pero la gente exige más: una asamblea constitucional para redactar incluso una nueva Constitución, pero no un grupo nombrado por Mohamed VI. Debe ser el pueblo quien lo haga. ¿Cuáles son las diferencias con el proceso en Túnez y Egipto? Es diferente porque en el proceso que se vive en el mundo árabe no existen las mismas experiencias, cada uno tiene su historia. Marruecos siempre se caracterizó desde la época de Mohamed II por tener un margen muy estrecho para una cierta democracia muy vigilada y muy controlada. Igual que en otros países monárquicos como Jordania, la gente está por una monarquía constitucional. Las revoluciones nos están sorprendiendo. El asunto tiene dos vertientes. Una es la de Túnez o Egipto, en la que los presidentes ya no pueden nombrar a sus hijos como herederos… repúblicas monárquicas, con presidentes de dos mandatos de cuatro años. Y la otra es la de las monarquías, que solo tienen una sola salida, reformarse o desaparecer. ¿Quién compone el movimiento ciudadano? El movimiento “20 de febrero” está compuesto por diferentes actores. No hay un partido que lo encabeza, hay jóvenes, liberales, progresistas, gente de izquierdas, religiosos, comunistas… . Lo importante es que la gente que obligó a pronunciar el discurso del 20 de marzo, los activistas, son gente que está fuera del sistema político. En Marruecos hasta el 85% no suele votar. Esto es lo que representa el movimiento. Solo la Izquierda Socialista Unificada, de las fuerzas oficiales, apoyó las manifestaciones. Haya una revolución pacífica o violenta siempre surgen nuevos actores políticos, y en el caso de Marruecos los activistas del “20 de febrero” tienen que pensar muy bien en el futuro, porque la gran decepción sería encontrar de nuevo a los partidos clásicos que se adaptan y vuelven a gobernar el país. ¿Cuál es la reacción del Régimen? Lo están viviendo con gran preocupación, porque este cambio es como un tsunami democrático. No se puede ver esto como un partido de fútbol con un tiempo determinado, no sabemos lo que puede durar. De lo que sí podemos estar seguros es de que va a cambiar el mundo. En mi opinión el Régimen no está actuando de forma inteligente. Si no se decide a llevar adelante las reformas necesarias habrá sorpresas en el futuro. Volviendo al papel de EEUU, ¿qué piensas de las denuncias en torno a la intervención norteamericana con el objetivo de dirigir las revueltas y asegurarse gobiernos fieles? Occidente interviene en América Latina, en África… en el mundo árabe. Pero cuando tú tienes un pueblo que se levanta, la intervención extranjera ya no puede tener efecto. Estoy en contra de ese discurso, porque no se pueden leer estos acontecimientos en claves del pasado. El papel de la intervención extranjera es insignificante. El levantamiento de los pueblos es como un tsunami, aunque siempre estarán las intervenciones extranjeras. Como pasó en gran parte de América Latina, el problema es quién quiere el pueblo que les gobierne. Ese gobernante debe saber que está representando a la ciudadanía, y si hace pactos con las fuerzas extranjeras sabe que puede ir fuera. Hay nuevas claves y nuevos mecanismos. Por ejemplo, la sociología en el mundo árabe tenía una máxima sagrada y es que cualquier levantamiento tenía que ser dirigido por los integristas, y de repente tenemos a los movimientos islamistas con un papel insignificante o incluso en contra de las manifestaciones. Ahí lo tienes.

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