¿Dónde está la estrategia para el éxito en Libia?

«El problema es que la guerra en Libia está lejos de terminar, incluso aunque el gobierno esté entregando el mando a la OTAN. Obama dijo que «los Estados Unidos desempeñarán un papel de apoyo» a partir de ahora, y «el riesgo y el costo de la operación… se reducirán significativamente» Pero también reconoció que a menos que el señor Gadafi se retire del poder, «Libia seguirá siendo peligrosa», el rescate humanitario que el presidente celebró será débil – y las fuerzas estadounidenses pueden ser necesarias otra vez.»

Lo que ha desaarecido de la dirección de Obama es una estrategia que no se base en la buena fortuna – un golpe repentino, un inesperado avance de los rebeldes, o un poco probable acuerdo político para la salida del Sr. Gadafi. El presidente no se equivoca al tratar de limitar los costos y riesgos de la intervención en Libia cuando las fuerzas de EEUU están siendo desplegados en otros dos países musulmanes y una crisis fiscal presiona al país. Pero una política que limita la participación estadounidense a costa de no resolver la crisis de Libia sólo puede conducir a mayores costos y peligros. (THE WASHINGTON POST) DIARIO DEL PUEBLO.- Antes de 2003, el salario mensual de un joven trabajador emigrante se mantenía en unos 600 yuanes ($91.5). Después de 2005, sus salarios medios mensuales sobrepasaron los 1.000 yuanes, un aumento de más de 60 por ciento en cerca de dos años. En medio de la crisis financiera global, los salarios mensuales de los trabajadores emigrantes chinos experimentaron un aumento interanual de entre 10 a 20 por ciento. Por consiguiente, muchos analistas afirman que China está perdiendo su ventaja de oferta laboral barata y que la competitividad de la nación está comenzando a declinar. ¿Cuánto hay de cierto en ello? EEUU. The Washington Post Obama y Libia: ¿dónde está la estrategia para preservar el éxito? Para el momento en que el presidente Obama se dirigió al país la tarde del lunes para hablar de Libia, la misión levaba ya nueve días – y se pudo apuntar algunos éxitos claros. Los Estados Unidos, dijo, "hemos trabajado con nuestros socios internacionales para movilizar una amplia coalición, asegurar el mandato internacional para proteger a los civiles, detener a un ejército que avanzaba, evitar una masacre y crear una zona exclusión aérea." De hecho, hay muy pocas dudas de que los primeros ataques aéreos aliados detuvieron un asalto de las fuerzas de Muammar Gaddafi a la ciudad rebelde de Benghazi, que podría haber matado a miles de personas. Obama tenía razón en actuar, y se merece el crédito que reclama. El problema es que la guerra en Libia está lejos de terminar, incluso aunque el gobierno esté entregando el mando a la OTAN. Obama dijo que "los Estados Unidos desempeñarán un papel de apoyo" a partir de ahora, y "el riesgo y el costo de la operación… se reducirán significativamente" Pero también reconoció que a menos que el señor Gadafi se retire del poder, "Libia seguirá siendo peligrosa", el rescate humanitario que el presidente celebró será débil – y las fuerzas estadounidenses pueden ser necesarias otra vez. Por ahora, un cambio de régimen no parece cercano. Mientras que las fuerzas rebeldes han hecho avances alentadores en los últimos días, no está claro que sean capaces de una victoria militar sin el apoyo directo de la OTAN. Esta actuación no está permitido por la resolución de la ONU que autorizó la intervención, y el Sr. Obama reiteró que él no lo apoyaría. "La ampliación de nuestra misión militar para incluir el cambio de régimen, sería un error", dijo. Obama dijo que "persigue activamente" la caída del Sr. Gadafi "a través de medios no-militares." Sin embargo, su descripción de esa estrategia fue poco satisfactoria. Al mismo tiempo que señaló las sanciones financieras y el embargo de armas aplicado al régimen por Naciones Unidas, no aceptó otras medidas, propuestas por Francia, que podrían acelerar la victoria de la oposición: el suministro de armas o el entrenamiento al ejército rebelde, por ejemplo. El presidente repitió el llamamiento para que el entorno del Sr. Gadafi se revuelva contra él. La administración parece esperar que el régimen se desmoronará desde adentro. "Con el tiempo y el espacio que les hemos brindado al pueblo libio, éste será capaz de determinar su propio destino", declaró Obama. Pero, ¿cómo? Lo que ha desaparecido de la dirección de Obama es una estrategia que no se base en la buena fortuna – un golpe repentino, un inesperado