Huelga general en España

«Comisiones Obreras, el mayor sindicato del paí­s, calcula que cerca de un 70% de los trabajadores se han adherido a la huelga. «El seguimiento [de la huelga] admite pocas interpretaciones. Es un éxito incuestionable», dijo en rueda de prensa Ignacio Fernández Toxo, lí­der de CCOO. En otra comparecencia pública, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, señaló que la huelga está teniendo efectos diferentes en cada sector y en cada región. Y apuntó que el Gobierno no dispondrá de datos de seguimiento hasta el final de la jornada.»

Los inversionistas estarán buscando istas por si se produce algún atisbo de cesión popular que pueda hacer descarrilar los planes de austeridad en España, la cuarta economía de la zona euro. Además, el desafío procede de un entorno clave para Rodríguez Zapatero –los sindicatos–, que podría hacer al Gobierno más sensible a sus demandas. Al mismo tiempo, el gobierno de Zapatero, amenazado por el fuerte repunte de los costos del crédito, está atrapado por sus planes de reducir el déficit público a cerca de la mitad. Del mismo modo, cualquier desviación del plan de remodelación de la arcaica legislación laboral en un país con una tasa de paro del 20% –el doble que la media de la UE– podría asustar a los inversionistas. (THE WALL STREET JOURNAL) DEUTSCHE WELLE.- Con motivo de la huelga general en España, preguntamos a un experto alemán y a una sindicalista. Desde análisis diferentes, coinciden: la economía germana planea a largo plazo, a la española le faltan miras de futuro. Hay una frase que estos días los españoles le recuerdan con frecuencia a José Luis Rodríguez Zapatero: en 2007, el presidente declaró que su país había "entrado en la Champions Leage" de la economía mundial. En aquellos tiempos, España todavía crecía a un ritmo del 3,6 por ciento anual, mientras que el crecimiento alemán era del 2,5 por ciento. EEUU. The Wall Street Journal Huelga general en España afecta al comercio y el transporte Gran parte de las zonas industriales paralizadas, la ralentización del transporte y el cierre de algunos comercios son las señas de identidad de la primera jornada de huelga general convocada en España en ocho años para protestar contra las reformas adoptadas por el Gobierno de José Luis Rodriguez Zapatero. Comisiones Obreras, el mayor sindicato del país, calcula que cerca de un 70% de los trabajadores se han adherido a la huelga. "El seguimiento [de la huelga] admite pocas interpretaciones. Es un éxito incuestionable", dijo en rueda de prensa Ignacio Fernández Toxo, líder de CCOO. En otra comparecencia pública, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, señaló que la huelga está teniendo efectos diferentes en cada sector y en cada región. Y apuntó que el Gobierno no dispondrá de datos de seguimiento hasta el final de la jornada. Aclaró además que mientras que un 86% de los trabajadores de los autobuses madrileños había participado en la huelga, sólo un 17% de los empleados del suburbano habían faltado a su puesto.Según datos oficiales, menos de un 10% de los funcionarios de la administración central habría hecho la huelga. Corbacho destacó la relativa tranquilidad de la jornada y señaló que los trabajadores que habían querido acudir a su puesto de trabajo, lo habían hecho, aunque admitió algunos "incidentes". En uno de ellos, un policía efectuó varios disparos al aire en un enfrentamiento en la fábrica de CASA, una filial de European Aeronautic Defence & Space Co NV, al sur de Madrid. Corbacho añadió que la policía ha abierto investigaciones. En torno a la Puerta de Sol, el centro de la capital española y punto en el que terminará la manifestación convocada para las 1630 GMT, muchas tiendas permanecen cerradas y se ven rodeadas de piquetes y grupos de gente que gritan: "¡Reforma no! ¡Huelga general!". Algunos se encaran con los comerciantes que han decidido abrir sus tiendas al grito de: "¡Fascistas!". José Pérez, un jardinero afiliado a Comisiones Obreras, el mayor sindicato español, reconoce que será difícil que el Gobierno dé marcha atrás a unas medidas consideradas por muchos necesarias para sacar el país de la crisis económica y fiscal. "Tenemos objetivos a largo plazo", dijo. El distrito financiero de Madrid –a sólo unos kilómetros al norte– apenas se ve afectado por la huelga, ya que mucha gente ha acudido a su puesto de trabajo y las tiendas han abierto con normalidad. Fuera de la estación de Nuevos Ministerios, unos 50 trabajadores del Metro se concentraron con pancartas pero fueron disueltos rápidamente por la policía. Aena, el gestor aeroportuario del país, dijo que se mantienen los servicios mínimos pactados entre el Gobierno y los sindicatos, que suponen entre el 10% y el 50% de los vuelos domésticos y entre el 20% y el 40% de los internacionales. Una portavoz de Iberia Líneas Aéreas De España SA (IBLA.MC) dijo