Holanda aguanta el empuje del Nexit

La victoria de la ultraderecha de Wilders no ha sucedido, aunque un terremoto político ha agrietado profundamente el sistema de partidos neerlandés

Las urnas en Holanda han dado finalmente el gobierno al actual primer ministro, el liberal de derechas Mark Rutte, mientras que Geert Wilders, el candidato racista y antieuropeísta que llegó a liderar las encuestas, no ha conseguido un triunfo que habría podido precipitar el ‘Nexit’ -la salida de Holanda de la UE- y una nueva crisis para Europa. Sin embargo la ultraderecha quedan como segunda fuerza política, mientras que la socialdemocracia -desacreditada por su apoyo de gobierno a Rutte- practicamene desaparece. Su nicho en la izquierda lo ocupa con fuerza ascendente Los Verdes.

Las cancillerías europeas, en especial Berlín, han respirado aliviadas. Después del Brexit y las turbulencias que suponen la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, el triunfo de la ultraderecha holandesa -el Partido de la Libertad (PVV) de Geert Wilders- con su promesa de que Holanda abandonaría la UE hubieran creado una crisis formidable, con repercusiones inmediatas en las elecciones francesas y alemanas, donde los partidos hermanados al PVV, el Frente Nacional de Marie Le Pen y Alternativa para Alemania (AfD), se frotaban las manos.

Tal cosa no ha sucedido, aunque un terremoto político ha agrietado profundamente el sistema de partidos neerlandés. El VVD de Rutte ha ganado las elecciones, pero con un 21% de los votos y 33 escaños, perdiendo 9. La ultraderecha -frenada por una gran movilización del electorado en una jornada de alísima participación (82%)- se queda en 20 escaños y un 13% de los votos, pero avanza notablemente. Con 19 escaños quedan los cristianodemócratas y los liberales de izquierda. Rutte deberá entenderse con 4 ó 5 fuerzas para poder gobernar.

La tierra se ha abierto bajo los pies del socialdemócrata PvdA que pasa de 38 a 9 escaños, pagando carísimo el pacto de gobierno con la derecha liberal de Rutte, visto como una auténtica traición por una buena parte de su electorado. Votos que cosechan los ecologistas de Groenlinks, que han cuatriplicado sus votos y han cosechado el ascenso electoral más contundente, pasando de 4 a 14 asientos en el Parlamento.

A pesar de rentabilizar el tsunami euroescéptico y de alimentar el odio islamófobo, la ultraderecha tiene un poderoso techo. Es poco pensable que el grueso de la clase dominante holandesa apueste por el PVV y en Néxit. Sin embargo, los partidos xenófobos y eurocentrífugos parecen haber cobrado fuerza tras la salida de Reino Unido y el triunfo de Trump. La línea actual de la Casa Blanca está interesada en deshilachar las costuras de Europa, e incluso la Rusia de Putin ve con buenos ojos a partidos como el de Le Pen o Wilders. Los próximos embates en Francia y Alemania revelarán qué empuje real tiene esta tendencia en Europa.

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