avance de los rebeldes, o un poco probable acuerdo político para la salida del Sr. Gadafi. El presidente no se equivoca al tratar de limitar los costos y riesgos de la intervención en Libia cuando las fuerzas de EEUU están siendo desplegados en otros dos países musulmanes y una crisis fiscal presiona al país. Pero una política que limita la participación estadounidense a costa de no resolver la crisis de Libia sólo puede conducir a mayores costos y peligros. Obama llegó a la conclusión de aprobar en términos generales los levantamientos en todo el Oriente Medio y declaró que "este movimiento de cambio no puede volver atrás" y que "hay que estar junto a aquellos que creen en los mismos principios básicos" de la libertad y la no violencia. Tiene razón en mantenerse vigilante, y en argumentar que Estados Unidos "puede marcar una diferencia." La intervención de EEUU ha ayudado a marcar esa diferencia en Libia, el peligro es que el afán del presidente de circunscribir la intervención norteamericana puede frustrar, en última instancia, el cambio que él ha refrendado. THE WASHINGTON POST. 29-3-2011 China. Diario del Pueblo Mano de obra barata para rato Zhang Libin La fuerza de trabajo barata continuará propulsando el desarrollo económico chino, pero en lo adelante habrá que atender a la demanda de más trabajadores altamente calificados como exige la industria nacional. Desde que se implementó la política de reforma y apertura hace tres décadas, el desarrollo económico sostenido y acelerado de China se ha beneficiado de las ventajas que le ofrece el flujo continuado de una mano de obra rural redundante. Antes de 2003, el salario mensual de un joven trabajador emigrante se mantenía en unos 600 yuanes ($91.5). Después de 2005, sus salarios medios mensuales sobrepasaron los 1.000 yuanes, un aumento de más de 60 por ciento en cerca de dos años. En medio de la crisis financiera global, los salarios mensuales de los trabajadores emigrantes chinos experimentaron un aumento interanual de entre 10 a 20 por ciento. Por consiguiente, muchos analistas afirman que China está perdiendo su ventaja de oferta laboral barata y que la competitividad de la nación está comenzando a declinar. ¿Cuánto hay de cierto en ello? Personalmente, no estoy de acuerdo. Creo que las ventajas derivadas de una mano de obra barata seguirán vigentes en las dos próximas décadas, durante las cuales, además, el país mantendrá su estatus como nación en vías de desarrollo y economía dual. Como parte de ese panorama no se puede descartar que la mano de obra rural barata siga siendo una ventaja, sobre la cual florezca el crecimiento de la nación. Aunque en la actualidad se elevan los salarios nominales, lo cierto es que no aumentan los costos laborales, pues el índice de crecimiento de la productividad laboral supera al de los pagos. Desde reforma y apertura, la productividad del trabajo de China se ha estado elevando rápidamente, especialmente en el sector industrial. La productividad del conjunto de las empresas estatales y privadas, por ejemplo, arrojó un aumento promedio anual de 16,27 por ciento de 1998 a 2006. Durante el mismo período, el aumento anual promedio de los salarios de los empleados fue de 12.85 por ciento, casi 4 por ciento más bajo que el índice de crecimiento de la productividad laboral. Por lo tanto, el aumento en los salarios no causó incrementos en los costos laborales, sino que, por el contrario, propició una reducción de los costos y un alza en la competitividad económica. Según la actual tendencia del país, las industrias dependientes de mano de obra serán transferidas gradualmente a las áreas centrales y occidentales, donde continuarán desarrollándose por las próximas dos décadas. En consecuencia, los trabajadores emigrantes que marchaban al este pueden encontrar empleo cerca de sus ciudades natales. La cantidad absoluta de recursos laborales de China es enorme. Para 2014, la población total en edad laboral de la nación podría alcanzar los 997 millones, número que ningún otro país puede lograr. En resumen, de lo que China carece, o puede llegar a carecer, no es de mano de obra, sino de una fuerza laboral de calidad. Para solucionar las contradicciones que se forjan a la sombra del mercado de mano de obra, a la vez que se promueve el desarrollo económico, será menester eliminar las barreras institucionales y sistémicas, así como consolidar la protección de los derechos de los trabajadores. DIARIO DEL PUEBLO. 29-3-2011

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