que el aeropuerto de Barajas no ha registrado incidencias relevantes, ya que la aerolínea informó la semana pasada a los viajeros sobre las cancelaciones de vuelos y les ofreció la posibilidad de cambiar sus vuelos o recuperar su dinero. "Hoy parece bastante normal, dada la situación", dijo. En un comunicado, CCOO dijo que casi todos los trabajadores de la industria metalúrgica y automovilística se habían adherido a la huelga. Los inversionistas estarán buscando pistas por si se produce algún atisbo de cesión popular que pueda hacer descarrilar los planes de austeridad en España, la cuarta economía de la zona euro. Además, el desafío procede de un entorno clave para Rodríguez Zapatero –los sindicatos–, que podría hacer al Gobierno más sensible a sus demandas. Al mismo tiempo, el gobierno de Zapatero, amenazado por el fuerte repunte de los costos del crédito, está atrapado por sus planes de reducir el déficit público a cerca de la mitad, hasta el 6% del Producto Interior Bruto, en 2011, y al 3% en 2013, para devolverlo a los límites impuestos por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE. Del mismo modo, cualquier desviación del plan de remodelación de la arcaica legislación laboral en un país con una tasa de paro del 20% –el doble que la media de la UE– podría asustar a los inversionistas. La expectación generalizada ante la eventual inminencia de una rebaja de la calificación crediticia de la deuda de España por parte de Moody’s Investors Service Inc lastra a los mercados. Se acerca el momento en que Moody’s tendrá que tomar una decisión respecto a España, ya que puso al país en revisión a finales de junio y dijo que tomaría una decisión en tres meses. THE WALL STREET JOURNAL. 30-9-2010 Alemania. Deutsche Welle La economía alemana piensa en el mañana, la española sólo en hoy Luna B. Manaut Con motivo de la huelga general en España, preguntamos a un experto alemán y a una sindicalista. Desde análisis diferentes, coinciden: la economía germana planea a largo plazo, a la española le faltan miras de futuro. Hay una frase que estos días los españoles le recuerdan con frecuencia a José Luis Rodríguez Zapatero: en 2007, el presidente declaró que su país había "entrado en la Champions Leage" de la economía mundial. En aquellos tiempos, España todavía crecía a un ritmo del 3,6 por ciento anual, mientras que el crecimiento alemán era del 2,5 por ciento. España iba a superar en renta per cápita a Italia, a Francia y, en 2010, también a Alemania, adelantaba el mandatario socialista en una entrevista concedida ese mismo 2007, el año en que la tasa de desempleo germana vivió la mayor contracción de su historia reciente, después de llevar varios ejercicios por encima del 10 por ciento, y volvía a situarse en un relativamente cómodo 9 por ciento. Entonces, el desempleo en España se encontraba en el 8,6 por ciento. Hoy, es del 20,09; en algunas comunidades autónomas como Canarias y Andalucía ronda incluso el 30 por ciento y entre los jóvenes se coloca alrededor del 40. El Gobierno ha puesto en marcha una reforma del mercado laboral que entre otras cosas abarata el despido, y planea modificar las pensiones. Este 29 de septiembre, los sindicatos españoles han convocado una jornada de huelga general. En Alemania, mientras tanto, el porcentaje de desocupados oscila actualmente entre el 7 y el 8 por ciento, se firman pactos para garantizar los puestos de trabajo y la economía va creciendo este 2010 un 3,7 por ciento, arrastrando a cifras positivas a casi todo el resto de la Eurozona. En lo que llevamos de año, "se aprecian crecimientos positivos en las mayores economías europeas, salvo en la española", escribe el Instituto Nacional de Estadística en Madrid. Hace una semana en el Senado, Zapatero acusó a la oposición de "ceguera" y aseguró que España ya no está en recesión. "Eso no es cierto", dice Jörg Hinze, del Instituto de Economía Mundial de Hamburgo. "España sigue en plena recesión", opina el experto, y permanecerá allí todavía algún tiempo. Problemas estructurales La clave en la divergente situación económica española y alemana está en la burbuja inmobiliaria, sostiene Hinze: "Aquí no hubo boom inmobiliario y el peso del sector de la construcción en el conjunto de nuestra economía es relativamente pequeño. En España sucede lo contrario, y cuando un ámbito que tiene tanta importancia y del que dependen tantas otras ramas se viene abajo, el desempleo se dispara. Básicamente, la cuestión se puede resumir en que nosotros no tenemos los problemas estructurales que tiene España". Alemania se sustenta en un tupido tejido industrial formado principalmente por pequeñas y medianas empresas. En el índice de competitividad del Foro Económico Mundial, su economía ocupa el quinto lugar; la española el 42. "Pocos países del mundo están industrialmente tan bien posicionados como nosotros: en esta comparación no sólo España pierde, sino muchos otros", puntualiza el economista. El secreto de la fuerza exportadora germana: años de contención salarial para bajar los precios y, sobre todo, fomento de la tecnología punta. Como parte de sus planes de ahorro, Madrid ha anunciado ya que recortará las subvenciones a I+D, desatando airadas críticas internas. Pero, "más importante que las partidas del Gobierno es que las empresas mismas destinen fondos a innovar", indica Hinze. "En Alemania fue precisamente en los años de crisis cuando las compañías realizaron mayores inversiones en investigación. Así, una vez mejoró la situación, estuvieron listas para medirse en el mercado internacional", continúa el experto, que no espera que algo similar ocurra en España. Tampoco ahora que las cifras son buenas se duerme Alemania. Pese a que los pronósticos pintan cada vez mejores, Berlín ha presentado un plan de recorte del gasto público que no alcanza, eso sí, las dimensiones del español: no se tocan los salarios de los funcionarios ni las pensiones y la tijera se mete menos a fondo en las prestaciones sociales. "En Alemania no se persigue reducir el déficit actual para tranquilizar a los mercados, sino lograr que éste se acerque a cero en el año 2016", explica Hinze. No dejar a las próximas generaciones un país endeudado se encuentra entre las principales preocupaciones económicas de los germanos. "Nuestra deuda sigue siendo, con respecto al Producto Interior Bruto, superior a la de España", recuerda el economista, "el problema de España es que las dificultades estructurales de su economía hacen preveer que el endeudamiento va a crecer. Las tasas de desempleo van a mantenerse altas bastante tiempo y eso elevará el gasto". Mentalidad de usar y tirar Tampoco Angelica Jiménez, del sindicato alemán IGM, uno de los principales del país, le pronostica nada bueno al índice de desempleo en España. "La cuestión es que faltan puestos de trabajo. Y abaratando el despido no se consigue más ocupación", dice, y entiende que los compañeros en el sur de Europa hayan decidido salir a la calle. Un 20 por ciento de desempleo es "un fracaso total", que no sólo le va a costar a las arcas del Estado, sino también a la sociedad: "son muchísimos jóvenes los que están perdiendo su nivel de profesionalidad", advierte. También eso le restará competitividad a la economía hispana. Algo de lo que Jiménez no cree que el empresariado español sea consciente. "En Alemania, las directivas valoran mucho más la mano de obra cualificada, y eso se ha demostrado en esta crisis, en la que se ha echado mano de cuanto recurso había disponible para mantener las plantillas. Porque el empresariado alemán planea a medio y largo plazo, y para eso necesita saber con qué personal cuenta", explica la sindicalista, "en España, la mentalidad es más de usar y tirar. Muchas empresas no son realmente emprendedoras y sólo buscan el beneficio rápido. En cuanto los ingresos se contraen, echan a la gente sin pensar en que quizás la necesiten dentro de unos meses". Pero no sólo entre las compañías ocupa la cualificación en Alemania un lugar más destacado que en España. La importancia que socialmente se le concede a las profesiones manuales es aquí mayor, y se requiere una formación para la práctica de cualquiera de ellas. "Hasta para ser panadero se exige un título", recuerda Jiménez, "en este ámbito los españoles han hecho avances, pero no al ritmo deseado". Entre patronal y sindicatos no reina en Alemania el idilio. La cultura es, simplemente, diferente. "En Alemania no están permitidos las huelgas generales. Los paros se llevan a cabo dentro de marcos muy reglamentados y sólo durante la negociación colectiva", explica Jiménez, "sin embargo, nosotros tenemos unos instrumentos legales mucho más potentes que en España, disponemos de más opciones a las que recurrir a la hora de defender los derechos de los trabajadores". Economistas como Jörg Hinze opinan que el mercado laboral español es demasiado rígido. "Con un 30 por ciento de temporalidad como había en España, los empresarios no se podían quejar de que despedir fuera caro, porque con no renovar los contratos ya les bastaba", contraargumenta Jiménez. La temporalidad es otro de los problemas: "la gente trabaja tres meses en un sitio, tres meses en otro, seis meses en un sector, seis meses en el siguiente. Eso provoca inseguridad. Y es malo para la economía porque, cuando empiezan a manejarse bien en un oficio, tienen que irse". Segura está la sindicalista de que la reforma laboral presentada por el Ejecutivo de Zapatero es la respuesta equivocada. "Lo único que va a conseguir es generar más desempleo", asegura, "en lugar de eso, el Gobierno español debería ocuparse de las asignaturas pendientes: inversión, innovación y cualificación". DEUTSCHE WELLE. 30-9-2010

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